Ambiguo Bolsonaro
El presidente de Brasil no puede ser neutral ante las manifestaciones que piden el cierre del Congreso y el Tribunal Supremo
Las manifestaciones de extrema derecha celebradas en Brasil el pasado fin de semana contra las decisiones del Congreso y del Tribunal Supremo constituyen un preocupante indicio de nueva inestabilidad institucional en el pa¨ªs m¨¢s grande de Sudam¨¦rica, que ha vivido una convulsa etapa en los ¨²ltimos a?os.
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Sin embargo, no son las protestas, celebradas en 350 ciudades del pa¨ªs, lo m¨¢s preocupante porque el derecho de manifestaci¨®n est¨¢ recogido en la Constituci¨®n brasile?a, sino la calculada ambig¨¹edad de la Jefatura del Estado con un movimiento que aboga por el cierre tanto de las C¨¢maras como del alto tribunal, algo que atenta directamente contra los principios fundamentales en los que se basa la democracia brasile?a.
Los manifestantes acusan a jueces y parlamentarios de boicotear la acci¨®n de gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, quien ocupa el Palacio de Planalto desde el pasado 1 de enero. La alternativa que proponen es directamente la suspensi¨®n de actividades de ambos organismos ampar¨¢ndose en el razonamiento demag¨®gico de que representan a la ¡°vieja pol¨ªtica¡±. Y a esta ¡°vieja pol¨ªtica¡± la acusan de ser culpable de la crisis econ¨®mica e institucional que ha azotado Brasil en los ¨²ltimos a?os y que se ha plasmado en importantes esc¨¢ndalos de corrupci¨®n, con el procesamiento de varios exjefes del Estado, la destituci¨®n de la primera mujer presidenta del pa¨ªs, el empobrecimiento de las clases medias y la p¨¦rdida de impulso del proyecto desarrollista brasile?o.
Lejos de desmarcarse de una exigencia inequ¨ªvocamente antidemocr¨¢tica, Bolsonaro ha apoyado t¨¢citamente las manifestaciones con afirmaciones como que ¡°el pueblo est¨¢ en las calles para defender el futuro de la naci¨®n¡±. No se trata solo de un ejercicio de oportunismo pol¨ªtico, sino de una grave irresponsabilidad: Bolsonaro no es un pol¨ªtico cualquiera en un mitin de campa?a, sino el mismo presidente de la Rep¨²blica. Tambi¨¦n es un acto de deslealtad hacia los millones de brasile?os que no votaron al pol¨ªtico ultraderechista, pero de los cuales tambi¨¦n es presidente leg¨ªtimo. Y hacia el sistema democr¨¢tico brasile?o, recuperado en 1985 tras una larga dictadura militar.
Tanto el Congreso como el Tribunal Supremo de Brasil est¨¢n cumpliendo estrictamente con sus atribuciones constitucionales y lo mismo est¨¢ obligado a hacer Bolsonaro. Acusar a ambas instituciones de estar haciendo ingobernable el pa¨ªs denota un desconocimiento b¨¢sico del funcionamiento de los Estados democr¨¢ticos modernos, que se fundamentan tanto en la separaci¨®n de poderes como en el juego de contrapoderes entre estos. Un concepto que Bolsonaro deber¨ªa haber aprendido antes de jurar la Constituci¨®n.
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