La fuente de la intuici¨®n cient¨ªfica
Hace justo cien a?os de la confirmaci¨®n de las ideas de Einstein. Un hito de la inteligencia creativa
Hace justo cien a?os se confirm¨® el valor de la intuici¨®n cient¨ªfica, cuando el astr¨®nomo brit¨¢nico, cu¨¢quero y pacifista Arthur Eddington comprob¨® que la luz de las estrellas se aven¨ªa a las ecuaciones de Einstein, doblando sus rayos por la atracci¨®n gravitatoria del Sol. Lee en Materia un buen recuento de aquella gesta cient¨ªfica en que un Reino Unido reci¨¦n salido de la Primera Guerra Mundial logr¨® montar una expedici¨®n para probar la teor¨ªa de un cient¨ªfico alem¨¢n. Jud¨ªo, pero entonces aquello todav¨ªa no importaba tanto. La relatividad general de Einstein, que hizo arrancar a la cosmolog¨ªa moderna, tiene un s¨®lido fundamento matem¨¢tico cuya exactitud se ha confirmado mil veces en los ¨²ltimos cien a?os. ?Por qu¨¦ hablo entonces de intuici¨®n?
Toda persona fascinada por el funcionamiento del cerebro humano deber¨ªa celebrar este aniversario como un hito hist¨®rico
La imaginaci¨®n alcanza m¨¢s all¨¢ que el conocimiento, dijo o debi¨® decir el propio Einstein. Hallar la formulaci¨®n matem¨¢tica exacta de la relatividad le cost¨® diez a?os de tortura, pero su concepto fundamental se basa en dos famosos experimentos mentales muy anteriores a las ecuaciones. Dos intuiciones profundas que han cambiado la f¨ªsica y el mundo que nos rodea. Y que resultaron confirmadas por primera vez hace cien a?os. Toda persona fascinada por el funcionamiento del cerebro humano, incluso si es de letras (la persona), deber¨ªa celebrar este aniversario como un hito hist¨®rico. Las mesas redondas sobre Heidegger est¨¢n perdiendo mucho fuelle, y Einstein, como dec¨ªa Francis Crick, es el ¨²nico fil¨®sofo de la historia que ha tenido ¨¦xito. Es solo una boutade, pero la verdad es que tiene mucha gracia.
La primera intuici¨®n proviene de imaginar que te montas en un rayo de luz. Como vas montado en ¨¦l, deber¨ªa parecerte que el rayo est¨¢ quieto, como parece quieto un tren que avanza en paralelo al tuyo a la salida de una estaci¨®n. Pero Einstein cre¨ªa ¨Co incluso sab¨ªa a partir de las leyes de Maxwell¡ª que la velocidad de la luz es una constante de la naturaleza, y que por lo tanto no puede estar quieta ni parec¨¦rselo a nadie. Como la velocidad no es m¨¢s que el espacio partido por el tiempo, si la velocidad de la luz es constante, el espacio y el tiempo no pueden serlo: tienen que deformarse, contraerse y dilatarse de modo que la velocidad de la luz siga siendo la misma aunque vayas montado en un fot¨®n. Si vas montado all¨ª, lo que se detiene no es la luz, sino el tiempo.
Esta es la teor¨ªa de la relatividad especial, hallada por Einstein en su annus mirabilis de 1905. Pero el oficinista de patentes repar¨® de inmediato en que su idea implicaba que la gravedad de Newton era err¨®nea, o al menos una teor¨ªa incompleta. Para Newton, la gravedad es una fuerza instant¨¢nea, y la relatividad no permite a ninguna fuerza viajar m¨¢s deprisa que la luz. Esa generalizaci¨®n de la relatividad para abarcar los fen¨®menos gravitatorios fue lo que le cost¨® diez a?os de exploraci¨®n solitaria, al margen de casi toda la comunidad cient¨ªfica de su tiempo. Pero tambi¨¦n se bas¨® en una intuici¨®n fundamental: si una persona cae en ca¨ªda libre, no sentir¨¢ su propio peso. Cualquier visitante de un parque de atracciones puede comprobar esa idea de Einstein. Y ahora hace cien a?os que sabemos que es correcta.
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