Los terribles delitos de Manuel Valls
Atacan al ex primer ministro de Francia por pertenecer a los ¡°carceleros¡±, se supone que de los pol¨ªticos presos, pero no explican por qu¨¦
Manuel Valls arrastra una gran mochila de cr¨ªmenes terribles. Habla catal¨¢n con deje franc¨¦s. Es ontol¨®gicamente republicano pero respeta la monarqu¨ªa democr¨¢tica espa?ola. Tiene una novia rica y simp¨¢tica, y no lo oculta. Viene de cursar pol¨ªtica en un pa¨ªs vecino y ejerce sin empacho de europeo en su propia casa. Se ha desempe?ado como dirigente socialista pero no escupe a su antiguo partido.
M¨¢s. Forma una candidatura sin someterse a la formaci¨®n (Ciudadanos) que le apoya. Yerra acudiendo a una misa negra en la madrile?a plaza de Col¨®n, pero no se sube al podio. Y adem¨¢s censura a su l¨ªder (Albert Rivera) por equivocarse en el objeto del cord¨®n sanitario: la gente roja de Pedro S¨¢nchez y no los del partido ultra, Vox.
A un tipo as¨ª, capaz de ejercer el libre albedr¨ªo, de equivocarse y acertar seg¨²n sea el d¨ªa, de romper las aguas estancadas del ombliguismo que amenaza a la siempre cosmopolita Barcelona, a un tipo as¨ª hay que negarle el pan y la sal, la ciudadan¨ªa, la interlocuci¨®n y, si conviene, la existencia.
Afortunadamente alguien lo ha comprendido. Ha sido el candidato de momento aparcado a la alcald¨ªa de Barcelona, el ne¨®fito de Esquerra Republicana y gran tr¨¢nsfuga del socialismo catal¨¢n que contribuy¨® a fundar, el hombre que predica cada d¨ªa la inclusi¨®n, la cohesi¨®n y el pactismo. Ernest Maragall.
Tenemos la suerte de que no solo disecciona la maldad intr¨ªnseca de su antiguo correligionario, sino que la reitera obsesivamente. Un d¨ªa Manuel Valls pertenece a los ¡°carceleros¡±, se supone que de los pol¨ªticos presos, pero no explica por qu¨¦. Otro d¨ªa, su oferta de voto gratuito a cualquier candidato a alcalde que no sea separatista supone una ¡°hipoteca¡± y adem¨¢s, ay, ay, ay, tan perversa como la de los bancos: "?con letra peque?a!". Al siguiente le ubica entre la ¡°derecha reaccionaria y minoritaria¡±.
Pero todo eso no basta, aceptar su apoyo implica ¡°negar la soberan¨ªa de Barcelona", como si un voto no valiese en democracia tanto como cualquier otro... Y lo m¨¢s mejor: ¡°No podemos aceptar que se blanquee¡± a Valls, sostiene. Ser¨¢ que ese rival no solo se comporta como pecador, sino que es en s¨ª mismo un delito a blanquear. Igual que el PSC se ha erigido en la ¡°sucursal de la verg¨¹enza¡± y la ¡°negaci¨®n del di¨¢logo¡±.
Con tanta capacidad de desplegar cari?o y empat¨ªa a quienes no piensan como ¨¦l, le esperan al tr¨¢nsfuga densas jornadas de gloria y felicidad.
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