Miedos comunes
El BCE y la Fed retrasan las subidas de tipos por el temor al proteccionismo
La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) han anunciado, con distintas palabras pero con el mismo prop¨®sito, que demorar¨¢n cuanto tiempo sea necesario el mantenimiento de tipos de inter¨¦s bajos y otras disposiciones de pol¨ªtica monetaria heterodoxa con el fin de hacer frente a las amenazas que gravitan sobre el crecimiento econ¨®mico. El BCE propone adem¨¢s algunas medidas para que el cr¨¦dito se traslade a las empresas y a las familias y corregir as¨ª la tendencia de los bancos a captar dinero barato en el propio BCE para enterrarlo despu¨¦s en t¨ªtulos de deuda o dep¨®sitos con una remuneraci¨®n superior al coste del pr¨¦stamo recibido. La coincidencia no es casual ni arbitraria; la Fed y el BCE detectan una ralentizaci¨®n en las condiciones de crecimiento cuya evoluci¨®n puede empeorar en los pr¨®ximos trimestres.
La OCDE, Fr¨¢ncfort y el G20 recientemente reunido han puesto nombre a esos temores; excusada queda la Fed de hacerlo por razones obvias. Como era de temer, el mayor riesgo para la econom¨ªa global en estos momentos es la aplicaci¨®n por parte de Washington de una pol¨ªtica intensiva y extensiva de proteccionismo comercial cuyo principal objetivo es obtener ventajas a corto plazo en su balanza exterior.
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Que la causa ¨²ltima sea el ventajismo chino, puesto que sus productos consiguen ventajas competitivas en el exterior con pol¨ªticas econ¨®micas internas en las que abundan las ayudas p¨²blicas, no ayuda a describir el grado de deterioro que est¨¢ sufriendo el comercio internacional; ni tampoco los da?os infligidos a bloques econ¨®micos ajenos a la guerra chino-estadounidense. Europa es el mejor ejemplo. La l¨®gica del intercambio comercial pac¨ªfico se est¨¢ sustituyendo a gran velocidad por la l¨®gica de la hostilidad de la que est¨¢ excluida la mediaci¨®n multilateral.
La pol¨ªtica monetaria del d¨®lar y del euro detectan una divergencia cada vez mayor entre las proyecciones macroecon¨®micas de los Gobiernos, en particular de las optimistas previsiones de la Administraci¨®n de Trump, y la inquietud de los inversores en los mercados. Esta discrepancia produce espor¨¢dicas ca¨ªdas en cadena de las cotizaciones, algunas de ellas muy acusadas. Los mercados han reaccionado bien al retraso del encarecimiento del dinero, lo cual quiere decir que la vuelta a los tipos m¨¢s altos era una preocupaci¨®n latente para las empresas. No est¨¢ de m¨¢s recordar que los bancos contaban con una subida escalonada de tipos; prolongar la relajaci¨®n monetaria no es una buena noticia para el negocio bancario.
El furor proteccionista condena a la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC) a jugar el papel de v¨ªctima colateral. La estrategia de Trump no admite la existencia de un organismo multilateral con capacidad de arbitraje en los conflictos comerciales; una OMC con prestigio y capacidad de intimidaci¨®n obstaculiza la pol¨ªtica trumpiana de aplicar negociaciones y coacciones en cada caso, producto o pa¨ªs. De ah¨ª que Washington est¨¦ bloqueando la renovaci¨®n de los miembros en el ?rgano de Apelaci¨®n de la OMC. Bruselas hace bien en volcarse en una nueva v¨ªa de arbitraje para conjurar las amenazas que pesan sobre la organizaci¨®n actual. Porque sin un ¨®rgano de apelaci¨®n efectivo, la OMC ser¨ªa un organismo desactivado. La muerte virtual de la OMC ser¨ªa una gran victoria y un trofeo expl¨ªcito para el proteccionismo.
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