Las ¨²nicas cosas importantes pasan en Educaci¨®n Infantil

Alessandro Baricco suele aludir cuando habla de su infancia a una conversaci¨®n que mantuvo con Am¨¦lie Nothomb. Asegura Baricco que la prol¨ªfica escritora belga le dijo que las ¨²nicas cosas importantes nos pasan en los primeros a?os de vida y que todo lo dem¨¢s es un ep¨ªlogo. Para el escritor italiano esta reflexi¨®n es exagerada, aunque reconoce que tambi¨¦n cree que las impresiones de los primeros a?os son fundamentales. ¡°Puede que no hagamos otra cosa que volver ah¨ª¡±, afirmaba en una entrevista publicada hace unos meses en Jot Down.

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Durante la ¨²ltima semana he pensado de forma recurrente en la frase de Nothomb. Concretamente desde que en la reuni¨®n de fin de curso tom¨¦ conciencia de que mi hija cerraba el 21 de junio una etapa irrepetible, la de la Educaci¨®n Infantil. Otro puente vital dinamitado que viene a corroborar que el periodista Patxo Unzueta ten¨ªa raz¨®n cuando se?al¨® la que en su opini¨®n era ¡°la tragedia m¨¢s definitiva de la condici¨®n humana¡±: la imposibilidad de volver atr¨¢s.

El martes, en un corro improvisado de padres, le dije a la profesora de mi hija que es una afortunada por disfrutar de esta etapa de los ni?os, esa en la que pasan las ¨²nicas cosas importantes. Qu¨¦ responsabilidad tambi¨¦n, a?ad¨ª. Ella lo sabe, porque es testigo privilegiado de la explosi¨®n expansiva que se produce durante estos tres a?os de Educaci¨®n Infantil. Puede que sea la etapa vital de mayor y m¨¢s evidente desarrollo. Luego seguimos creciendo y adquiriendo habilidades y conocimientos, nos brotan pelos por el cuerpo, maduramos y envejecemos, pero ya no a la velocidad a la que todo se produce en la primera infancia.

Dejamos a nuestra hija en el colegio con dos a?os y once meses. Apenas hablaba bien a¨²n. Era una beb¨¦. Tres a?os despu¨¦s sabe leer, escribir y contar. Y todo lo ha aprendido a trav¨¦s del juego, sin necesidad de sentarse en una mesa a rellenar fichas como si fuese un aut¨®mata. Por eso elegimos su colegio. Porque en ¨¦l hay profesoras y profesores que, pese a las limitaciones, la alta ratio de alumnos y las diferencias de criterio que puedan surgir con los padres, cada d¨ªa se empe?an y se esfuerzan por demostrar que otra forma de ense?ar es posible y que el juego es una herramienta ¨²nica y por desgracia infrautilizada para el aprendizaje. En la reuni¨®n de fin de curso, por cierto, una madre de un compa?ero de nuestra hija se hizo una pregunta bell¨ªsima: ¡°Muchas veces me cuestiono si este colegio lo elegimos para nuestros hijos o para nosotros¡±. Nadie supo contest¨¢rsela. Quiz¨¢s porque nadie tiene una respuesta clara. O s¨ª, pero esa respuesta nos har¨ªa parecer demasiado ego¨ªstas.

Dec¨ªa que mi hija entr¨® al colegio siendo una beb¨¦. Hoy es una ni?a de cinco a?os y medio que espera ansiosa poder tachar una nueva efem¨¦ride en su particular biograf¨ªa: la ca¨ªda del primer diente. En eso, en que ya es una ni?a, pensaba ayer cuando despu¨¦s de recogerla la ve¨ªa cruzar despreocupada la puerta que separa los pasillos de Infantil y de Primaria. Arriba, clavado en la pared, jurar¨ªa haber visto un cartel con una flecha en direcci¨®n a Primaria en el que me pareci¨® leer la palabra ¡°ep¨ªlogo¡±.