Rusia y la manipulaci¨®n del pasado
Con Putin, el pa¨ªs vuelve a utilizar los m¨¦todos sovi¨¦ticos, derivados de las d¨¦cadas del estalinismo. La represi¨®n, la manipulaci¨®n de los hechos y la falsificaci¨®n de la historia se han instalado en muchas esferas
Unos camiones llevaron a los prisioneros al bosque donde ¨¦stos previamente hab¨ªan cavado unas profundas fosas. A continuaci¨®n echaron a los presos sobre el suelo boca abajo. Entonces los fusilaron¡±. Esto sucedi¨® en el a?o 1937 y la masacre se llev¨® a cabo en el marco de la Gran Purga que hab¨ªa puesto en marcha Stalin y en la que fueron ejecutados 700.000 presos pol¨ªticos. Mija¨ªl Matv¨¦yev, miembro de los servicios secretos sovi¨¦ticos y autor de las citadas declaraciones, hab¨ªa desarrollado un sistema de ejecuciones masivas: en una celda desnudaron a los prisioneros, en otra los ataron y luego los golpearon con un tronco para que perdieran la conciencia. Al final los llevaron al lugar de la ejecuci¨®n.
Otros art¨ªculos de la autora
No fue hasta 1997 que el historiador Yuri Dm¨ªtriev y su equipo del Memorial, una respetada instituci¨®n no gubernamental para los derechos humanos, encontraron las fosas comunes que hab¨ªa hecho cavar Matv¨¦yev. Las fosas, halladas en la localidad de Sandarmoj, en Karelia, conten¨ªan los restos de 9.000 cad¨¢veres. En la d¨¦cada de los noventa, cuando el democratizador Bor¨ªs Yeltsin estaba en el poder, el hallazgo fue considerado significativo. Pero no es as¨ª en la era de Putin, quien declar¨® hace dos a?os: ¡°Una demonizaci¨®n excesiva de Stalin es una de las maneras de atacar a Rusia¡±.
Poco despu¨¦s de que en 2016 Yuri Dm¨ªtriev hizo p¨²blico otro valioso hallazgo, una lista con m¨¢s de 40.000 nombres de agentes de los servicios secretos de la ¨¦poca de Stalin, el historiador fue acusado de dedicarse a la pornograf¨ªa infantil. El material que sirvi¨® de prueba eran unas fotos de su hija adoptiva Natalia, entonces de ocho a?os, cuyos retratos desnudos descubrieron los agentes de la polic¨ªa secreta en el ordenador de Dm¨ªtriev. ¡°Esas acusaciones son infundadas y todos lo sabemos¡±, explic¨® entonces Sergu¨¦i Krivenko, presidente del Consejo para los Derechos Humanos del Memorial, al Moscow Times. ¡°Los servicios secretos inventaron esta historia para denigrar a Dm¨ªtriev, cuyo trabajo honra a las v¨ªctimas del terror de Stalin¡±. Yuri Dm¨ªtriev aclar¨® que Natalia era una ni?a enfermiza y ¨¦l la fotografiaba para seguir su desarrollo.
Desde entonces, Yuri Dm¨ªtriev pasa largas temporadas en la c¨¢rcel; a la acusaci¨®n original, que le cost¨® un a?o tras las rejas, se unieron otras. Mientras acud¨ªa en coche al funeral de un amigo, hace unos meses, le detuvo la polic¨ªa y le acus¨® de intentar huir a Finlandia. Dm¨ªtriev fue a parar otra vez a la c¨¢rcel. Adem¨¢s, varias veces le practicaron ex¨¢menes psiqui¨¢tricos a la fuerza.
En las encuestas sobre cu¨¢les son para los rusos los grandes personajes, Stalin suele ocupar el primer lugar
Mientras tanto, el proceso judicial convirti¨® a Dm¨ªtriev en un personaje conocido en todo Rusia y personalidades del mundo de la cultura (entre ellos Andr¨¦i Zvi¨¢guintsev, director de la pel¨ªcula Leviat¨¢n) firmaron peticiones para que las autoridades dejaran de perseguir al historiador. El poeta y dramaturgo Aleksandr Gelman afirm¨®: ¡°Este juicio nos ayud¨® a conocer a un hombre remarcable. Solo los b¨¢rbaros conocen a las personas v¨¢lidas de esta manera, pero Rusia funciona as¨ª. En este sentido, el juicio ha valido la pena¡±.
Lo que se desprende de todo esto es que la Rusia de Putin vuelve a utilizar los m¨¦todos sovi¨¦ticos, derivados de las d¨¦cadas del estalinismo. En este clima, Stalin mismo surgi¨® del pasado como un h¨¦roe. En las encuestas en que se pregunta a los rusos cu¨¢les son para ellos los grandes personajes, Stalin suele ocupar el primer lugar. Muchos rusos en la era de Putin se han olvidado del Gulag, tema que no est¨¢ bien visto en la ¨¦poca actual. Putin desea que los ciudadanos tengan una opini¨®n favorable de su pasado.
En una conversaci¨®n con Masha Gessen le pregunt¨¦ a la periodista de origen ruso, que en la actualidad trabaja para la revista The New Yorker, qu¨¦ impresi¨®n le hab¨ªa quedado de su reciente viaje a Rusia, donde investig¨® la memoria hist¨®rica: la de los gulags y los antiguos presos que los sobrevivieron. ¡°Hace veinte a?os¡±, me dijo Gessen, ¡°en muchos sitios en Siberia donde antes hab¨ªa los gulags, se erigieron monumentos en honor de los que hab¨ªan perdido la vida en la ¨¦poca de Stalin, y exist¨ªan proyectos para fundar museos dedicados al Gulag. Todo eso ha desaparecido¡±. La periodista visit¨® los lugares que hab¨ªa recorrido 20 a?os atr¨¢s y donde hab¨ªa encontrado gente con muchas ganas de recordar, de mantener viva la memoria hist¨®rica, erigir m¨¢s museos y monumentos al Gulag. En aquel entonces su gu¨ªa fue Inna Grib¨¢nova, una ge¨®loga entregada a la memoria hist¨®rica en la zona de los campos siberianos de Kolym¨¢. Pero durante estas ¨²ltimas dos d¨¦cadas Inna se ha convertido en una persona distinta, me cont¨® Gessen: no solo no trabaj¨® para fundar los museos que el Gulag merece sino que ahora afirma que los testimonios del Gulag exageraban el horror vivido. ¡°Y para colmo¡±, a?adi¨® Gessen, ¡°Grib¨¢nova se ha convertido en una votante de Putin¡±. Al ver mi incredulidad, Masha Gessen explic¨®: ¡°Se ha cansado de estar siempre al margen de la sociedad¡±.
La memoria hist¨®rica se ve carcomida por los intentos de poner en duda los cr¨ªmenes estalinistas
Gessen tiene raz¨®n. En mis viajes a Rusia pude comprobar que los museos dedicados a la represi¨®n estalinista y al Gulag no tienen gran coherencia. La falta de dinero no es el ¨²nico factor que explica ese descuido; se nota una clara falta de entusiasmo en los que llevan a cabo este trabajo, como si supieran que su esfuerzo de nada sirve. ¡°Rusia no quiere recordar; lo que busca es disfrazar su pasado con grandilocuencia¡±, confirm¨® Masha Gessen mi percepci¨®n.
La Rusia de hoy: represi¨®n, manipulaci¨®n de los hechos, falsificaci¨®n de la historia. Esto ocurre en muchas esferas, incluso en la de la literatura. Un ejemplo de ello es Zajar Prilepin, escritor de 43 a?os, exsoldado en Chechenia, militante del partido nacional bolchevique de Rusia y uno de los nombres m¨¢s conocidos de la literatura rusa actual. Su pen¨²ltima novela, La morada, habla de los a?os veinte en el primer gulag ruso, y el m¨¢s cruel, el de las islas Solovetski. El protagonista de la novela es un parricida dostoievskiano que mat¨® a su padre para proteger a su madre; los presos pol¨ªticos que rodean a ese prisionero com¨²n est¨¢n dibujados como personajes sutilmente maquiav¨¦licos, gente sin ¨¦tica alguna que se dedica a sabiendas a extender calumnias y a sembrar ciza?a. En el contexto de una Rusia cuya memoria hist¨®rica se ve carcomida por los intentos de poner en duda los cr¨ªmenes estalinistas, la novela ayuda a esa tendencia poniendo en entredicho la postura ¨¦tica de los presos pol¨ªticos y relativizando su sufrimiento.
En las islas Solovetski, y en muchos otros antiguos gulags, en vez de construir un museo de los campos de trabajos forzados, las autoridades optaron por renovar los antiguos monasterios y dedicarlos a exposiciones sobre la vida y el arte de los monjes que los habitaban antes de que se convirtieran en gulags: todo esto ayuda a acentuar el glorioso pasado ruso y a olvidar los cr¨ªmenes sovi¨¦ticos.
Seg¨²n la expresi¨®n de una de las activistas rusas m¨¢s conocidas, Irina Fliege de San Petersburgo, en Rusia ¡°el pasado sigue existiendo en el presente y a¨²n no se ha convertido en pasado¡±. Si el pasado invade el presente, la sociedad no puede considerarlo pasado y examinarlo con todos sus matices, incluso los m¨¢s dolorosos. La manipulaci¨®n del pasado en funci¨®n de los intereses pol¨ªticos del presente es uno de los rasgos que mejor definen a los reg¨ªmenes autoritarios.
Monika Zgustova es escritora.
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