Populistas, verdes y el nuevo mapa europeo
Cuando surgen cuestiones como el ecologismo y la inmigraci¨®n y afloran nuevos partidos, las formaciones tradicionales pueden adoptar tres estrategias distintas: el desprecio, el enfrentamiento o la adaptaci¨®n
El auge del populismo¡± y ¡°la ola verde¡± fueron las dos expresiones utilizadas por muchos observadores para resumir el resultado de las recientes elecciones al Parlamento Europeo. Los partidos ecologistas tendr¨¢n 69 esca?os en la nueva C¨¢mara, frente a 51 en la anterior, y los populistas de extrema derecha tambi¨¦n han aumentado su porcentaje de votos, el 25% frente al 20% anterior. Como sucede en muchos Parlamentos nacionales, una consecuencia crucial es que, por primera vez desde que comenzaron las elecciones directas a la Euroc¨¢mara en 1979, los partidos tradicionales de centroderecha y centroizquierda ya no tienen una mayor¨ªa.
?C¨®mo podemos interpretar estas tendencias? Los populistas de la derecha y los verdes est¨¢n en polos opuestos, pero ambos son lo que los polit¨®logos denominan ¡°partidos de nicho¡±: su fuerza procede de su asociaci¨®n con un tema concreto, la inmigraci¨®n y el ecologismo, respectivamente. Quiz¨¢ por eso, su ascenso suele explicarse en funci¨®n de tendencias estructurales que, en teor¨ªa, han situado esos temas en primera l¨ªnea de la competici¨®n pol¨ªtica.
El avance de los partidos verdes, dicen, es consecuencia del desarrollo de los valores posmaterialistas, que dan m¨¢s importancia a cuestiones relacionadas con la expresi¨®n personal y la calidad de vida ¡ªcomo el medio ambiente¡ª que a la seguridad econ¨®mica y f¨ªsica, mientras que el ¨¦xito del populismo se debe al aumento de la inmigraci¨®n o, mejor dicho, a la reacci¨®n de los votantes contra ¨¦l. Pero estos argumentos sirven, como mucho, para explicar por qu¨¦ surgieron estos partidos, no su ¨¦xito actual. Por ejemplo, en las ¨²ltimas d¨¦cadas, los valores posmaterialistas se han extendido en todos los pa¨ªses de Europa Occidental, pero los partidos verdes solo tienen verdadero peso pol¨ªtico en algunos de ellos. Y los pa¨ªses en los que m¨¢s cuentan, como Alemania, no siempre son los m¨¢s posmaterialistas (ese honor corresponde seguramente a los escandinavos).
Tambi¨¦n existe escasa correlaci¨®n entre el n¨²mero de inmigrantes en un pa¨ªs, o incluso el sentimiento racista y nacionalista, y el ¨¦xito del populismo. Los suecos son uno de los pueblos menos racistas y nacionalistas de toda Europa y, sin embargo, los Dem¨®cratas Suecos, de extrema derecha, son el tercer partido del pa¨ªs. En cambio, los irlandeses y espa?oles obtienen una puntuaci¨®n relativamente alta en esos criterios y, pese a ello, el populismo no tiene demasiada fuerza en ninguno de los dos pa¨ªses. Los flujos migratorios y los nacionalismos tampoco explican por completo la subida del populismo a largo plazo: las actitudes respecto a la inmigraci¨®n se han hecho m¨¢s positivas y el racismo ha descendido en gran parte de Europa al mismo tiempo que aumentaba el apoyo al populismo.
Los populistas se dedican a demonizar a los inmigrantes y los verdes a hablar del apocalipsis medioambiental
El gran problema de recurrir a las tendencias estructurales, aparte de los fallos emp¨ªricos, es suponer que esas tendencias se traducen directamente en decisiones de voto. Pero que las cuestiones ¡°nuevas¡± como el ecologismo y la inmigraci¨®n empujen a los votantes a apoyar a partidos verdes o populistas depende sobre todo de c¨®mo reaccionen los partidos tradicionales de centroizquierda y centroderecha.
Cuando surgen problemas y partidos nuevos, los partidos tradicionales pueden adoptar tres estrategias distintas. La primera es el desprecio, es decir, ignorar la cuesti¨®n y al partido de nicho. Pero eso solo tiene sentido si el problema es poco importante o transitorio y si ese partido tiene muchas probabilidades de desaparecer. Si no, la estrategia de desprecio permite que ese partido se ¡°apropie¡± del problema nuevo y capte a los votantes que lo consideran una prioridad.
La segunda estrategia es la del enfrentamiento, que implica oponerse inequ¨ªvoca y ruidosamente al partido de nicho. Cuando los partidos tradicionales de centroizquierda y centroderecha adoptan esta estrategia, dan m¨¢s visibilidad al tema del que habla el partido nuevo, porque lo mantienen en el centro del debate y la rivalidad pol¨ªtica y, por tanto, permiten que el partido de nicho se apropie todav¨ªa m¨¢s de ella. La estrategia solo tiene sentido si los partidos tradicionales est¨¢n seguros de que la mayor¨ªa de los votantes, y en particular los suyos, no est¨¢n de acuerdo con la posici¨®n alternativa y, por consiguiente, no parece que vayan a traspasar su voto.
La tercera estrategia es de adaptaci¨®n, que exige que los partidos tradicionales aproximen sus pol¨ªticas a las que propugnan los partidos de nicho. Esta estrategia es la que m¨¢s discuten hoy los socialdem¨®cratas. En Alemania, despu¨¦s de que Los Verdes superaran al SPD en las elecciones europeas, el primer secretario del grupo parlamentario socialdem¨®crata, Carsten Schneider, dijo que su gran error hab¨ªa sido no poner m¨¢s ¨¦nfasis en el cambio clim¨¢tico: ¡°Creo que la cuesti¨®n principal era el cambio clim¨¢tico y no logramos situarlo en primer plano¡±. El ¨²ltimo sondeo coloca a Los Verdes por primera vez como primer partido. Mientras tanto, muchos en Alemania han pedido abiertamente que los partidos de izquierdas encabecen un gran giro en las pol¨ªticas de inmigraci¨®n para arrebatar votantes al partido populista de extrema derecha Alternativa por Alemania.
Al acercar sus pol¨ªticas a las de los partidos de nicho, los partidos tradicionales conf¨ªan en limitar las deserciones en favor de ellos. Lo malo es que eso funciona al principio; una vez que los primeros se han apropiado de una cuesti¨®n, lo m¨¢s probable es que la estrategia sea contraproducente.
El futuro pol¨ªtico depender¨¢ de que los partidos logren poner los asuntos que les benefician en el centro del debate
Cuando aparece en escena un tema nuevo, como el ecologismo o la inmigraci¨®n, si los partidos tradicionales creen que es importante, que no va a desaparecer y que interesa profundamente a muchos de sus partidarios, lo l¨®gico es intentar impedir que un partido de nicho se apropie de ¨¦l y atraiga a los votantes para los que es una prioridad. Existen pruebas de que, en los pa¨ªses en los que la derecha tradicional ha adoptado desde muy pronto pol¨ªticas de inmigraci¨®n m¨¢s restrictivas y ha aplacado las inquietudes nacionalistas, la derecha populista ha tenido menos ¨¦xito.
Pero la estrategia de adaptaci¨®n es m¨¢s eficaz durante el periodo en el que todav¨ªa no se ha establecido firmemente la singularidad y la credibilidad de la posici¨®n del nuevo partido. Despu¨¦s de que se haya apropiado de la cuesti¨®n, esta estrategia es peligrosa, porque todo lo que d¨¦ m¨¢s visibilidad a la cuesti¨®n o la sit¨²e en el centro del debate pol¨ªtico tiene m¨¢s probabilidades de ayudar a los partidos nuevos y perjudicar a los tradicionales. De ah¨ª que los populistas dediquen tanto tiempo a demonizar a los inmigrantes y los verdes a hablar del apocalipsis medioambiental que se nos viene encima.
Ahora bien, por muy reales que sean los problemas ambientales y las controversias sobre la inmigraci¨®n, no bastan para explicar el ¡°auge del populismo¡± y la ¡°ola verde¡± que est¨¢ viviendo actualmente Europa. Lo que hacen los partidos es importante. Pero, si bien el ¨¦xito de los partidos populistas y verdes no puede entenderse sin examinar las acciones del centroizquierda y el centroderecha, donde los partidos nuevos se han asentado, el car¨¢cter de la competici¨®n pol¨ªtica ha cambiado.
Por tanto, el futuro pol¨ªtico depender¨¢ enormemente de hasta qu¨¦ punto los partidos verdes, populistas, socialdem¨®cratas, democristianos y otros consigan mantener los asuntos que m¨¢s les benefician en el centro del debate y la competici¨®n pol¨ªtica.
Sheri Berman es profesora de Ciencia Pol¨ªtica en Barnard College. Este art¨ªculo es una publicaci¨®n conjunta de Social Europe y IPS-Journal.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
https://www.socialeurope.eu/populists-greens-new-political-map
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.