A Trump le tiemblan las piernas
La credibilidad de las amenazas ¡®trumpistas¡¯, mermada por las dudas, las contra¨®rdenes y la aversi¨®n a las intervenciones en el exterior
Donald Trump siempre se supera a s¨ª mismo. Calado con la gorra de comandante en jefe, ha tirado el resto de credibilidad que le quedaba en una materia tan peligrosa como la capacidad de intimidaci¨®n militar. Ya sab¨ªamos que la fuerza destructiva colosal de Estados Unidos se hallaba en manos de alguien atrabiliario y err¨¢tico, guiado por sus corazonadas y su temperamento. Pero desde esta pasada semana ya conocemos el escenario m¨¢s temible, el de las vacilaciones trumpistasante el bot¨®n de la guerra.
Una vez dada la orden, este peligroso general¨ªsimo la ha suspendido, seg¨²n sus explicaciones por alergia al previsto balance de 150 muertos. ?Habr¨¢ descubierto s¨²bitamente su conciencia? Es dudoso, porque ayer mismo volvi¨® a amenazar a los iran¨ªes con una guerra para obliterar su pa¨ªs. ?150.000 o 1.500.000 muertos en vez de 150?
Washington ya no es un socio fiable. La virtud de la previsibilidad es ajena al trumpismo. Lo prueba esta crisis, construida a pulso desde que el magnate inmobiliario gan¨® las elecciones. Alentado por sus amigos saud¨ªes e israel¨ªes, Trump se propuso arruinar al pa¨ªs persa, evitar su apertura al mundo y echarlo en brazos de los radicales. Empez¨® con la ruptura unilateral del acuerdo que evitaba la construcci¨®n de la bomba nuclear iran¨ª, con el resultado de que Teher¨¢n esgrime ahora el arma que tiene m¨¢s a mano, como es el control del estrecho de Ormuz, por donde circula una tercera parte del comercio petrolero mundial, mientras tambi¨¦n anuncia la reanudaci¨®n de su programa at¨®mico.
A Trump le pilla esta crisis con el secretario de Defensa dimitido, sin militares en su entorno, con una diplomacia acomplejada y desactivada, y unas agencias de seguridad, la CIA y el FBI especialmente, abiertamente despreciadas desde el Sal¨®n Oval. Es toda una prueba para el imperio del caos que ha construido la familia del presidente en la Casa Blanca.
Trump esgrime dos cartas contradictorias: por una parte, la amenaza militar ¡ªa Corea del Norte, Venezuela y ahora a Ir¨¢n¡ª y por la otra, su aversi¨®n a los compromisos militares en el exterior. No quiere llegar a las elecciones presidenciales de 2020 con el fardo de la tercera gran guerra en Oriente Pr¨®ximo, despu¨¦s de Afganist¨¢n e Irak. Tampoco le conviene la imagen de un presidente dubitativo y con remordimientos de conciencia, capaz de perder la guerra antes de declararla.
A cualquiera que se enfrentara este dilema le temblar¨ªan las piernas. Tambi¨¦n a Trump.
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