Natalidad bajo m¨ªnimos
Si no mejoran las condiciones econ¨®micas y sociales, no hay que esperar un cambio de tendencia
Tener una de las mayores esperanzas de vida al mismo tiempo que una de las tasas de fecundidad m¨¢s bajas del mundo es la combinaci¨®n perfecta para desencadenar una crisis demogr¨¢fica. De mantenerse la tendencia actual, en 2050 habr¨¢ en Espa?a seis jubilados por cada diez trabajadores activos, en lugar de los tres que hay ahora. Eso significa que, de no mediar la entrada de contingentes importantes de inmigrantes, ser¨¢ muy dif¨ªcil obtener los ingresos p¨²blicos necesarios para sostener las pensiones. Seg¨²n las previsiones del Instituto Nacional de Estad¨ªstica, en 2050 el Estado deber¨¢ destinar a esas prestaciones 300.000 millones de euros frente a los 140.000 millones actuales.
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Diversos factores estructurales confluyen en la tormenta demogr¨¢fica. A la reducci¨®n del n¨²mero de mujeres en edad de procrear se unen las secuelas persistentes de la crisis econ¨®mica. La precariedad laboral, la ca¨ªda de los salarios, el elevado coste de la vivienda y la falta de ayudas a la crianza impiden que los j¨®venes puedan emanciparse y formar una familia. Se emancipan unos diez a?os m¨¢s tarde que en los pa¨ªses n¨®rdicos y tambi¨¦n consiguen m¨¢s tarde su primer empleo y un salario suficiente para vivir. El resultado es una ca¨ªda de la natalidad de casi un 30% en apenas una d¨¦cada. Hemos pasado de 519.000 nacimientos en 2008 a 369.000 en 2018. Ello ha dado lugar a un saldo vegetativo negativo, con 56.000 muertes m¨¢s que nacimientos en 2018.
No va a ser f¨¢cil revertir un cuadro tan adverso. La edad media del primer hijo est¨¢ ya en 31 a?os, cuando en 1980 las mujeres lo ten¨ªan a los 24,8 a?os de promedio. El n¨²mero de hijos por mujer tambi¨¦n ha ca¨ªdo: de 2,8 hijos de media en los a?os setenta hemos pasado a 1,2, cuando la tasa necesaria para mantener la poblaci¨®n es de 2,1. Una parte de este fen¨®meno se debe a cambios sociol¨®gicos y culturales profundos que afectan a la vida de las mujeres, pero lo determinante es la falta de condiciones para procrear. Lo demuestra el hecho de que la mitad de las mujeres de 18 a 55 a?os querr¨ªa tener dos hijos, pero muchas de ellas no pueden cumplir su deseo.
Si no mejoran las condiciones econ¨®micas y sociales, no hay que esperar un cambio de tendencia. Abordar la crisis demogr¨¢fica requerir¨¢ pol¨ªticas p¨²blicas contundentes y un enfoque multifactorial. Desde medidas para garantizar la conciliaci¨®n laboral y familiar hasta la escolarizaci¨®n universal de 0 a 3 a?os. Ahora solo el 62% de los ni?os va a la guarder¨ªa y muchas mujeres aceptan trabajos a tiempo parcial y mal remunerados para poder afrontar la crianza. Si convertimos la maternidad en un esfuerzo heroico y una carrera de obst¨¢culos, no debe sorprendernos que tantas mujeres renuncien a ella, lo cual, adem¨¢s de injusto para las parejas que quieren tener hijos, conduce al suicidio econ¨®mico del pa¨ªs.
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