Barcos sin honra
Muchos analistas, y unos pocos pol¨ªticos, demandan sacrificios patri¨®ticos a algunos partidos, a sabiendas de que pagar¨¢n un coste electoral
Gracias a la revista Science, la semana pasada supimos que, de media, el 40% de la poblaci¨®n mundial devolver¨ªa una cartera extraviada a su due?o. Y ese porcentaje sube al 50% si la cartera contiene dinero. Curiosamente, somos m¨¢s honestos cuando ser ego¨ªsta es m¨¢s tentador. Pero las diferencias entre pa¨ªses son enormes. Mientras solo una de cada cinco personas en China o Marruecos est¨¢ dispuesta a devolver una cartera perdida, en Nueva Zelanda o Dinamarca son cuatro de cada cinco.
Y, gracias a los peri¨®dicos, la semana pasada constatamos que, salvo meritorias excepciones, nuestros pol¨ªticos anteponen su inter¨¦s personal (ni tan siquiera el del partido) al general. Buscan los votos o los cargos, no el bien com¨²n. Dando la vuelta al viejo refr¨¢n, nuestros representantes prefieren los barcos sin honra a la honra sin barcos.
Ambas informaciones tratan de la capacidad de autosacrificio de los individuos para beneficio de su comunidad. Y revelan una verdad profunda sobre la naturaleza humana: dejamos de ser ego¨ªstas si tememos perder prestigio social. No somos honestos, o deshonestos, por nacimiento. La gen¨¦tica no puede explicar unas divergencias nacionales tan abismales en los estudios sobre honestidad. La clave son las normas sociales. En unos pa¨ªses est¨¢ bien visto colaborar con desconocidos. En otros, la solidaridad queda restringida a familiares, amigos y dem¨¢s miembros del grupo con el que te identificas. Ayudar a la sociedad en su conjunto no solo es ingenuo, sino una traici¨®n a tu tribu.
Espa?a est¨¢ en una posici¨®n intermedia. Pr¨¢cticamente, la mitad de los espa?oles devolver¨ªamos la cartera y la otra mitad nos la quedar¨ªamos. Esta divisi¨®n social podr¨ªa ayudar a entender por qu¨¦ tenemos tanto conflicto moral en la pol¨ªtica. No tenemos un est¨¢ndar nacional sobre qu¨¦ es lo correcto cuando un pol¨ªtico se enfrenta a una disyuntiva entre sus objetivos y los del pa¨ªs. Muchos analistas, y unos pocos pol¨ªticos (la mayor¨ªa, retirados), demandan sacrificios patri¨®ticos a algunos partidos, a sabiendas de que pagar¨¢n un coste electoral, como la abstenci¨®n de PP y Ciudadanos esta legislatura o la del PSOE en la anterior. Pero muchos consideran estos ejercicios una ¡°traici¨®n a sus votantes¡±.
?Qu¨¦ norma se impondr¨¢, la de los halcones o la de las palomas? La respuesta depende de si los votantes premiaremos m¨¢s la honra o los barcos. @VictorLapuente
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