Ida y vuelta a Europa
Los responsables de la ciencia espa?ola deben plantearse ejercer su influencia en las decisiones que tomen a nivel europeo
Con pocos meses de diferencia, el 1 de enero de 1986 Espa?a se incorpor¨® a las Comunidades Europeas y el 14 de abril del mismo a?o se aprob¨® la primera ley que organizaba la investigaci¨®n cient¨ªfica espa?ola. En aquel momento se estaba desarrollando en Europa el primer Programa Marco de Investigaci¨®n (1984-1987) al que algunos grupos espa?oles pudieron incorporarse. Desde entonces, la participaci¨®n de investigadores espa?oles en los proyectos europeos ha representado un factor esencial en la modernizaci¨®n de la ciencia en nuestro pa¨ªs. Ello se ha hecho sin que el Estado espa?ol haya tenido, como en tantos otros campos, una gran influencia en las decisiones europeas. A mediados de 2019, los cambios en el Parlamento y la Comisi¨®n Europea coinciden con la discusi¨®n del Presupuesto que incluye importantes partidas para la investigaci¨®n cient¨ªfica. Ser¨ªa una oportunidad para que, por una vez, la influencia de nuestro pa¨ªs se hiciera notar.
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La importancia de acceder a los programas europeos de investigaci¨®n para los cient¨ªficos espa?oles se basa en varios factores. Uno de ellos es, desde luego, el econ¨®mico. La financiaci¨®n p¨²blica de la ciencia en Espa?a ha ido sufriendo vaivenes sucesivos, y en algunos momentos como el actual acceder a programas europeos puede ser la tabla de salvaci¨®n para muchos grupos. En teor¨ªa, los fondos europeos representan un 5% del total de lo que los pa¨ªses europeos dedican a investigaci¨®n, pero los que llegan a nuestros grupos, sin incluir costes permanentes de personal y de infraestructura, son comparables a los del Estado. Pero no es ¨²nicamente cuesti¨®n de dinero. La participaci¨®n de los grupos espa?oles en proyectos europeos les permite un contacto con la ciencia europea que tiene un valor extraordinario. Por otra parte, desde su inicio, el gasto europeo en investigaci¨®n se aplica siguiendo un conjunto de prioridades que a menudo se han copiado en los Planes Nacionales de Investigaci¨®n Cient¨ªfica.
Una de las iniciativas que han tenido mayor ¨¦xito en los programas de investigaci¨®n europeos es el llamado Consejo Europeo de Investigaci¨®n (ERC). Se trata de un sistema de financiaci¨®n de proyectos de investigaci¨®n seleccionados ¨²nicamente por su calidad. Representa un 17% del presupuesto europeo en ciencia y va dirigido ya sea a grupos j¨®venes o establecidos. Todo el sistema est¨¢ gobernado por un Consejo Cient¨ªfico auxiliado por una Agencia que tiene una funci¨®n de apoyo que ha demostrado su eficacia. La vigente Ley de la Ciencia tambi¨¦n contempla una Agencia Estatal de Investigaci¨®n que ha tenido dificultades en constituirse y en la que la estructura burocr¨¢tica ha acabado siendo la fuerza dominante. En el programa de alg¨²n partido pol¨ªtico figuraba su reforma y se mencionaba el modelo ERC como el m¨¢s apropiado.
La Agencia Estatal, los Organismos P¨²blicos de Investigaci¨®n y las Universidades necesitan reformas urgentes, y en casos una refundaci¨®n
Este es un momento crucial para los pr¨®ximos a?os en la Uni¨®n Europea. El Parlamento va a tener cambios significativos en su composici¨®n y una nueva Comisi¨®n Europea va a constituirse en oto?o. Las ideas sobre el nuevo presupuesto de la Uni¨®n est¨¢n avanzadas y aprobadas en principio, pero no finalizadas. En ¨¦l consta un nuevo Programa Marco de Investigaci¨®n llamado Horizon Europe que entre 2021 y 2027 propone gastar en diferentes programas unos 115.000 millones de euros, el tercer cap¨ªtulo en volumen del presupuesto europeo. La continuaci¨®n del ERC es una de las propuestas y, aunque sea considerado un ¨¦xito, no todo son alabanzas. Por ejemplo, hay pa¨ªses, esencialmente del este de Europa, que en un entorno de competici¨®n abierta acaban teniendo una cantidad limitada de fondos y alegan estar financiando la investigaci¨®n de los pa¨ªses avanzados. Espa?a se sit¨²a en una zona relativamente intermedia y los efectos positivos de estos proyectos, sobre todo en grupos j¨®venes, est¨¢n bien demostrados.
En este momento, los responsables de la ciencia espa?ola deber¨ªan plantearse ejercer su influencia en las decisiones que se van a tomar en el ¨¢mbito europeo. La participaci¨®n en los proyectos europeos ha sido altamente beneficiosa para nuestro pa¨ªs, y apoyar las propuestas que hay sobre la mesa nos favorece. Pero para poder influir hay que hacer tambi¨¦n los deberes en casa. Hay que mandar a Bruselas gente informada, influyente y con respaldo de la comunidad cient¨ªfica y en coordinaci¨®n con las comunidades aut¨®nomas. Para ello, nuestro sistema de investigaci¨®n cient¨ªfica debe emprender reformas profundas. La Agencia Estatal, los Organismos P¨²blicos de Investigaci¨®n y las Universidades necesitan reformas urgentes, y en alg¨²n caso una verdadera refundaci¨®n, eliminando estructuras burocr¨¢ticas obsoletas y dando paso a una reflexi¨®n sobre qu¨¦ ciencia queremos y c¨®mo queremos que se haga. La oportunidad existe y no se deber¨ªa dejar pasar.
Pere Puigdom¨¨nech es cient¨ªfico.
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