La edad aprisiona a Madonna
La reina del pop lucha por seguir innovando pero prevalecen los prejuicios machistas que la juzgan por sus a?os
En 1998, coincidiendo con su 40 cumplea?os, Madonna editaba un disco titulado Ray of light. El trabajo fue un apabullante ¨¦xito comercial, pero sobre todo, fue entendido como su paso definitivo hacia la madurez. Se esperaba que, despu¨¦s de un ¨¢lbum en el que incluso trataba el tema de ser madre, La Ciccione seguir¨ªa por esa senda. O se retirar¨ªa. Pero no hizo ni lo primero ni lo segundo. Y a muchos les molest¨®. Desde entonces, cada ¨¢lbum, cada gira, cada videoclip, cada aparici¨®n p¨²blica, cada sesi¨®n fotogr¨¢fica que ha hecho Madonna, en un momento u otro, ha venido acompa?ado de un comentario ¡ªcasi nunca positivo¡ª sobre su edad.
La era Madame X (su nuevo ¨¢lbum) ser¨¢ recordada como aquella en que se empez¨® a tratar la edad de Madonna de forma diferente. ¡°Lo que echamos de menos nuevamente en Madonna es lo mismo que hemos echado de menos en todos sus trabajos recientes: ella, la mujer, la madre de seis hijos, la persona de 60 a?os que ha sobrevivido contra todo pron¨®stico, quien invent¨® m¨¢s o menos este juego, a quien se le pide hoy que lidere la forma en que las mujeres pueden hacerse mayores sin verg¨¹enza en el mundo del pop¡±, publicaba hace un par de semanas Buzzfeed News, dudando de que sea realmente positivo que dejemos de hablar de la edad de Madonna.
¡°Su edad no es importante, lo que cuenta ahora es su m¨²sica¡±, titulaba ese mismo d¨ªa The Guardian un perfil en el que argumentaba justo lo contrario. En la pieza se recordaban afrentas que ha sufrido la cantante en la prensa debido a su forma de hacerse mayor, algo com¨²n en el resto de los mortales, pero que ella, en alg¨²n momento, pens¨® que pod¨ªa eludir.
En 2006,?Daily Mail public¨® un furibundo ataque en su contra basado en elementos como que su cara parec¨ªa m¨¢s joven que sus manos. Mientras,?Daily Telegraph le recomendaba a la autora de Like a prayer que dejara de querer ser la reina del pop y se conformara con ser la reina madre del pop. Como de todos es ya sabido, hizo caso omiso a estos comentaros y continu¨® con la b¨²squeda de nuevas y emergentes divas a las que ense?ar qui¨¦n era la jefa, como hizo en sus inicios con sus coet¨¢neas (Cindy Lauper, por ejemplo) y en su madurez con todas las divas de nueva generaci¨®n (Britney Spears, por decir una).
Hasta llegar a su actuaci¨®n en la Super Bowl de 2012. All¨ª se hizo acompa?ar de MIA, con quien esperaba respaldar la idea de que a¨²n pod¨ªa ser revolucionaria, y de Nicki Minaj, de la que esperaba el salvoconducto para poder entrar en la liga de los sonidos que copaban entonces las listas. En un momento del espect¨¢culo, MIA hizo una peineta a la c¨¢mara. El esc¨¢ndalo fue may¨²sculo y entonces Madonna cay¨® en la trampa de la que llevaba tratando de huir desde que decidi¨® no seguir la senda de Ray of Light. Critic¨® y m¨¢s tarde demand¨® a MIA, cayendo en lo ¨²ltimo que deseaba en el mundo: parecer la madre de alguna de las personas que compart¨ªan escenario con ella.
Cambios
Madonna ha cambiado. Pero, por primera vez en d¨¦cadas, ha cambiado m¨¢s el mundo. Eso s¨ª, como en casi todo lo que ha sucedido desde que Madonna es Madonna, ella ha estado all¨ª en su gestaci¨®n.
En 1991 fue objeto de deseo de Donald Trump. ?Mientras ella se encontraba lanzando una campa?a para Versace en Palm Beach el magnate la llam¨® decenas de veces para quedar ¡ªobviamente, el ahora presidente de EE UU no solo lo niega, sino que afirma que fue Madonna quien le pidi¨® una cita a ¨¦l¡ª. M¨¢s tarde fue otra de las v¨ªctimas del depredador Harvey Weinstein.?
En el universo post Harvey Weinstein, el del Me Too, los comentarios machistas que durante tanto tiempo se han vertido sobre la artista ya no se celebran, ni siquiera se toleran. Este de hoy es un mundo en el que un nuevo disco de la de Detroit ya no deber¨ªa suscitar las preguntas habituales en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas sobre qu¨¦ es lo ¨²ltimo que se ha operado o si su aspecto es o no acorde a su edad, sino que deber¨ªa centrarse en por qu¨¦ hemos hecho durante tanto tiempo esas preguntas sobre ella cuando jam¨¢s se las hemos hecho a hombres incluso mayores que La Ciccione, como Bob Dylan o Bruce Springsteen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.