Periodistas, jueces y pol¨ªticos
No es la primera vez que el mesianismo atolondrado de Zapatero produce situaciones que van de la incomodidad a la indignaci¨®n
El expresidente del Gobierno Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ha defendido esta semana estudiar los indultos para los l¨ªderes independentistas juzgados y ha manifestado su deseo de que la sentencia no comprometa ¡°el di¨¢logo¡±. Luego matiz¨® sus palabras, pero no es la primera vez que el mesianismo atolondrado del pol¨ªtico produce situaciones que van de la incomodidad a la indignaci¨®n. Los independentistas y sus apologetas dan una importancia excesiva a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut como combustible para el secesionismo, pero la promesa de Zapatero de aprobar la norma que llegara de Catalu?a fue desafortunada. Tampoco result¨® una gran idea la Alianza de Civilizaciones que apadrin¨® con Erdogan, por no hablar de su mediaci¨®n en Venezuela. Sorprende que hable de indultos despu¨¦s del controvertido perd¨®n al exbanquero Alfredo S¨¢enz, concedido cuando el PSOE ya hab¨ªa perdido las elecciones. Pero sorprende todav¨ªa m¨¢s la ligereza hacia la divisi¨®n de poderes y el Estado de derecho.
Vimos algo parecido en el caso de La Manada. El sistema judicial ha funcionado. El debate social generado permiti¨® plantear dudas sobre la legislaci¨®n e iluminar muchos aspectos. Pero hubo tambi¨¦n una buena cantidad de demagogia, deshonestidad e intoxicaci¨®n: falsedades acerca de la interpretaci¨®n de los jueces diciendo que no hab¨ªan cre¨ªdo a la v¨ªctima; distorsiones sobre el C¨®digo Penal y la naturaleza de los delitos de abuso y agresi¨®n sexual, que son dos variantes de la violaci¨®n; la idea de que la condena inicial era una absoluci¨®n; ataques personales a los jueces; incluso el pasmoso cuestionamiento del derecho a la defensa. Numerosos periodistas, en lugar de hacer su trabajo informativo, se comportaron como activistas en el mejor de los casos. Algunos, aficionados a denunciar el populismo punitivo, parec¨ªan alentarlo en este caso. Los defensores del fact-checking dec¨ªan que, aqu¨ª, lo que contaban eran las percepciones. La irresponsabilidad de los pol¨ªticos ha seguido despu¨¦s de la sentencia del Supremo: dirigentes de Podemos han atribuido el cambio en la tipificaci¨®n del delito a la ¡°presi¨®n social¡±, al igual que hizo un pol¨ªtico de Vox (unos se felicitaban y otro se lamentaba, pero sus ideas son en muchos sentidos sim¨¦tricas). El presidente del Gobierno repet¨ªa la falacia sobre abuso y violaci¨®n. Es triste, ciertamente. Pero, a estas alturas, todos sabemos que lo que cuenta es publicar la leyenda. @gascondaniel
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