Los tropiezos de M¨¢xima de Holanda
La reina asegur¨® en 2007 que no hab¨ªa encontrado la identidad holandesa, en 2016 tuvo que quitarse un abrigo con aplicaciones asociadas con esv¨¢sticas y esta semana ha saludado al pol¨¦mico Bin Salm¨¢n
El encuentro en Jap¨®n de M¨¢xima de Holanda y el pr¨ªncipe heredero de Arabia Saud¨ª, Mohamed Bin Salm¨¢n, durante el G20, ha sido justificado por el Gobierno holand¨¦s de centro derecha en nombre de la labor de la reina consorte como Abogada Especial de Naciones Unidas para la Inclusi¨®n Financiera y el Desarrollo. Aunque el pa¨ªs ¨¢rabe organizar¨¢ en 2020 la pr¨®xima edici¨®n del foro internacional, la foto de ambos, solos, pod¨ªa ser equ¨ªvoca desde el punto de vista diplom¨¢tico. M¨¢xima tambi¨¦n representa a su pa¨ªs en el extranjero, y la propia relatora de la ONU que ha investigado el asesinato del periodista saud¨ª Jamal Khashoggi lament¨® que no hablara de ello. No es la primera vez que un tropiezo pone en apuros a la esposa del rey Guillermo, a pesar de que sigue siendo el personaje m¨¢s popular de la Casa Real.
En 2007, cuando todav¨ªa era princesa de Orange, resbal¨® en casa. Dijo que ¡°no he podido encontrar la identidad holandesa¡±, en un discurso ante el Consejo Cient¨ªfico holand¨¦s de Pol¨ªtica Gubernamental, y gener¨® desconcierto y repulsa entre los c¨ªrculos m¨¢s orangistas. En realidad, quiso hacer un cumplido ¡°a la diversidad¡± de su tierra adoptiva, que le parec¨ªa ¡°demasiado variada para aprisionarla en un clich¨¦¡±, pero el malentendido le doli¨® mucho. La Real Uni¨®n de Asociaciones de Orange, dedicada a reforzar los lazos entre la ciudadan¨ªa y la Casa de Orange, dinast¨ªa reinante, puso el grito en el cielo. Vino a decir que por su condici¨®n de princesa ten¨ªa una imagen del pa¨ªs que no era la de la gente corriente. Cuatro a?os despu¨¦s, M¨¢xima admiti¨® ante la televisi¨®n p¨²blica que el episodio le hab¨ªa ense?ado lo importante que es ¡°hacerse entender para evitar interpretaciones err¨®neas¡±.
Los reyes, Guillermo y M¨¢xima, y la hoy princesa Beatriz, madre del soberano, dependen directamente de Presidencia del Gobierno, y tanto la cita con Bin Salm¨¢n, como las reflexiones sobre la b¨²squeda de la identidad nacional, pasaron antes la criba oficial del ministerio correspondiente: Asuntos Exteriores la primera, y Justicia el discurso de 2007. En 2016, la ropa le jug¨® una mala pasada a la reina. Durante un viaje a Alemania, los adornos de un abrigo gris del dise?ador holand¨¦s de origen dan¨¦s, Claes Iversen, llamaron la atenci¨®n porque se parec¨ªan a las esv¨¢sticas usadas por los nazis como s¨ªmbolo. La prensa germana resalt¨® la coincidencia, Iversen dijo que ¡°nunca fue mi intenci¨®n sugerir nada parecido¡±, y M¨¢xima no se lo ha vuelto a poner.
Ha habido otros malentendidos de los que la pareja real ha respondido a t¨ªtulo privado. El m¨¢s sonado fue en 2007 a cuenta de una villa de veraneo construida en Mozambique. El edificio formaba parte de un complejo de lujo situado en la pen¨ªnsula africana de Machangulo, y deb¨ªa ser un refugio privado para el matrimonio y sus tres hijas, las princesas Amalia, Alexia y Ariane. Criticado por el derroche que supondr¨ªa trasladar a toda la familia tan lejos con el equipo de seguridad, y porque llegaba en un momento de crisis financiera, provoc¨® un debate parlamentario. En 2009 decidieron vender, y en 2012, al ver que no lo lograban, traspasaron la casa a la constructora Machangulo SA, ¡°por una cantidad simb¨®lica¡±.
En 2011, el rotativo De Volkskrant, desvel¨® que los entonces pr¨ªncipes hab¨ªan pagado una parte de la casa a un agente inmobiliario que ten¨ªa una cuenta en un para¨ªso fiscal. Ellos no se lucraron, pero dieron mala sensaci¨®n. En 2012, se compraron en Grecia una finca con tres viviendas y 4.000 metros cuadrados de superficie, piscina, playa y puerto privados. Les cost¨® 4,5 millones de euros, y el Ejecutivo holand¨¦s se mantuvo al margen. La operaci¨®n fue calificada oficialmente de ¡°asunto privado¡±, y tampoco lleg¨® en un buen momento, porque Holanda llevaba dos a?os en recesi¨®n, pero se cerr¨® sin m¨¢s sobresaltos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.