Repudios hip¨®critas

Un repudio hip¨®crita es el que Ciudadanos hace a Vox al pretender ignorar el decisivo papel de este en garantizar diversos gobiernos de derechas en ayuntamientos y Comunidades Aut¨®nomas. Pero tambi¨¦n lo que el PSOE urde con Bildu cuando se beneficia de su abstenci¨®n para acceder al control de Navarra. En ambos casos se afirma que no se negocia, aunque todos sabemos que hay negociaciones interpuestas. Bildu parece tom¨¢rselo con calma, pero Vox ha acabado por estallar al resultarle insoportable el postureo.

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Peque?as dosis letales de venganza

PSOE+UP¡­ ?y abstenci¨®n de C¡¯s?

Si ampliamos el enfoque, lo fascinante de estos casos es que vuelven a recordarnos la importancia de la hipocres¨ªa en pol¨ªtica. Sirven para sacar a la luz la relevancia del fingimiento como parte casi inevitable de la labor del pol¨ªtico, que ya desde Maquiavelo es presentado siempre como un simulatore. Y, ojo, fingir, disimular, no es lo mismo que mentir, aunque ah¨ª tambi¨¦n est¨¦ presente la dimensi¨®n del enga?o. Es lo m¨¢s parecido a ¡°actuar¡± ¡ªel t¨¦rmino viene del griego hypokryt¨¦s, actor¡ª, y ya sabemos que para hacerlo bien hay que saber fingir y ocultarse detr¨¢s de todo tipo de disfraces. Un buen pol¨ªtico tiene que ser tambi¨¦n un magn¨ªfico actor, si no peligra su supervivencia.

Judith Shklar, una de las te¨®ricas pol¨ªticas que se est¨¢n recuperando en los ¨²ltimos a?os, tiene un peque?o ensayo sobre el tema donde subraya c¨®mo la hipocres¨ªa, uno de los ¡°vicios comunes¡±, es un elemento casi inevitable en la pugna pol¨ªtica, ya que ¡°permite llevar m¨¢scaras, jugar diferentes roles¡±; o sea, racionalizar la posici¨®n propia. A la inversa, generalmente por parte de un adversario, facilita el correlativo e ¡°incesante juego de desenmascaramiento continuo¡±. Y a?ade: ¡°Mientras cada parte trata de destruir la credibilidad de su rival, la pol¨ªtica se convierte en una f¨¢brica de simulaci¨®n y desenmascaramiento¡±. Seamos conscientes o no, a eso es a lo que nos dedicamos todos. No en vano, la pol¨ªtica se ha convertido en una gran y permanente representaci¨®n, en una verdadera teatrocracia. Pero volvamos a la destemplada reacci¨®n de Vox ante el disimulo de Ciudadanos, porque tiene un componente de ingenuidad casi infantil. ?Qu¨¦ pretend¨ªan, que pod¨ªan compaginar actitudes pol¨ªticas de flagrante negaci¨®n de algunos presupuestos de nuestro orden democr¨¢tico y obtener a la vez el reconocimiento pleno como actores pol¨ªticos? El PP les despist¨®, porque nunca ha dejado de verlos como parte de su manada, como ovejas descarriadas. Lo cierto es que si los de Vox fueran pol¨ªticos de verdad actuar¨ªan con la misma hipocres¨ªa que Ciudadanos, disimular¨ªan que est¨¢n siendo hip¨®critamente utilizados por ellos. Entre otras razones, porque est¨¢ a la vista de todos. Al revolverse en su contra han conseguido aparecer como socios potencialmente poco fiables.

Ignoro el coste que tendr¨¢n para Ciudadanos sus arriesgadas relaciones con Vox. Pero la actitud de este ¨²ltimo en Murcia y Madrid puede acabar siendo su ruina. Con el poder no se juega. Tanto unos como otros tienen mucho que aprender de la cuesti¨®n navarra. S¨¢nchez se ha destapado como un actor digno de la escuela inglesa, aunque esto no baste para colocarle en una actitud de superioridad ¨¦tica.