Europa ante el FMI

La elecci¨®n por el Consejo Europeo de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, como firme candidata a encabezar el Banco Central Europeo plantea c¨®mo resolver el vac¨ªo que provoca en el Fondo. Aunque se trata de un mero adelanto de unos meses, puesto que su mandato llegaba a su t¨¦rmino antes de final de a?o. El inicio de esta discusi¨®n se solapa con una buena noticia, aunque indirecta, para Lagarde y para el BCE. La justicia francesa ha absuelto al financiero Bernard Tapie de un delito de corrupci¨®n. A Lagarde, como ministra de Nicolas Sarkozy, le hab¨ªa salpicado este asunto, que ahora queda desvanecido por falta de pruebas.

Europa aspira al puesto, en consonancia con el reparto de poder establecido para el FMI (para un europeo) y el Banco Mundial (para un norteamericano), desde la fundaci¨®n de ambas instituciones en Bretton Woods en 1944, antes incluso de que se creara la ONU. Su peso institucional y su mayor contribuci¨®n al presupuesto de la casa son razones adicionales a las hist¨®ricas que se esgrimen. Pero no son las m¨¢s importantes. En una instituci¨®n global debe primar por encima de todo el m¨¦rito sobre las consideraciones nacionales y geogr¨¢ficas. Ahora bien, el m¨¦rito se descompone en la capacitaci¨®n t¨¦cnica y en la credibilidad del candidato para conducir a buen puerto las ideas y las pol¨ªticas reputadas como necesarias.

?Cu¨¢les son en este momento crucial? El democratismo, frente al autoritarismo; el liberalismo, contra la amenaza proteccionista; la resoluci¨®n pactada de los conflictos frente a la imposici¨®n; el multilateralismo frente al unilateralismo. Justo los valores en que se funda y que defiende la Uni¨®n Europea (UE), de los que por ahora se ha separado Washington; y que no encajan ni con f¨®rceps con las propuestas del capitalismo asi¨¢tico (mercado con dictadura y corrupci¨®n): los tres modelos disponibles.

Conviene al cargo una persona de perfil europeo, empapada de los valores que eso supone, y mejor si est¨¢ comprometida de primera mano en dos elementos clave para ese prestador de ¨²ltima instancia y forjador de elementos de pol¨ªtica econ¨®mica que es el FMI.

A saber, la transformaci¨®n de la estrategia fiscal desde la pasada austeridad sin matices hacia un moderado y prudente expansionismo (tarea a medio cumplir en el FMI) que estimule el PIB mundial; y la necesidad de acompa?amiento social cuando urja un duro ajuste. Pese a todos los errores cometidos en la UE, la distancia entre la experiencia del rescate de Argentina (a cargo del Fondo) y los acometidos en Irlanda, Portugal e incluso, en ¨²ltimo extremo, en Grecia (capitaneados por la Uni¨®n) es grande en favor de estos ¨²ltimos.