Misi¨®n Tierra
Seamos realistas y recordemos lo obvio: para los terr¨ªcolas no hay planeta como el nuestro
La llegada a la Luna, cuyo 50? aniversario se celebra esta semana, estuvo rodeada de expresiones ¨¦picas: la c¨¦lebre ¡°un peque?o paso para el hombre, un gran salto para la humanidad¡±, del astronauta Neil Armstrong; e incluso el discurso del presidente Kennedy en la Universidad de Rice, que dio comienzo a la carrera espacial, ¡°elegimos ir a la luna y hacer las otras cosas, no porque sean f¨¢ciles, sino porque son dif¨ªciles, porque ese desaf¨ªo es uno que estamos dispuestos a aceptar, uno que no estamos dispuestos a posponer¡±. En ambos casos se buscaba plasmar la grandeza de una gesta excepcional.
Cinco d¨¦cadas despu¨¦s, el desarrollo de la tecnolog¨ªa espacial, empujado por intereses geoestrat¨¦gicos, cient¨ªficos y comerciales, augura proyectos ins¨®litos, como la deslocalizaci¨®n de la extracci¨®n de recursos minerales y la producci¨®n industrial a otras partes del sistema solar que propugna el fundador de Amazon, Jeff Bezos. Ahora bien, proyectar escenarios futuros en otras ¨®rbitas o planetas susceptibles de ser habitados, no deja de ser una evasi¨®n de la realidad si no afrontamos antes la crisis medioambiental que vivimos. Seamos realistas y recordemos lo obvio: para los terr¨ªcolas no hay planeta como la Tierra.
Al hilo del mensaje de Kennedy, m¨¢s all¨¢ de las promesas inherentes a la exploraci¨®n espacial, el reto imperativo que deber¨ªamos estar dispuestos a aceptar sin posponer, y no porque sea f¨¢cil sino dif¨ªcil, se encuentra aqu¨ª y ahora: preservar la naturaleza del colapso de los ecosistemas y la destrucci¨®n de las formas de vida producidas por la acci¨®n humana. La misi¨®n del Apolo 11 nos dej¨® el legado de un sentido ¨¦pico, fuente de inspiraci¨®n para combatir y superar nuestras limitaciones. Tambi¨¦n los requerimientos de una empresa compartida. En medio de la rivalidad de la Guerra Fr¨ªa, y con la amenaza de un conflicto nuclear como tel¨®n de fondo, existi¨® una visi¨®n de unidad pol¨ªticamente expl¨ªcita en las palabras del presidente Nixon a Armstrong durante la conversaci¨®n que mantuvieron por tel¨¦fono: ¡°en este momento, ¨²nico en toda la historia de la humanidad, todos los pueblos de la Tierra forman uno solo¡±. Y cognitivamente impl¨ªcita en la fotograf¨ªa tomada un a?o antes por el Apolo 8, icono de los conservacionistas, en la que se ve nuestro planeta elevarse sobre un paisaje lunar de aspecto inerte, bald¨ªo. Vislumbre del milagro de la vida en el vac¨ªo abismal. Desde entonces nuestra percepci¨®n del universo no ha sido la misma.
Si hace medio siglo, con unos medios que hoy resultan precarios, el hombre lleg¨® a la Luna y ahora se investiga la posibilidad de llevar astronautas a Marte, con la pesadilla clim¨¢tica a la vuelta de la esquina, ?c¨®mo no va a ser posible lanzar una ¡°carrera terrestre¡± e iniciar una transici¨®n econ¨®mica capaz de frenar los efectos m¨¢s catastr¨®ficos del cambio clim¨¢tico? @evabor3
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