Nuestras tareas migratorias
El Gobierno mexicano fue puesto en una disyuntiva por Trump: aranceles o acci¨®n migratoria. Eligi¨® la segunda
Las tareas migratorias del Estado mexicano se han multiplicado. Ya no se trata solo de controlar el paso de inmigrantes por la frontera sur en las condiciones de porosidad territorial y de complicidad autoritaria que permit¨ªan, simult¨¢neamente, traficar y mantener la idea de flexibilidad humanitaria. Al someternos a las amenazas arancelarias de Trump, las tareas nacionales se multiplicaron.
Hoy, las autoridades mexicanas est¨¢n comprometidas a tomar otras medidas para enfrentar esta coyuntura. La primera es impedir al margen de negocios o solapamientos, la entrada a nuestro territorio de quienes bajo cualquier expediente quieran ingresar a ¨¦l. Tristemente, el actuar impuesto impide diferenciar entre solicitantes de asilo o de refugio, pues esta contabilidad es irrelevante para los criterios certificadores de los Estados Unidos. Segunda, las autoridades tienen que impedir el tr¨¢nsito por el territorio nacional de los flujos que pretendan llegar a la frontera norte. Quienes hayan entrado, deben ser atajados para que no avancen hacia su pretendido destino fronterizo. Tercera y muy novedosa, nuestras autoridades tienen que impedir el cruce de los migrantes hacia los Estados Unidos. Tienen que constituirse en el bloque de entrada a un territorio extranjero, como si fueran una extensi¨®n de la polic¨ªa fronteriza de nuestro vecino. Cuarta, tenemos que recibir, alojar y mantener a todas las personas que, habiendo solicitado asilo en los Estados Unidos, lo anterior como consecuencia del fracaso de las tres tareas anteriores, est¨¦n a la espera de una respuesta.
Las tres primeras tareas son la clave de la certificaci¨®n que peri¨®dicamente har¨¢n los Estados Unidos para decidir si nos imponen o no los consabidos aranceles. Su m¨¦todo contable es simple: a menor n¨²mero de solicitantes de asilo o de paso de indocumentados, mayor ¨¦xito, mayores elogios y menos posibilidades de imposici¨®n de tasas; a mayores solicitudes o pasos, mayores reproches y, eventualmente, cuotas arancelarias. Lo que terminamos por aceptar, en t¨¦rminos netos, fue el despliegue de nuestras fuerzas policiacas en las dos fronteras y a lo largo del territorio. Ello bajo la ¨®ptica nueva de represi¨®n migratoria pura. Puede decirse lo que se quiera en t¨¦rminos ret¨®ricos. Lo cierto es que la configuraci¨®n del ¨¦xito nacional depende del bloqueo inicial, la detenci¨®n temprana o el bloqueo final. Todo ello, desde luego, por Fuerzas Armadas disfrazadas de polic¨ªas e instruidas para desdibujar las diferencias entre migrantes y refugiados.
La cuarta de las tareas se?aladas, tiene otras implicaciones. Presentada en su origen como cumplimiento de sus tradiciones humanitarias, M¨¦xico se comprometi¨® a recibir a los que esperan resoluci¨®n a su solicitud. Pocas semanas despu¨¦s del anuncio del acuerdo, el Presidente Trump declar¨® que en los Estados Unidos no otorgar¨¢n asilo a quienes hubieran transitado por un pa¨ªs en el que pudieran haberlo obtenido. Desconozco si desde un principio esta condici¨®n estuvo sobre la mesa y su anuncio fue pospuesto para no sobrecalentar las cosas, o si, por el contrario, fue algo que se decidi¨® con posterioridad y unilateralmente. Lo que en cualquier caso acontece, es que nuestro pa¨ªs va a ser recipiendario no solo de quienes est¨¦n a la espera de asilo, sino que la raz¨®n de la negativa de dicha solicitud ser¨¢ el haber cruzado por nuestro territorio, por haber ingresado en ¨¦l.
El Gobierno mexicano fue puesto en una disyuntiva por Trump: aranceles o acci¨®n migratoria. Eligi¨® la segunda. Ahora tiene que hacerse cargo, integralmente, de las consecuencias de su decisi¨®n. Esto implica no solo el detener y devolver a los migrantes, sino el hacerlo en las condiciones que nuestra Constituci¨®n, los tratados internacionales y las leyes prev¨¦n. Por complicado que sea determinarlo en campo, hay que diferenciar entre migrantes y refugiados. Hay que hacerse cargo de las condiciones de protecci¨®n previstas como garant¨ªas y del actuar de las peligrosas bandas de traficantes de personas y los negocios p¨²blico-privados a ellas asociadas. Todo ello en un contexto significado por tres factores novedosos: la creciente xenofobia, la pobre suposici¨®n de que las cosas marchar¨¢n bien porque la creaci¨®n presidencial, la guardia nacional est¨¢ a cargo del asunto y la desarticulaci¨®n de las instituciones p¨²blicas derivada de los programas de austeridad.
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