Un jard¨ªn del siglo XXI
El paisajista e historiador Kim Wilkie recibi¨® el encargo de dise?ar un jard¨ªn en los prados de Bouthton House, en Northamptonshire (Inglaterra). Lo excav¨®. Lo llen¨® de agua y lo bautiz¨® Orpheus Project
La tr¨¢gica historia de la ninfa Eur¨ªdice se ha revelado m¨¢s actual de lo que, en principio, cabr¨ªa imaginar. Casada con Orfeo ¡ªque era hijo de Apolo y de la musa Cal¨ªope¡ª vio c¨®mo su cu?ado ¡ªAristeo¡ª se obsesionaba con ella. Fue huyendo de ¨¦l cuando tropez¨® con una serpiente venenosa que la mordi¨®. Hasta aqu¨ª la actualidad. A consecuencia de esa mordedura, Eur¨ªdice muri¨® y Orfeo, desesperado, inici¨® su leyenda descendiendo al inframundo para recuperarla.
La recuper¨® vali¨¦ndose de su m¨²sica. Con ella venci¨® al cancerbero, convenci¨® a Hades y Pers¨¦fone y pudo recuperar a Eur¨ªdice. La historia, sin embargo, no acaba bien. Los se?ores del inframundo pusieron una condici¨®n: Orfeo no deb¨ªa mirar a su amada hasta alcanzar la luz del d¨ªa. Encontr¨® el camino, la gui¨® sin girarse. Y ella le sigui¨®. Solo que, al ver la luz, Eur¨ªdice suspir¨® con un pie todav¨ªa cubierto por la sombra. Cuando ¨¦l se gir¨® para abrazarla la hizo desaparecer. Nunca la recuper¨® y sinti¨®, sin embargo, que la hab¨ªa recuperado. Esa doble p¨¦rdida es imposible de sentir. Pero si la aritm¨¦tica no falla tiene que ser m¨¢s dolorosa que nuestras insufribles p¨¦rdidas.
En el a?o 2009, Kim Wilkie, que estudi¨® historia en Oxford y paisajismo en Berkeley, recibi¨® el encargo del d¨¦cimo duque de Buccleuch, de intervenir en el jard¨ªn del siglo XVIII que rodea su Boughton House, en Northamptonshire. Admir¨® la alineaci¨®n de los ¨¢rboles formando avenidas. Celebr¨® la progresiva restauraci¨®n de los jardines hist¨®ricos en la que se hab¨ªa empe?ado el duque, antes de su jubilaci¨®n el pasado marzo. Anot¨® que el inmenso jard¨ªn lo ten¨ªa todo: ritmo, escala, avenidas, vistas, agua, reflejos y un monte geom¨¦trico. Y decidi¨® excavar para construir un jard¨ªn de Orfeo.
Hoy, una pir¨¢mide invertida y escalonada de siete metros conduce hasta una l¨¢mina de agua que refleja el pl¨¢cido paso de las nubes. Ese descenso geom¨¦trico, m¨¢s topogr¨¢fico que vegetal, habla con el lugar y con la cultura cl¨¢sica. Es ¨²til, funciona como un im¨¢n y provoca al pensamiento tanto como al ¨¢nimo. Es un jard¨ªn del siglo XXI en un espacio del XVIII. Lo es, evidentemente, porque fue construido, y sembrado, en 2009. Lo es tambi¨¦n porque rompe moldes. Es a la vez notable e invisible. Habla desde el negativo de lo que exist¨ªa. Le da la vuelta a la idea de jard¨ªn y sigue siendo un jard¨ªn. Desde la casa y desde los bosques, el jard¨ªn hundido no se ve. Sin embargo, como Orfeo, alcanza en su descenso algo dif¨ªcil de imaginar: estar y no estar, ser a la vez precipicio y jard¨ªn.
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