Las otras mujeres de la Bauhaus
Ise Gropius retrat¨® en sus diarios la vida de las esposas de los profesores y alumnos de la Bauhaus, la escuela de arquitectura m¨¢s famosa del mundo
No est¨¢ claro si fue Ise Gropius, la esposa del fundador de la Bauhaus, la que pos¨® ataviada con una m¨¢scara de Oskar Schlemmer sentada en la silla del Club 13-3, que Marcel Breuer dise?¨® hacia 1926 y que recibir¨ªa el nombre de uno de sus amigos de la Bauhaus: Kandinsky. La nueva biograf¨ªa de Walter Gropius: La vida del fundador de la Bauhaus (Turner) escrita por Fiona MacCarthy recuerda que la escuela siempre tuvo m¨¢s mujeres que hombres. M¨¢s alumnas que alumnos. Muchos m¨¢s profesores que profesoras. Durante este a?o, que se cumple el centenario de la fundaci¨®n de la escuela, ya se ha preguntado cu¨¢ntas de las alumnas encontraron un hueco en la historia del dise?o. Es dif¨ªcil pensar en alguien m¨¢s que Marienne Brandt ¡ªy sus famosas l¨¢mparas y teteras¡ª, pero las composiciones textiles de Anni Albers han sido expuestas este a?o en la Tate Modern de Londres consiguiendo un doble logro: reconocer el trabajo que merece la pena difundirse y ampliar los hitos de la Bauhaus al terreno textil, un campo en el que la escuela sobresal¨ªa.
?Qu¨¦ era ser moderno? ?So?ar con muebles fabricados en serie? ?Vivir sin ornamentos? ?Vestirse con libertad? ?Eliminar las may¨²sculas? ¡°Lo escribimos todo en peque?o para ahorrar tiempo¡± dijo Ise. La unidad en la diversidad era la esencia de la Bauhaus. ¡°Ahora estamos progresando en todas las direcciones¡±¡ªescribi¨® tambi¨¦n Ise¡ª. ¡°Creo que podemos estar viviendo el mejor momento de nuestra vida¡±. No fue f¨¢cil. Hab¨ªa ido a escuchar una conferencia de Gropius cuando ¨¦l ten¨ªa 40 a?os y ella 22. Se sent¨® en primera fila. Se visit¨® para llamar su atenci¨®n: capa negra y sombrero. Y lo hizo. ?l pidi¨® cenar con ella. Como no se lo concedieron, al d¨ªa siguiente envi¨® a su sobrino a averiguar su direcci¨®n. Gropius la cortej¨®. Ella dud¨®. ?l dijo que no pod¨ªa perder el tiempo y ella dej¨® a su novio y lleg¨® con una maletita a Weimar. Corr¨ªa el a?o 1923. Ise se hizo moderna con esa decisi¨®n. No vivi¨® con ¨¦l hasta que no estuvieron casados. Fue ¨¦l quien lo organiz¨®: estaba divorci¨¢ndose de Alma, ten¨ªa relaciones con una alumna, con una poetisa y con una bailarina. Ise se hizo con el puesto de la se?ora Gropius. Y a Gropius le sali¨® una bi¨®grafa.
"Frau Nina (Kandinsky) quiere una chimenea; Frau Klee, una estufa de carb¨®n; a Frau Muche le gustar¨ªa todo el¨¦ctrico; Frau Schlemmer no quiere nada el¨¦ctrico¡±, anot¨® Ise Gropius.
¡°Las esposas de los futuros ocupantes de las tres casas dobles de los maestros ¡ªMoholy-Nagy y Feninger, Kandinski y Klee, Muche y Schlemmer¡ª no pod¨ªan resistirse a dar su opini¨®n: ¡°Planos de las parcelas! Todas las mujeres de la Bauhaus est¨¢n entregadas al nuevo entretenimiento: "la mujer como persona creativa". Frau Nina (Kandinsky) quiere una chimenea, Frau Klee, una estufa de carb¨®n; a Frau Muche le gustar¨ªa todo el¨¦ctrico; Frau Schlemmer no quiere nada el¨¦ctrico¡±, anot¨® Ise.
De la misma manera que Gropius defend¨ªa que los accidentes naturales del terreno deben formar parte del dise?o, entre los fundamentos sociol¨®gicos de la vivienda m¨ªnima para los nuevos modelos de hogar list¨® que deb¨ªan ¡°aliviar parcialmente a cada mujer de sus tareas dom¨¦sticas con espacios comunitarios, instalaciones compartidas, guarder¨ªas para los ni?os y jardines en los tejados¡±. Lo escribi¨® ¨¦l que sab¨ªa que Ise no podr¨ªa tener hijos. A esas claves de la arquitectura moderna Gropius a?ad¨ªa la necesidad de las mujeres de participar en actividades remuneradas y liberarse de la dependencia del hombre. ¡°La emancipaci¨®n intelectual y econ¨®mica de las mujeres hacia una colaboraci¨®n de igualdad con los hombres¡±. Corr¨ªa 1933. Gropius insist¨ªa en que todos los adultos necesitaban una habitaci¨®n propia, ¡°por peque?a que sea¡±, dijo en su discurso sobre urbanismo durante el congreso del CIAM de 1933. Virginia Woolf lo hab¨ªa escrito en 1929.
La segunda esposa de L¨¢szl¨® Moholy-Nagy, Sibyl Pietzsch, que entonces trabajaba como guionista de cine en Berl¨ªn, escribi¨®: ¡°El poder de Hitler, que hab¨ªa sido una payasada provinciana, se volvi¨® inesperadamente real en 1931¡±. Con Hitler, la vida se fue oscureciendo bajo las nubes t¨®xicas de la cobard¨ªa y la traici¨®n. Gropius se lo cont¨® a otra mujer, su querida hija Manon que hab¨ªa tenido con Alma Mahler: ¡°No te puedes llegar a imaginar las dificultades que me he encontrado en los ¨²ltimos meses en esta Alemania empobrecida y machacada. Fiel a mi plan de vivir y trabajar solo por cosas que me parecen importantes y dignas de mis esfuerzos, he luchado mucho por existir, por una vida decente, como la que querr¨ªa tener todo el mundo, pero te puedo decir que es m¨¢s satisfactorio guiarse por las ideas propias, ser pionero, que pensar solo en lo que da dinero¡±.
La ¨²ltima frase de la carta revela la complejidad humana y la humanidad de Gropius tratando a su hija como a un igual, al tiempo que esperando de ella una seguidora. ¡°Te escribo sobre cosas horribles de adultos, pero te recuerdo tan lista que siento que soy m¨¢s tu amigo que tu padre, y ya creo que seguir¨¢s mis pasos¡±. Las contradicciones de Gropius dar¨ªan para otro post. Las de Manon, no. No lleg¨® a cumplir 19 a?os.
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