Tiempo de h¨¦roes
Euskadi es un pa¨ªs enfermo. Todav¨ªa
En Hernani y en O?ate se reviven tiempos heroicos. Tiempos en los que se asesinaba a base de patri¨®ticos tiros en la nuca a temibles militantes del PP o del PSE armados de palabras. Tanta era la fuerza de esas palabras que ayud¨® mucho a acabar con la muy popular organizaci¨®n ETA, en unos a?os en que los que formaban el aut¨¦ntico pueblo de Euskadi no ten¨ªan para defenderse nada m¨¢s que a esa banda de asesinos m¨²ltiples.
Ahora, cuando ya han cumplido los a?os de c¨¢rcel que el C¨®digo Penal asign¨® a cada uno de ellos en pago a la generosa cosecha de cr¨ªmenes cometidos, visto su comportamiento, al calor de las multitudes que les jaleaban, no parece que hayan dedicado mucho tiempo, del que seguramente les sobraba en la prisi¨®n, para pensar en el sufrimiento infligido. O sea, que muy arrepentidos no deb¨ªan de estar. Bueno, quiz¨¢ s¨ª, quiz¨¢ no han sido capaces de reconocer en p¨²blico que alg¨²n movimiento han hecho para demostrar al Estado carcelero que es Espa?a, que han aprendido algo durante los m¨¢s de 20 a?os que han pasado en el talego. Ellos sabr¨¢n.
Lo que resulta m¨¢s preocupante es la cantidad de gente que hab¨ªa en las calles de Hernani y de O?ate, deseosa de mostrar su aprecio no hacia los que quiz¨¢s se hayan arrepentido, o quiz¨¢s no, sino a quienes fueron en su momento los causantes de grandes cantidades de dolor. Quienes estaban en las calles de Hernani y O?ate estaban alabando a los de antes, es decir, a dos patriotas que eran, adem¨¢s, unos cobardes, unos asesinos fr¨ªos, unos torturadores sin escr¨²pulos. Aplaud¨ªan, muchos de ellos, lo que aquellos tipos hicieron en otro momento.
Jose Javier Zabaleta Elosegi (alias Baldo), en Hernani, y Xabier Ugarte Villar, secuestrador de Ortega Lara, en O?ate, recorrieron en loor de multitudes un buen trecho de los pueblos. Y dejaron manchada para mucho tiempo la imagen de sus paisanos, entusiasmados con esas figuras irredentas que las patrias dan en ocasiones.
La sociedad vasca ha fracasado mucho con ellos, con los que han estado en el talego y, sobre todo, con los que aplauden sus cr¨ªmenes. Pero es un problema que no se arregla dejando que la fantas¨ªa de cada uno se desboque imaginando castigos, como Marcos de Quinto cuando piensa en los secuestradores de Ortega.
Euskadi es un pa¨ªs enfermo. Todav¨ªa.
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