El desastre Johnson
Las iniciativas del nuevo primer ministro brit¨¢nico ya tienen consecuencias econ¨®micas negativas
La llegada de Boris Johnson al Gobierno brit¨¢nico ya est¨¢ generando los primeros dividendos. Adem¨¢s del desplome de la libra esterlina y de las cotizaciones burs¨¢tiles, se extienden los temores a una posible recesi¨®n. La presunci¨®n generalizada es que el nuevo primer ministro mantendr¨¢ su disposici¨®n a forzar un abandono definitivo de la UE sin acuerdo el pr¨®ximo 31 de octubre, a cualquier precio. Y ese precio ser¨¢ elevado, lo anticipan los mercados financieros.
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Como han mostrado tras la emergencia de la guerra comercial entre EE?UU y China, a los inversores en activos financieros no les gustan las confrontaciones. Tampoco a los empresarios del sector real que tratan de anticipar el horizonte por el que discurrir¨¢n sus empresas. Si no cambia la actitud del primer ministro brit¨¢nico, la econom¨ªa de su pa¨ªs seguir¨¢ sufriendo. Las evoluciones declinantes de los precios de los activos inmobiliarios tambi¨¦n dan cuenta de esto. ?nicamente las empresas con una proyecci¨®n internacional de sus ingresos podr¨¢n seguir capeando el temporal, siempre que la fr¨¢gil econom¨ªa mundial no se deteriore m¨¢s. Pero esas no ser¨¢n la mayor¨ªa de las empresas, como refleja la persistencia del abultado d¨¦ficit de la balanza de pagos brit¨¢nica.
Es precisamente esa conjunci¨®n del aterrizaje de Johnson, dispuesto a no facilitar una salida ventajosa para su pa¨ªs, con las se?ales adversas que se suceden en otras econom¨ªas y con la actitud de su amigo Donald Trump, las que pueden precipitar un debilitamiento adicional del crecimiento de las econom¨ªas europeas.
Frente al desastre que puede desencadenarse el 1 de noviembre, de poco servir¨¢ la disposici¨®n del primer ministro y de su ministro de Hacienda, Sajid Javid, de llevar a cabo una pol¨ªtica fiscal manifiestamente expansiva, rompiendo con la prudencia de su antecesor en esa cartera. En el caso en que su magra mayor¨ªa parlamentaria le permita hacer de su capa un sayo, con reducciones de impuestos y aumentos indiscriminados del gasto p¨²blico, no favorecer¨¢n una inmediata recuperaci¨®n del crecimiento, ni mucho menos, el mantenimiento bajo control de las tensiones inflacionistas ya estimuladas por la intensa depreciaci¨®n de la libra.
Tampoco cabe confiar en ning¨²n acuerdo comercial aceptable con Estados Unidos, como compensador del elevado comercio en bienes y servicios que hoy mantiene la econom¨ªa brit¨¢nica con el resto de la UE. De no mediar alteraciones en las intenciones con que lleg¨® a las elecciones y est¨¢ dando estos primeros pasos, Johnson podr¨¢ ser el primer ministro m¨¢s da?ino para su pa¨ªs y para el conjunto de Europa.
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