Un a?o del Gobierno Duque
Hacer un balance no resulta f¨¢cil, pues los niveles de polarizaci¨®n son altos, las versiones abundan y lo que para algunos son fracasos para otros son grandes logros
Esta semana el presidente Iv¨¢n Duque cumple su primer a?o de mandato. Su imagen positiva arranc¨® con poco m¨¢s de un 50% seg¨²n las encuestas. Semanas despu¨¦s y con una reforma tributaria andando, su imagen se desplom¨® vertiginosamente hasta llegar al 28% de aceptabilidad entre los colombianos. Luego, opt¨® por la vieja estrategia de su mentor, el expresidente y actual senador ?lvaro Uribe, de crear miedo y fantasmas. Escogi¨®, entonces, a la guerrilla del ELN y al Gobierno de Maduro como los fantasmas ideales. Los primeros cometieron un ataque demencial en el mes de enero del presente a?o, y los segundos cada dos o tres semanas la emprenden verbalmente contra alg¨²n uribista, lo cual benefici¨® al Gobierno en las encuestas. As¨ª las cosas, lleg¨® a repuntar hasta el 45% de aprobaci¨®n a su mandato para el mes de marzo. Hace unos d¨ªas, salieron nuevamente las encuestas y su imagen ha vuelto a caer fuertemente, instal¨¢ndose en el 35%.
Hacer un balance sobre el primer a?o de gobierno Duque no resulta f¨¢cil, pues los niveles de polarizaci¨®n son altos en el pa¨ªs, las versiones sobre sus acciones abundan y lo que para algunos son fracasos para otros son grandes logros. En todo caso, a continuaci¨®n, se plantear¨¢n tres balances.
1. El balance en materia de seguridad: Sobre este punto se deben decir, al menos, cuatro asuntos. En primer lugar, el Gobierno lanz¨® la pol¨ªtica de Defensa y Seguridad, un documento interesante, bien construido y con un diagn¨®stico integral. Sin embargo, a nivel territorial no ha pasado nada, absolutamente nada. No hay t¨¢ctica militar clara, no ha habido golpes al ELN, tampoco a los grupos armados organizados y en muchas regiones hay verdaderos ¡°Estados-mafiosos¡±, controlados por el crimen organizado. En segundo lugar, el Gobierno manifiesta que una buena cantidad de indicadores de violencia han disminuido, aunque la mayor¨ªa de las reducciones son producto de los beneficios del Acuerdo de Paz, el acuerdo que tanto ataca el uribismo. En tercer lugar, entre 2012 y 2017 los indicadores de violencia asociados al conflicto cayeron de forma incre¨ªble, luego, en 2018, se presentaron algunos aumentos producto del copamiento criminal en los territorios donde antes estaba la exguerrilla de las FARC. En la medida en que muchas de esas disputas ya pararon, pues alguna organizaci¨®n criminal gan¨®, los indicadores de violencia caen en 2019. As¨ª las cosas, de los poco m¨¢s de 1.110 municipios que tiene el pa¨ªs hay problemas de seguridad en poco m¨¢s de 100, en la ¨¦poca del conflicto se llegaba a 400 municipios.
2. El otro balance es en materia de gobernabilidad. Aqu¨ª la situaci¨®n es muy preocupante. Por un lado, el presidente Duque est¨¢ en una especie de chantaje de los sectores radicales de su partido, que le ha llevado a cometer una serie de errores pol¨ªticos incre¨ªbles. Han bloqueado la actividad del congreso, no han logrado pasar casi ninguna de sus propuestas pol¨ªticas centrales. La causa es que el partido de Gobierno ha querido aprobar leyes abiertamente inconstitucionales y de gran debate. Las famosas objeciones a la ley Estatutaria que crea la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP) y ahora la ley Andr¨¦s Felipe Arias, que busca beneficiar a una serie de aliados del Gobierno en problemas judiciales, han causado una par¨¢lisis en el legislativo. Por otro lado, sus ministros no dejan de cometer errores. Por ejemplo, el ministro de Defensa parece m¨¢s un encubridor de cr¨ªmenes que un ministro. En varios hechos ha salido apresuradamente a dar versiones que luego se comprueban que eran falsas. Su ministra del Interior, la encargada de asuntos pol¨ªticos, apenas si controla a sus funcionarios.
3. El tercer balance se refiere a la pol¨ªtica exterior de Duque. En esto s¨ª que todo es un gran fracaso. La actividad de este ministerio gira en torno al tema de Venezuela. Incluso en reuniones privadas, de gran importancia y neur¨¢lgicas, el canciller se hace acompa?ar de miembros del gabinete de Guaid¨®. Es como si se estuvieran entregando los secretos del pa¨ªs a un mont¨®n de supuestos funcionarios que no controlan nada. Adem¨¢s, el Gobierno sale a hablar bien del proceso de paz, a decir que lo defiende y que respeta la justicia transicional y a nivel dom¨¦stico hace lo contrario: ataca la JEP, deja desfinanciado el acuerdo y hace todo lo posible para que las reformas derivadas de la paz no lleguen a buen t¨¦rmino. Obviamente, la comunidad internacional es consciente de ello.
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