La p¨¢gina en blanco
El Gobierno tiene que actuar recibiendo con calidez a esas v¨ªctimas del capitalismo global
Nadie sabe de veras si sus escritos van a pasar a la historia o no hasta que ya le da lo mismo, supongo yo. Porque a semejante cosa solo puede dar respuesta el curso del tiempo. De modo que lo suyo es hacer todo lo mejor que uno puede, y ya. Tampoco est¨¢ muy claro que hacer las cosas bien sea una garant¨ªa para nada. Yo, por modesto ejemplo, creo que no habr¨ªa soportado hace 45 a?os mis actuales opiniones liberales. Me habr¨ªan parecido infumables ejemplos de pensamiento peque?o-burgu¨¦s.
A esa amenaza de encontrarse alg¨²n d¨ªa con un art¨ªculo con un contenido imposible de asumir, responde en ocasiones la dificultad de contestar a algunas preguntas, lo que los privilegiados que podemos escribir peri¨®dicamente en un diario resolvemos con facilidad cambiando de tema, porque, por suerte, hay millones de ellos. Tarde o temprano, sin embargo, y si queda una peque?a raci¨®n de decencia en el equipaje de uno, hay que coger el toro por los cuernos, y hablar con alg¨²n conocimiento de causa, lo que es muy positivo para las cuitas del coraz¨®n.
Pues bien, estudiado a fondo el asunto de los n¨¢ufragos rescatados por el barco Open Arms, solo quedan dos salidas honorables:
1. La que aplicar¨ªa un Gobierno de Vox para salvarnos a los indefensos espa?oles del asalto de tan peligrosa banda de supervivientes.
2. La que parece obligada, que es ni m¨¢s ni menos que dar asilo urgente a los rescatados. Y ponerse de inmediato a arreglar, con los socios europeos que lo deseen, una salida seria a la situaci¨®n desesperada que viven quienes han tenido la suerte de encontrar un barco que les rescate y para los millones que no la han tenido.
La conclusi¨®n es la misma despu¨¦s de estudiar los argumentos a favor y en contra del rescate: si hay un m¨ªnimo de decencia en la opci¨®n pol¨ªtica por la que me he decantado en las ¨²ltimas elecciones, el Gobierno tiene que actuar recibiendo con calidez a esas v¨ªctimas del capitalismo global. Si no fuera global no tendr¨ªa efectos tan extremos. Es la misma conclusi¨®n si se mira a las caras de los protagonistas de la cat¨¢strofe. Hay que salvarles. Aunque vivamos peor despu¨¦s.
Entonces, cuando acabo de escribir esto, ya puedo mirar a los ojos a mi hijo. No es poco.
Ya hablaremos de la posteridad literaria. Otro d¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.