Trump en el Tibidabo
Su especialidad es la compraventa, el acuerdo comercial, e incluso se ofrece para mediar en conflictos como el de Cachemira
Donald Trump, como un olvidado alcalde que tuvo Barcelona, ve el mundo en forma de propiedad inmobiliaria. Cuando inaugur¨® sus negociaciones nucleares con la dictadura norcoreana tuvo la visi¨®n de las actuales costas v¨ªrgenes de la Pen¨ªnsula llenas de rascacielos, hoteles y campos de golf. La limitaci¨®n de la inmigraci¨®n es cuesti¨®n de una valla infinita entre M¨¦xico y Estados Unidos que dar¨¢ negocio a los constructores. Tambi¨¦n el plan de paz para Oriente Pr¨®ximo, cifrado en inversiones privadas casi exclusivamente. Ahora pretende comprar Groenlandia, pa¨ªs autogobernado bajo soberan¨ªa danesa, para aprovechar sus recursos naturales, reforzar la pol¨ªtica ¨¢rtica de Washington y quiz¨¢s sacar provecho inmobiliario de ese cambio clim¨¢tico cuya existencia pone en duda.
Juan Pich y Pon fue alcalde de Barcelona designado por el Gobierno central entre 1934 y 1935, en el llamado bienio negro o derechista, despu¨¦s de los hechos de octubre de 1934, e incluso lleg¨® a gobernador y presidente de la estructura de la Generalitat suspendida. De su riqu¨ªsimo y entonces c¨¦lebre anecdotario destaca su exclamaci¨®n ante el paisaje urbano desde la cima del Tibidabo: ¡°?Cu¨¢nta propiedad inmobiliaria!¡±. As¨ª como a Pich y Pon se le hac¨ªa la boca (o la cartera) agua solo de pensar en las transacciones especulativas que permit¨ªa una tal extensi¨®n de construcciones urbanas, a Donald Trump le pasa algo similar desde la cima de su poder presidencial, asomado a la enormidad convulsa del planeta. Todo lo que ve le parece la oportunidad de un negocio. Su especialidad es la compraventa, el acuerdo comercial, y hasta tal punto debe considerarse un experto, seguro que el mejor del mundo seg¨²n sus humildes hip¨¦rboles, que ya se ofrece para resolver los mayores conflictos.
Al presidente chino Xi Jinping le ha dado ¨¢nimos y consejos para resolver la revuelta democr¨¢tica en Hong Kong. Est¨¢ seguro de que lo har¨¢ todo bien y sin derramar sangre, pero le recomienda que se re¨²na directamente con los manifestantes. Con ocasi¨®n de su encuentro con el primer ministro paquistan¨ª, Imran Khan, tambi¨¦n se ofreci¨® para mediar con India sobre el conflicto de Cachemira. El ¨²nico inconveniente es que, al menos de momento, no est¨¢n muy claros los efectos de sus amables ofertas, hasta el punto de que algunos malintencionados han interpretado las amenazas militares de China sobre Hong Kong y la supresi¨®n del autogobierno de Cachemira como resultado directo de sus habilidades diplom¨¢ticas.
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