El Mediterr¨¢neo solo tiene una ribera

La inmigraci¨®n, seg¨²n quien la refiera, puede ser un problema, un fen¨®meno, una oportunidad, un reto... y, en el peor de los casos, un arma pol¨ªtica arrojadiza. Ning¨²n pa¨ªs de la Uni¨®n Europea admite la inmigraci¨®n como lo que realmente es: un hecho social complejo en el que se conjugan intereses, motivaciones y capacidades de personas muy diversas y, por tanto, profundamente enriquecedor para ambas orillas. La pol¨ªtica comunitaria, demasiado confusa al respecto, contribuye a mantener el imaginario colectivo que ve la inmigraci¨®n como un asunto ingobernable, que escapa a cualquier control administrativo y que depende absolutamente de los traficantes de personas. El cierre de las fronteras, el retorno forzado, los campos de retenci¨®n en los pa¨ªses de salida y hasta el abandono de n¨¢ufragos en alta mar son hechos asumibles por las opiniones p¨²blicas europeas. Pero los trabajadores inmigrantes de ahora no son diferentes a los emigrantes europeos de siempre. Dejan su pa¨ªs en busca de una dignidad personal que all¨ª no van a conseguir y que aqu¨ª les negamos sistem¨¢ticamente.

Luis Fernando Crespo Zorita. Las Rozas de Madrid (Madrid)