La farsa tr¨¢gica
El descontento es una parodia de la pol¨ªtica, y vence por goleada
Discrepo de quienes tratan de encontrar una v¨ªa r¨¢pida de soluci¨®n a la crisis de los n¨¢ufragos rescatados por el barco solidario Open Arms en el Mediterr¨¢neo exigiendo la reacci¨®n del Gobierno espa?ol. La acogida sim¨¦trica a la que se posibilit¨® hace un a?o con el barco Aquarius no es ahora recomendable. El Gobierno est¨¢ en funciones y los dos partidos conservadores se oponen rotundamente. Ya entonces se advirti¨® que acoger un barco no pod¨ªa significar acogerlos todos. Muchos que no han movido un dedo jam¨¢s por nadie se han dedicado a denunciar la incoherencia de aquel acto de generosidad puntual. Sucede en muchos ¨¢mbitos de la vida. Alguien hace algo bien, pero como no puede sostener ese comportamiento de manera constante, es ridiculizado. Cuidado con comprar esa c¨ªnica coartada, porque es la esencia de los fascismos que resurgen en Europa. Como no existen soluciones factibles a los grandes problemas, resultan seductores aquellos que en lugar de programa proponen descontento. El descontento no busca un arreglo, solo es expresi¨®n de la frustraci¨®n. Es una parodia de la pol¨ªtica, pero est¨¢ venciendo por goleada all¨¢ donde se presenta.
La crisis de los africanos rescatados en el alta mar junto a las costas italianas requiere una respuesta global, eso es cierto. Pero son las autoridades italianas quienes han de recibir el barco. El ministro del Interior, Salvini, est¨¢ en campa?a y pretende usar el dolor de las v¨ªctimas para investirse de autoridad. Es hacia su cartel propagand¨ªstico hacia donde deben dirigirse las urgencias internacionales. Si est¨¢ incumpliendo la ley del mar, han de ser los jueces italianos quienes pongan remedio a la situaci¨®n. Y si se trata tan solo de una exhibici¨®n de mano dura, han de ser los italianos quienes se pregunten en voz alta si la indignidad es lo que quieren votar por mayor¨ªa. Comete un error la izquierda en querer de nuevo apoderarse de las reacciones humanitarias. El humanitarismo no tiene ideolog¨ªa. Es absurdo que en los ¨²ltimos a?os recibir inmigrantes sea una vitola de la izquierda y rechazarlos una promesa de la derecha. Es un sinsentido reivindicar esos dos imposibles. Si siguen jugando de este modo, convertir¨¢n el drama migratorio en otra basura electoralista como han hecho con la salud p¨²blica, el urbanismo y el transporte, sobre los que izquierda y derecha se posicionan, pero carecen de plan.
El ¨²nico que se ha atrevido en los ¨²ltimos meses a dar un paso hacia delante ha sido el papa de Roma. Cuando record¨® a la derecha europea, que presume de cristiana, de que sus estrategias frente al drama migratorio incumpl¨ªan los Evangelios. Esa misma derecha que se apropia de los valores cristianos para sacar a pasear cuando le conviene el drama del aborto, se ha aficionado a fingirse v¨ªctima. Habla de una persecuci¨®n escolar y vende una grotesca reencarnaci¨®n de los valores de nada menos que Isabel la Cat¨®lica, mientras permanece muda o ir¨®nica ante el bloqueo del Open Arms por parte del ministro Salvini. Un bloqueo que roza el secuestro expr¨¦s, el chantaje a costa de las vidas de las verdaderas v¨ªctimas. Ya va siendo hora de que ese cristianismo electoral sea denunciado por la autoridad eclesi¨¢stica; no puede ser que hayan usurpado el rol de v¨ªctima a quienes padecen la guerra, el hambre y el exilio. Como si fuera comparable en ese victimato la restricci¨®n de circulaci¨®n en el centro de la ciudad, las medidas de protecci¨®n a la mujer y la ley antitabaco. Esto es una farsa.
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