Una coalici¨®n sin partidos

Estaba tan descontada la coalici¨®n de Gobierno de izquierdas tras las elecciones que su inviabilidad, hasta el momento, produce entre la mayor¨ªa de votantes de izquierda m¨¢s desconcierto y perplejidad que comprensi¨®n. Diversos analistas han explicado acertadamente por qu¨¦ siempre hubo suficientes razones para el escepticismo ante un pacto entre PSOE y Podemos: una uni¨®n de fuerzas insuficiente en apoyos, internamente vulnerable e ideol¨®gicamente desequilibrada dif¨ªcilmente puede articular una mayor¨ªa en el Congreso.

No es un problema de nuestra democracia, sino un reflejo m¨¢s de la transformaci¨®n del medio ambiente pol¨ªtico. En el pa¨ªs de Borgen, los daneses acaban de formar un Gobierno socialdem¨®crata en minor¨ªa con pocos precedentes. Tras dos meses sin salida, en B¨¦lgica hay un debate sobre si se pueden repetir las elecciones. En Italia, una coalici¨®n endeble se acaba de hundir con apenas un a?o de funcionamiento. Si queremos mirar afuera para encontrar lo que nuestros pol¨ªticos no aciertan a conseguir, no hallaremos certezas mayores. Y sin embargo hay tiempo para acordar f¨®rmulas que permitan la formaci¨®n de un nuevo Gobierno, siempre que se respeten tres ingredientes necesarios que que han funcionado en la pol¨ªtica espa?ola estatal o auton¨®mica.

Primero, que los partidos que aspiren a entrar en el Ejecutivo garanticen su cohesi¨®n interna al resto de socios. Si es cierto que la perspectiva de llegar al poder suele cohesionar los partidos, cuando eso no funciona, como sucede con Podemos, es un terrible presagio para el resto de potenciales aliados de coalici¨®n.

Adem¨¢s, la pretensi¨®n de Podemos de supeditar la decisi¨®n del Ejecutivo a los ¨®rganos de partido hasta ahora no ha funcionado demasiado bien en Espa?a. M¨¢s bien los estudios al respecto demuestran lo contrario: los partidos suelen quedar supeditados a la potent¨ªsima maquina de acci¨®n gubernamental. Por eso, los aparatos partidistas han gobernado poco la agenda pol¨ªtica espa?ola, menos de lo que suele pensarse. Podemos teme las implicaciones de esta inercia, pero no parece que forzar las aristas convenza a sus socios.

Por eso, siempre que acaban habiendo tensiones entre los partidos gobernantes y los Ejecutivos en los que participan sin apenas influencia, la sostenibilidad del equilibrio ha pasado por estrategias presidenciales que a¨ªslan partidos y Gobiernos, con ministros con bajo perfil o independientes (y no por mucho tiempo), con una irrefrenable deriva personalista.

Reunir estos tres aspectos no producir¨¢ inevitablemente una coalici¨®n de izquierdas en el pr¨®ximo mes, pero s¨ª ser¨¢n inexcusables para facilitar la f¨®rmula resultante que aborte la repetici¨®n electoral. Dicho de otro modo: cu¨¢nto menos cohesionado se presente Podemos a la negociaci¨®n definitiva, cuanto m¨¢s pretenda controlar desde fuera la incertidumbre inevitable de la acci¨®n gubernamental, cuanto menos margen quiera dejar a S¨¢nchez en la gesti¨®n posterior del Ejecutivo¡­ m¨¢s probable es que volvamos a las urnas en tres meses.

Juan Rodr¨ªguez Teruel es profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad de Valencia. Este art¨ªculo ha sido elaborado por Agenda P¨²blica para EL PA?S.