Terciarizaci¨®n

La econom¨ªa espa?ola lleva tiempo desindustrializ¨¢ndose. El sector servicios no deja de ganar peso en la composici¨®n del PIB, a costa fundamentalmente de la industria, que apenas representa el 15%. Esa transici¨®n no es espec¨ªfica de nuestro pa¨ªs. Tampoco ser¨ªa alarmante si coexistiera con aumentos en el valor de la producci¨®n del sector, aunque fueran inferiores al de los servicios y al conjunto del PIB espa?ol. Pero no es el caso.

La industria espa?ola es altamente dependiente del entorno internacional y este lleva meses evolucionando desfavorablemente. Una parte muy importante de la elevada apertura al exterior de nuestra econom¨ªa la explican las exportaciones e importaciones de bienes industriales, que son los que m¨¢s est¨¢n acusando el da?o que ejercen las guerras comerciales y el horizonte abierto por el Brexit. Adem¨¢s, existen empresas industriales espa?olas que forman parte de las cadenas de producci¨®n transfronterizas en sectores igualmente afectados, entre otros factores, por esas tensiones comerciales.

El m¨¢s representativo de ese debilitamiento es el sector del autom¨®vil. Es el segundo m¨¢s importante en la industria espa?ola, tras el de alimentaci¨®n, y es tambi¨¦n uno de los que depende en mayor medida de sus ventas al exterior, Reino Unido incluido. Al igual que el conjunto del sector industrial, los ¨²ltimos meses dan cuenta de un inquietante debilitamiento de su actividad, as¨ª como de las exportaciones e importaciones y de los ¨ªndices de confianza de las empresas del sector.

El panorama en la siderurgia no es mucho mejor, anticipando en general la contracci¨®n del resto de los subsectores. Aunque menores, los descensos en el valor de la producci¨®n afectan igualmente al sector qu¨ªmico. Capean muy aceptablemente el temporal el sector papelero y el farmac¨¦utico, aunque su importancia relativa no les permite compensar el pobre comportamiento del resto.

Son se?ales que deber¨ªan obligar a un an¨¢lisis en profundidad, m¨¢s all¨¢ de esa p¨¦rdida de peso relativo, de las debilidades espec¨ªficas de los principales sectores espa?oles. Junto a esto, es necesario asumir que la pol¨ªtica industrial sigue teniendo importancia. El ministerio ha dado pasos en la direcci¨®n correcta, pero es necesario disponer de actuaciones consecuentes con ese declive a medio plazo y, en todo caso, aglutinar las hoy dispersas competencias entre ministerios y comunidades aut¨®nomas.