?Qu¨¦ fue de la regeneraci¨®n?
La ventana de oportunidad para reformas profundas contra la corrupci¨®n se cierra poco a poco a la sombra del neobipartidismo
Esperanza Aguirre controlaba la caja b del PP madrile?o. Esa es, al menos, la opini¨®n del juez instructor del caso P¨²nica. Que, como la mayor¨ªa de las causas recientes o presentes sobre corrupci¨®n en Espa?a, versa sobre la financiaci¨®n ilegal de los partidos pol¨ªticos. Es por tanto sorprendente la paulatina desaparici¨®n de este tema del debate, tanto en su momento electoral como en la negociaci¨®n de nuevos Gobiernos. M¨¢s a¨²n cuando Ciudadanos y Podemos son partidos que nacieron al calor de una p¨¦rdida masiva de confianza de los votantes en la capacidad de las viejas formaciones para evitar la podredumbre institucional.
Sin embargo, morados (primero) y naranjas (m¨¢s tarde) se han ido dejando las l¨ªneas rojas sobre corrupci¨®n por el camino. Es cierto que Cs pudo mantener durante m¨¢s tiempo las exigencias porque dispon¨ªa de mayor poder de negociaci¨®n. Mientras permaneci¨® en el centro, con opciones de pactos a ambos lados del espectro, pudo abanderar la regeneraci¨®n. Pero al convertirse en la versi¨®n de Podemos para la derecha (esto es, un nuevo socio minoritario de un viejo partido mayoritario) ha acabado por priorizar las cuestiones ideol¨®gicas sobre los cambios institucionales.
Pero, incluso compitiendo dentro de un bloque, ?por qu¨¦ no usar lo que m¨¢s te diferencia del adversario para marcar tu propio territorio? La ausencia de arrojo estrat¨¦gico es llamativa, y solo puede explicarse precisamente por el miedo a innovar pol¨ªticamente. En sus purgas internas, tanto Rivera como Iglesias se han deshecho de quienes pon¨ªan el acento en la ruptura de los ejes tradicionales de competici¨®n, qued¨¢ndose en cambio con estrategias m¨¢s conservadoras para conseguir votos en las fuentes ideol¨®gicas habituales.
Es as¨ª como la ventana de oportunidad para reformas profundas contra la corrupci¨®n que se abri¨® entre 2011 y 2015 se cierra poco a poco ahora a la sombra del neobipartidismo. Pero la creciente marejada de voto ¨²til hacia los viejos partidos deber¨ªa poner en guardia a los nuevos. Quiz¨¢s para sobrevivir necesitan recuperar algo de aquel impulso de cambio que les dio su primera oportunidad electoral hace ya media d¨¦cada. La financiaci¨®n de sus adversarios, principal punto d¨¦bil organizativo del bipartidismo original durante una crisis de representaci¨®n cuyo recuerdo vuelve con cada nueva causa judicial abierta, no parece un mal ¨¢ngulo para retomar el ataque. @jorgegalindo
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