?El dinero en el bolsillo?
Ah¨ª es donde deber¨ªa situarse el debate: alcanzar un Estado lo m¨¢s eficiente posible para conseguir sus objetivos de libertad e igualdad pero que tambi¨¦n sea lo menos costoso posible para los contribuyentes
?ltimamente se ha puesto de moda decir que el dinero est¨¢ mucho mejor guardado en el bolsillo de los ciudadanos que entreg¨¢ndoselo al Estado en forma de tributos. Tambi¨¦n se suele decir, en el mismo sentido, que hasta junio trabajas para el Estado y s¨®lo el resto del a?o trabajas para ti mismo. Como frases suenan bien, incluso muchos incautos pueden cre¨¦rselas, pero dichas gen¨¦ricamente son afirmaciones falaces, demag¨®gicas y reaccionarias.
En el fondo, la cuesti¨®n a dirimir es la siguiente: ?el Estado nos roba y se apropia de lo que es nuestro o, por el contrario, nos ofrece derechos y servicios suficientes con los que paga nuestras aportaciones tributarias? Aclarar previamente que por Estado entendemos poderes p¨²blicos (Administraci¨®n Central, Comunidades Aut¨®nomas y entes locales) y por tributos, impuestos, contribuciones y tasas. Pero volvamos al comienzo: el dinero, ?est¨¢ mejor en nuestros bolsillos?
No lo creo, ni pienso que la persona m¨¢s ego¨ªsta, si razona un poco, puede llegar a cre¨¦rselo. Es cierto que en Europa tenemos un Estado de grandes dimensiones, el llamado Estado social o de bienestar, pero los servicios que rinde son incuestionables: seguridad, obras p¨²blicas, ense?anza, sanidad, pensiones, subsidio al desempleo, etc. Todo ello es muy caro. Pero, adem¨¢s, con la pol¨ªtica fiscal no s¨®lo se suministran servicios sino que es un importante instrumento para regular la econom¨ªa, contribuye a redistribuir las rentas, permite que el sistema econ¨®mico sea m¨¢s eficiente y que las crisis puedan prevenirse y sortearse en mejores condiciones. Por otra parte, con la globalizaci¨®n acelerada de los ¨²ltimos a?os, esta mejora general de las condiciones de vida se extiende, con trabas y dificultades, por todo el mundo, tambi¨¦n en nuestro beneficio.
Pues bien, sin los tributos todo ello ser¨ªa imposible, con el dinero en el bolsillo de los ciudadanos estos avances no se hubieran producido, vivir¨ªamos en una jungla donde el rico aplasta al pobre sin que nadie le defienda porque no existe un Estado fuerte sino peque?o y d¨¦bil, tal como era antes. Y es fundamental para que este camino prosiga que el dinero no se quede en los bolsillos siempre que, primero, no se elimine la capacidad de crear riqueza, fuente de las haciendas p¨²blicas y, segundo, se emplee mal lo recaudado, que s¨®lo sirva para alimentar una burocracia excesiva, ineficaz y corrupta.
Ah¨ª es donde deber¨ªa situarse el debate: alcanzar un Estado lo m¨¢s eficiente posible para conseguir sus objetivos de libertad e igualdad pero que tambi¨¦n sea lo menos costoso posible para los contribuyentes siempre que exista una equidad fiscal en relaci¨®n con los ingresos y el patrimonio de los ciudadanos. Si situ¨¢ramos en estos t¨¦rminos el debate entre pol¨ªticos y partidos creo que eliminar¨ªan su actual desprestigio.
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