Mis primeras vacaciones con dos gatos (II): Ventanas abiertas
M¨ªa y At¨²n disfrutan de un est¨ªo de aire fresco gracias a unas redes protectoras
Cuando tienes gatos, hay un elemento del hogar con el que cambias tu relaci¨®n de forma radical: las ventanas. Empiezas a verlas como un peligro potencial. Y m¨¢s cuando vas conociendo historias de accidentes de animales que se cayeron desde alg¨²n piso. A ver, no es que los gatos sean tontos, es que mantienen intacto su instinto, y si ven un p¨¢jaro, pues lo quieren cazar. O si est¨¢n apoyados en el alf¨¦izar y de repente algo los asusta, pueden desequilibrarse.
Tengo amigos que dejan a sus gatos caminar libremente por las ventanas, salir a los tejados y pasear por el vecindario. Yo, como soy un hist¨¦rico, los meto en el cuarto cuando quiero ventilar la casa y solo las dejo batientes si estoy en casa (son ventanas altas y ya he comprobado que no llegan). De todos los miedos que me entran con una hipot¨¦tica ca¨ªda -vivo en un tercero- el peor es el de pensar en los segundos que pasar¨ªan entre que se produjera la ca¨ªda y a m¨ª me diera tiempo a bajar a la calle. Ya ven ustedes que de cordura ando sobrado.
No abrir las ventanas en una casa que est¨¢ m¨¢s o menos preparada para el calor puede pasar, incluso en verano. En Asturias, con el incremento de las temperaturas de los ¨²ltimos a?os y la humedad, es bastante latoso (por si a alguien le interesa: el mito aquel de las noches con jersey en el norte est¨¢ a punto de desaparecer). Y cuando toca hacer la casa, terminas preparando una especie de sudoku de puertas cerradas y ventanas abiertas, con los gatos pasando de estancia en estancia (del ala este al ala oeste, ya saben), y pensando que su due?o es imb¨¦cil.
Uno puede aguantar estas incomodidades, pero tu familia no tiene la culpa. Y los gatos tampoco. Por eso este a?o me decid¨ª a comprar unas redes para las ventanas (f¨ªjense que digo que lo hice por los dem¨¢s, no por m¨ª. Los felinos me han convertido en alguien generoso. Es decir, en alguien inversamente proporcional a ellos).
Despu¨¦s de mucha investigaci¨®n (investigaci¨®n nivel Google, tampoco nos vamos a enga?ar) y de llamar incluso a un manitas (Es curioso que muchos tenemos en el m¨®vil a alguien guardado como ¡°XXXX Manitas¡±) me decid¨ª a encargarlas a Proyecto Noa, una iniciativa que debe su nombre al de una gatita que con dos a?os y medio falleci¨® al caer por una ventana. A partir de aquella traum¨¢tica experiencia y despu¨¦s de vivir varios a?os sin abrir la ventanas para que Moro -otro gato- no corriera la misma suerte, comenzaron a desarrollar un producto muy interesante para todos los que tenemos gatos: redes elaboradas a medida para cada ventana.
Voy a confesar una cosa: cuando me llegaron, lo primero que pens¨¦ fue: ¡°uf, esto no lo monto bien ni de co?a¡±. Sospecho que a m¨ª nadie me tiene en su m¨®vil como ¡°Pedro Manitas¡±. Pero los chicos de Proyecto Noa me hicieron llegar un v¨ªdeo que parec¨ªa un documental en el que lo explicaban todo de manera tan clara que incluso yo supe hacerlo. Las redes vienen incluso con un candado de seguridad para evitar problemas con el cierre fortuito de las ventanas.
A los dos minutos de instalarlas, ya pod¨ªa dar por buena la inversi¨®n: M¨ªa y At¨²n se apostaron inmediatamente en la ventana, a vigilar a la gente que pasaba por la calle y a refrescarse ante el calor del verano astur. Cada vez que o¨ªan un ruido, empujaban la cabeza contra la red, intentando asomarse. Cuando pasaba el afilador, levantaban las orejas. A veces se quedaban tumbados, durmiendo la siesta, bajo la ventana abierta. Eso s¨ª, el mejor sitio era siempre para M¨ªa. Si ve¨ªa que At¨²n se exced¨ªa en sus ganas de cotillear, lo apartaba muy sutilmente con un leve movimiento de cadera (les recuerdo que M¨ªa es un poco culona). Por momentos, parec¨ªa que M¨ªa le estaba explicando a At¨²n qu¨¦ era cada uno de los edificios que se ve¨ªan desde la ventana.
Hasta hace poco, pensaba que lo mejor de tener gatos eran las tardes de domingo en invierno, cuando todos en casa acompasamos la siesta. Ahora, las siestas de verano con el aire entrando por la ventana han pasado a ocupar un lugar destacado en la lista de ¡°los mejores momentos con M¨ªa y At¨²n¡±.
Parec¨ªa que iba a ser un verano perfecto. Lo que ni M¨ªa ni yo esper¨¢bamos era el show que el peque?ajo estaba a punto de comenzar a ofrecernos cada noche¡
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