El hombre que consigui¨® que los perfumeros fueran estrellas

Cuenta Fr¨¦d¨¦ric Malle que, cuando inaugur¨® su tienda en Par¨ªs, cada fin de semana recib¨ªa un aluvi¨®n de visitantes insospechados: ¡°Los encargados de marketing de las dem¨¢s marcas de perfumer¨ªa¡±, recuerda con orgullo. Ahora que la firma que fund¨® en 2001, ?ditions de Parfums Fr¨¦d¨¦ric Malle, cumple 19 a?os y refuerza su presencia en Espa?a, el franc¨¦s reivindica que en la explosi¨®n de la perfumer¨ªa de autor hay solo dos pioneros leg¨ªtimos: Serge Lutens y ¨¦l mismo. ¡°Mi idea inicial era muy sencilla. Consist¨ªa en vincular dos realidades¡±, explica. ¡°Por un lado, los perfumistas estaban cada vez m¨¢s frustrados porque trabajaban en malas condiciones, con poco tiempo e interlocutores que no ten¨ªan ni idea de fragancias. Por otro, el p¨²blico se hab¨ªa alejado del perfume. Yo ten¨ªa que conectarlos a ambos¡±.

Ahora la perfumer¨ªa de autor es un fen¨®meno comercial al que se han adherido muchas grandes firmas, pero conviene remontarse algunos a?os para recordar el impacto que supusieron los frascos minimalistas de Malle, en los que, de manera ins¨®lita, el nombre del perfumista aparec¨ªa inscrito en la etiqueta. ¡°Hay que pensar que en aquella ¨¦poca a los perfumistas ni siquiera se les invitaba a las presentaciones¡±, recuerda. ¡°Cuando propuse esta idea, a algunos les dio pudor, pero la mayor¨ªa se emocionaron y se implicaron m¨¢s. Ya no pod¨ªan esconderse detr¨¢s de una marca comercial, porque el perfume ir¨ªa firmado por ellos¡±.

Cuando Malle abri¨® su firma ya contaba con una d¨¦cada de experiencia en el sector, de ah¨ª que no le cost¨® convencer a tres superestrellas como Pierre Bourdon, Jean Claude Ellena y Michel Roudnitska. Luego vinieron los dem¨¢s, hasta conformar un porfolio de creadores que aproxima m¨¢s la firma de Fr¨¦d¨¦ric Malle a una editorial literaria que a una casa de perfumer¨ªa al uso.

¡°El s¨ªmil literario es acertado. Hay libros por encargo y otros que llegan por s¨ª solos¡±. El mayor hito de la firma, Musc Ravageur, apareci¨® un d¨ªa en su oficina de la mano de su creador, Maurice Roucel. ¡°Me dijo que si la mitad de lo que le hab¨ªa dicho era verdad, publicar¨ªa su perfume conmigo. De lo contrario, me retirar¨ªa la palabra de por vida. Todo sali¨® bien, porque yo no le hab¨ªa mentido. Eso s¨ª, hice una modificaci¨®n en el perfume y se puso furioso. ?Pero es que hab¨ªa algo que no funcionaba! Al final me dio la raz¨®n. ?Ves? Por eso digo que soy editor¡±.