Mileva Maric y Einstein
La historia de la primera esposa del renombrado cient¨ªfico es una muestra de las dificultades de las mujeres en las ciencias
La reciente valoraci¨®n del Polit¨¦cnico de Z¨²rich para hacer un reconocimiento a Mileva Maric, primera esposa de Einstein, no solo devuelve a la palestra a esta controvertida figura, sino que pone de relieve algunas de las dificultades espec¨ªficas que tuvieron y tienen las mujeres para ver reconocidas sus aportaciones a las ciencias. Algunas de sus contempor¨¢neas tambi¨¦n ilustran este panorama. Sin ir m¨¢s lejos, Marie Curie, que tiene una exitosa y reconocida carrera cient¨ªfica, se topa con la Academia de Ciencias Francesa que, en una decisi¨®n que arrastrar¨¢ como dem¨¦rito siempre, rechaz¨® a la dos veces Nobel, haciendo patente el uso de criterios sexistas por encima de los cient¨ªficos. Por su parte, Emmy Noether, una figura fundamental en las matem¨¢ticas y la f¨ªsica te¨®rica, no solo tiene m¨¢s problemas para ver reconocido su m¨¦rito ¡ªen la actualidad sigue siendo muy poco conocida¡ª sino que sufri¨® unas condiciones laborables lamentables, que arrastr¨® la mayor parte de su vida, trabajando sin cobrar o con unos contratos miserables en la Universidad de Gotinga, cuando ya era una cient¨ªfica de renombre. Sin embargo, es la situaci¨®n de Mileva la que m¨¢s controversia ofrece.
La posible participaci¨®n de Mileva en los logros de Einstein sale a la luz, a?os despu¨¦s de morir ambos, tras desvelarse parte de las cartas de Einstein. Es ah¨ª cuando se empieza a considerar la posible participaci¨®n de Mileva. Hoy en d¨ªa sabemos algunas cosas ciertas, como que era una estudiante brillante, que se enamoraron y que durante esos a?os compartieron intereses y trabajo.
Bi¨®grafos de Mileva como Dord Krstic (Mileva & Albert Einstein: Their Love and Scientific Collaboration), que llev¨® a cabo una investigaci¨®n de varias d¨¦cadas o, sobre todo, Radmila Milentijevic, que en 2015 public¨® una extensa biograf¨ªa (Mileva?Maric Einstein: Life with Albert Einstein) sostienen la colaboraci¨®n de Mileva y Albert y la participaci¨®n de ella en parte de los logros cient¨ªficos de Einstein. Esta ¨²ltima biograf¨ªa incorpora nuevos documentos y est¨¢ reconocida por el profesor Schulmann, anterior director y editor de The Collected Papers of Albert Einstein, por su escrupuloso uso de las fuentes ¡ªuno de los aspectos m¨¢s discutidos de biograf¨ªas anteriores¡ª o por la historiadora de la ciencia Marilyn G. Ogilvie. Queda pues bastante claro el hecho de que colaboraron, aunque por determinar el grado de colaboraci¨®n. La ausencia de documentos, como la propia tesina de Mileva o las escasas cartas suyas, no lo facilitan. Sin embargo, su colaboraci¨®n durante la creaci¨®n de los art¨ªculos de los primeros a?os, entre los que est¨¢n los que llevaron a Einstein al Nobel, parece quedar fuera de duda.
La posible participaci¨®n de la cient¨ªfica en los logros del premio Nobel sale a la luz a?os despu¨¦s de la muerte de ambos
A pesar de que los famosos art¨ªculos se publican en 1905, sabemos por Einstein que estuvo trabajando en la teor¨ªa de la relatividad especial y en el efecto fotoel¨¦ctrico, durante los anteriores siete y cinco a?os respectivamente. A?os donde la relaci¨®n y la colaboraci¨®n con Mileva fue m¨¢s intensa. Ajust¨¢ndonos a los par¨¢metros actuales, hoy en d¨ªa no tendr¨ªamos problemas para considerar esta pareja como un equipo de colaboraci¨®n cient¨ªfica. De hecho, los art¨ªculos se presentaron para la publicaci¨®n firmados como ¡°Einstein-Marity¡±, seg¨²n el f¨ªsico Joffe, aunque luego el apellido de ella desapareci¨®. Nunca m¨¢s volvi¨® Einstein a firmar as¨ª.
Dejar de lado la propia carrera cient¨ªfica para ayudar al ¨¦xito del marido ha sido una opci¨®n de las mujeres para hacer ciencia. Ah¨ª tenemos a Madame de Lavoisier, por ejemplo, escribiendo las Memorias de Qu¨ªmica a nombre de Antoine de Lavoisier, ocho a?os despu¨¦s de muerto su marido. En el caso de Mileva, tras vivir su primer embarazo estando soltera, trabajar en ciencia ayudando a su marido se debi¨® convertir en su mejor opci¨®n.
Las carreras tan diferentes en las que desemboc¨® esa colaboraci¨®n primera ¡ª¨¦l, hacia una reconocid¨ªsima carrera cient¨ªfica; ella, al cuidado del hogar y los hijos, uno de ellos enfermo¡ª nos dificulta considerar a Mileva ¡°una cient¨ªfica¡±. Sin embargo, lo es. Hist¨®ricamente, esas colaboraciones suelen ser fagocitadas por los compa?eros de equipo/familiares, a quienes se le atribuye la totalidad del trabajo conjunto (v¨¦anse casos hist¨®ricos como el de la citada Madame de Lavoisier, Sophia Brahe o Caroline Herschel o m¨¢s recientes como Esther Lederberg, Lise Meitner, Chien-Shiung Wu o Jocelyn Bell, entre otros).
Ser¨ªa deseable poder obtener documentos que nos puedan aclarar de qu¨¦ manera se pudo dar esta colaboraci¨®n y nos alejen de controversias. Pero, por lo pronto, s¨ª sabemos que esa colaboraci¨®n existi¨®, que trabajaron juntos, con contribuci¨®n diversa, s¨ª, y por determinar, pero con excelentes resultados. Y justo es reconocerlo. Se lo debemos a la ciencia, y a Mileva y a las cient¨ªficas, que tan dif¨ªcil lo tienen para ver reconocidos sus m¨¦ritos, ensombrecidos por una perspectiva de la ciencia cuyo hipertrofiado protagonismo masculino llega a distorsionarla, al desestimar las distintas y valiosas contribuciones ¡ªhist¨®ricas y actuales¡ª de las cient¨ªficas.
Ana L¨®pez-Navajas es profesora e investigadora.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.