El ejemplo de Neymar
La verdadera moral del f¨²tbol es esa que premia a los caprichosos y a los eg¨®latras con tal de que vendan portadas de prensa y castiga a los profesionales, incluso cuando ¨¦stos tambi¨¦n meten goles
En un mundo como el del f¨²tbol, donde todo cabe esperar, a nadie le habr¨¢ sorprendido el culebr¨®n period¨ªstico que este verano ha protagonizado la informaci¨®n deportiva, incluso la generalista, a falta de otras noticias m¨¢s sustanciosas. Retirados los pol¨ªticos a sus lugares de vacaciones durante unas semanas y con el cincuentenario de la llegada del hombre a la Luna amortizado ya en los primeros d¨ªas de agosto, ha sido el destino del futbolista Neymar el que ha acaparado la informaci¨®n en Espa?a (y en medio mundo, me temo) ante la incertidumbre de cu¨¢l ser¨ªa el equipo en el que jugar¨ªa esta temporada. Parece ser que la estrella del PSG franc¨¦s ya no es feliz en el club que le paga 30 millones de euros netos al a?o (82.000 al d¨ªa) y quer¨ªa regresar al Barcelona, el equipo del que se fue protagonizando una de las m¨¢s sonoras espantadas y el mayor traspaso de la historia del balompi¨¦: 222 millones de euros, el presupuesto de algunos pa¨ªses africanos.
Hasta aqu¨ª todo normal. En un ambiente en el que todo se justifica en virtud de los colores futbol¨ªsticos y en el que hasta se recogen firmas, de acuerdo con estos, para que se le perdone la deuda a la estrella del equipo que ha defraudado a Hacienda, es decir, a los aficionados mismos, o la condena por agredir a la novia, a nadie le podr¨¢ extra?ar que Neymar propusiera volver al equipo que abandon¨® hace dos a?os sin avisarle casi siquiera, incluso que coquetee con su rival directo para urgirle a una decisi¨®n. Si en el mercado normal las reglas morales brillan por su inexistencia a menudo, qu¨¦ esperar del de un sector que mueve tantos intereses como el tr¨¢fico de armas o el de drogas.
As¨ª que Neymar y sus representantes no han hecho sino aprovecharse de una situaci¨®n que demuestra el grado de involuci¨®n de una sociedad ¡ªla futbol¨ªstica, pero tambi¨¦n la com¨²n, en la que se imbrica¡ª que antepone los resultados y el espect¨¢culo a la virtud, cuya sola apelaci¨®n le produce ronchas. Lo que sorprende es que clubes como el Barcelona, al que Neymar desair¨® y humill¨® hace dos temporadas tan solo abandon¨¢ndolo de un d¨ªa para otro en v¨ªsperas del comienzo de la Liga, con lo que eso significa para un equipo de f¨²tbol, haya intentado volver a ficharlo ofreci¨¦ndole el oro y el moro al club que se lo arrebat¨®, o que el Real Madrid, su rival directo, aun sabiendo de la falta de palabra y compromiso de la estrella brasile?a, haya intentado tambi¨¦n hacerse con sus servicios aprovechando la confusi¨®n. ?Tan poca dignidad queda en el f¨²tbol, reflejo de una sociedad en quiebra?
Entre las ofertas que el F¨²tbol Club Barcelona le hizo al PSG franc¨¦s, el equipo en el que Neymar seguir¨¢ jugando, o haciendo que juega, contra su voluntad al no fructificar finalmente su prop¨®sito de abandonar el club parisiense (a saber por qu¨¦ razones), hubo una que inclu¨ªa a jugadores cuyo comportamiento ha sido intachable durante toda su trayectoria, caso del croata Rakitic. Se ejemplifica as¨ª la verdadera moral del f¨²tbol, esa que premia a los caprichosos y a los eg¨®latras con tal de que vendan portadas de prensa y castiga a los profesionales, incluso cuando estos tambi¨¦n meten goles. En la sociedad espectacular que describi¨® Guy Debord (se qued¨® corto a tenor de lo que le suceder¨ªa), la profesionalidad y la seriedad no son virtudes sino defectos, malos ejemplos para unos j¨®venes que a lo que aspiran es a emular a los triunfadores y no a sus padres, perdedores irreductibles en una sociedad sin escr¨²pulos.
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