La recesi¨®n y sus cadenas
Si millones de personas ahorran y cuidan sus ingresos o carecen de ellos, se congela la capacidad de consumo, se deprime la producci¨®n industrial y se lastima la actividad comercial
Cuando durante dos o tres trimestres consecutivos se produce una p¨¦rdida generalizada de la actividad econ¨®mica podr¨ªamos hablar t¨¦cnicamente de la presencia de una recesi¨®n, si bien la validez de dicha doctrina todav¨ªa se discute entre los expertos. Los efectos de dicha recesi¨®n se concatenan los unos a los otros para generar efectos que podr¨ªan ser devastadores en la econom¨ªa y, por ende, en la sociedad. La cadena siniestra comienza con el estancamiento econ¨®mico originado por diversos aspectos a los que no se les puede dar cabida en este reducido espacio. Dicha par¨¢lisis implica la contracci¨®n de la inversi¨®n extranjera, de la dom¨¦stica y del gasto p¨²blico. Este decrecimiento trae de la mano la cancelaci¨®n de nuevos empleos, as¨ª como el cierre de fuentes de trabajo. La sociedad deja de gastar y de consumir a la espera de la superaci¨®n de la crisis.
Si millones de personas ahorran y cuidan sus ingresos o carecen de ellos, se congela la capacidad de consumo, se deprime la producci¨®n industrial y se lastima la actividad comercial. Si el sector manufacturero produce la mitad de sus posibilidades potenciales y el comercio organizado no vende ni cercanamente lo que exige su estructura de ventas, se inician los despidos masivos de trabajadores, es decir, los dolorosos ajustes de personal con sus consecuentes efectos en materia de efervescencia social. Por si fuera poco, al no generarse las utilidades esperadas, se limita la capitalizaci¨®n de las empresas, con ello su expansi¨®n y por lo tanto ni los inversionistas reciben sus dividendos ni el fisco recauda y, al no recaudar, se restringe el presupuesto federal de egresos con los evidentes trastornos econ¨®micos y sociales. El empobrecimiento es general, demoledor, indiscriminado y extraordinariamente peligroso¡
Si repasamos tangencialmente los efectos de la par¨¢lisis econ¨®mica en la industria de la construcci¨®n se podr¨ªa identificar un alarmante efecto en cadena con da?os perniciosos para un pa¨ªs. Si asistimos a la ca¨ªda de dicha actividad, entonces se pueden medir los da?os en el sector acerero al desplomarse las ventas de varilla, al igual que se contempla el mismo perjuicio en los centros productores de aluminio, vidrio, pintura, cemento, pintura, entre otros insumos adicionales. Estas f¨¢bricas a su vez tendr¨¢n que despedir empleados, dejar de contratar cr¨¦ditos con los obvios estragos a la banca y, por supuesto dejar de pagar impuestos al valor agregado y al de la renta ante la cancelaci¨®n de las ventas y de las utilidades de las empresas.
Por su parte, los trabajadores o los cesantes, se abstendr¨¢n por razones evidentes, de adquirir un autom¨®vil, una habitaci¨®n, hasta llegar al extremo de cualquier producto comercial, con lo cual comenzar¨¢ el quebranto en cadena. No solo se generan serios estropicios cuando se reducen o se cancelan los pedidos entre empresas abastecedoras, no, el entuerto se multiplica cuando la sociedad deja de gastar y de invertir y se erosionan dram¨¢ticamente los fondos erario, hecho que se traduce en agresivos recortes presupuestarios, en el cese de funcionarios y de plantillas de bur¨®cratas y en la sensible disminuci¨®n del gasto p¨²blico con todas sus consecuencias. ?M¨¢s? ?S¨ª! Si otros pa¨ªses enfrentan el mismo fen¨®meno y, por ejemplo, reducen sus importaciones de petr¨®leo y los ingresos por las ventas de crudo, pueden ser cr¨ªticas en el contexto recesivo antes mencionado, entonces los siniestros pueden adquirir proporciones realmente complejas si se recurre a la impresi¨®n irresponsable de dinero o a reformas tributarias que diezman, a¨²n m¨¢s, el bolsillo de los consumidores y de los contribuyentes.
Menos gasto p¨²blico significa a su vez m¨¢s malestar social, m¨¢s demandas callejeras cada vez mejor organizadas e intransigentes, absolutamente reacias a aceptar el peso de los argumentos t¨¦cnicos, con los cuales es imposible paliar su hambre ni su rabia ni se desactiva su violencia cada vez menos contenida.
M¨¦xico puede escapar todav¨ªa a la recesi¨®n si el Gobierno logra construir una atm¨®sfera de certeza, en donde no se erradique la incertidumbre, otra puerta de entrada a la recesi¨®n y sus cadenas devastadoras que pueden llegar a detonar convulsiones sociales. Resulta imperativo crear una sana y promisoria atm¨®sfera de negocios. El dinero no es el excremento del diablo¡
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