La racionalidad del descontento
En este tiempo estamos viendo el declive de los partidos tradicionales y la erupci¨®n de diferentes manifestaciones de descontento en todo el mundo
Saber que algo nos pasa no es lo mismo que saber el qu¨¦. En este tiempo estamos viendo el declive de los partidos tradicionales y la erupci¨®n de diferentes manifestaciones de descontento en todo el mundo. Sin embargo, lo que no sabemos tan bien es si podemos agruparlo todo.
?Es lo mismo Syriza que Vox, los chalecos amarillos que Podemos o el Cinco Estrellas, Jair Bolsonaro que el Frente Nacional, el voto al Brexit que a Ley y Justicia en Polonia o a Donald Trump en Estados Unidos? Si ni siquiera sabemos c¨®mo clasificar y agrupar estos fen¨®menos, si encima los oscurecemos con innumerables etiquetas, ?c¨®mo vamos a poder explicar sus determinantes?
Con todo, buscando una causa com¨²n subyacente, se ha dado pie a dos grandes bater¨ªas de explicaciones. De un lado, las que se centran en argumentos culturales y de valores. Su idea es que estamos viendo una contra reacci¨®n frente a la ideolog¨ªa dominante del cosmopolitismo y la globalizaci¨®n, ideales impulsados por las ¨¦lites sociales las ¨²ltimas d¨¦cadas. El ¡°hombre blanco enfadado¡± (Angry white man), harto de verse superado por mujeres e inmigrantes, de sentirse olvidado por sus gobernantes, estar¨ªa en rebeld¨ªa.
De otro lado, muchos acad¨¦micos apuntan que la causa com¨²n es m¨¢s bien material. Los sectores m¨¢s damnificados por la Gran Recesi¨®n, los m¨¢s vulnerables o con menos expectativas de futuro, estar¨ªan manifestando su descontento en diferentes formas. Estar¨ªamos viendo la movilizaci¨®n y el voto contra los partidos tradicionales de los sectores sociales ¡°dejados atr¨¢s¡± (left-behind), los perdedores de la globalizaci¨®n o, como bautiz¨® Fern¨¢ndez-Albertos, los precarios pol¨ªticos.
?Es posible distinguir f¨¢cilmente ambas explicaciones? Tomemos el caso del Brexit. Varios estudios apuntan que la propensi¨®n a votar salirse de la UE fue mayor en aquellos ciudadanos con actitudes contrarias a la inmigraci¨®n y que viv¨ªan en condados con saldo migratorio positivo. Sin embargo, al tiempo, otros estudios muestran que aquellos individuos m¨¢s expuestos a los recortes del gasto social emprendidos por David Cameron desde 2010 tambi¨¦n votaron m¨¢s Brexit, inclin¨¢ndose a su vez por el UKIP como partido protesta. Distinguir el agravio material y el cultural no resulta sencillo, se entrelazan.
Quiz¨¢ por eso sea recomendable huir de cualquier explicaci¨®n simplista. Sin duda, es m¨¢s f¨¢cil achacar el auge de Bolsonaro a su uso de WhatsApp que indagar en las causas de la polarizaci¨®n social en Brasil. Atribuir el crecimiento de las formaciones euroesc¨¦pticas a las fake news antes que rastrear las cicatrices de la Gran Recesi¨®n. ?Qu¨¦ puede ser m¨¢s c¨®modo que alegar que el voto a determinados partidos es emocional y no racional? Sin embargo, seamos honestos: es m¨¢s probable que no estemos entendiendo la racionalidad del descontento detr¨¢s de muchos fen¨®menos a que esta, simplemente, no exista.
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