Christiana Figueres: ¡°Por fin hay suficiente enfado contra el cambio clim¨¢tico¡±
Esta costarricense con mano de seda y pu?o de hierro, todo un ejemplo de diplomacia medioambiental, forj¨® el Acuerdo de Par¨ªs de 2015, punto de inflexi¨®n en la lucha por la defensa del planeta. Su aspiraci¨®n: reducir al m¨¢ximo las emisiones globales de gases de efecto invernadero y evitar ¡°un sufrimiento nunca conocido, ni en las guerras mundiales¡±
A PRINCIPIOS DE los noventa, Christiana Figueres llev¨® a sus hijas a la Reserva Biol¨®gica de Monteverde, en Costa Rica. Quer¨ªa mostrarles la rana dorada, una especie end¨¦mica de este parque que a ella le hab¨ªa encandilado siendo ni?a. Al llegar y preguntar por la especie, el batacazo fue may¨²sculo: ¡°?C¨®mo? ?Que ha desaparecido?¡±. Unos a?os antes, en 1989, se hab¨ªa declarado la extinci¨®n de este anfibio. Figueres se qued¨® at¨®nita: ¡°Me di cuenta de que si yo, con treinta y pico a?os, hab¨ªa visto la desaparici¨®n de una especie, les estaba entregando a mis hijas un mundo peor¡±.
Aquello supuso un punto de inflexi¨®n en la carrera de Figueres, antrop¨®loga, economista, hija del tres veces presidente costarricense Jos¨¦ Figueres Ferrer, Don Pepe, considerado el arquitecto del estable sistema pol¨ªtico de los ticos y quien aboli¨® el Ej¨¦rcito. ¡°Me puse a estudiar sobre el tema, a hablar con cient¨ªficos¡ Por aquel entonces ¨¦ramos muy pocas las personas laicas, las ignorantes como yo, que sab¨ªamos del tema¡±. ¡°Ahora, heme aqu¨ª¡±, dice orgullosa casi tres d¨¦cadas despu¨¦s, a los 63 a?os, quien est¨¢ considerada como una de las mayores expertas del mundo en el cambio clim¨¢tico; la costarricense que, bajo el rimbombante cargo de secretaria ejecutiva de la Convenci¨®n Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico, se convirti¨® en la art¨ªfice del Acuerdo de Par¨ªs de 2015. Una mujer que, admite, no podr¨ªa seguir su ritmo de vida ¡ªdespu¨¦s de esta entrevista viajar¨¢ a Estados Unidos, Suecia e Israel y vuelta a Estados Unidos¡ª si no fuese por la meditaci¨®n y porque despu¨¦s de no poder ense?ar a sus hijas una rana dorada cuenta ahora con tres especies con su nombre: una polilla (Struthoscelis christianafigueresae), una avispa (Pseudapanteles christianafigueresae) y una orqu¨ªdea (Vanilla karen-christianae).
Despu¨¦s de casi tres d¨¦cadas de combatir el cambio clim¨¢tico y ver que se sigue destruyendo el planeta, ?cu¨¢ntas veces al d¨ªa se le pasa por la cabeza decir ¡°se lo dije¡±? El ¡°se lo dije¡± es el equivalente a culpar y yo no culpo. Levantar el dedo y apuntar a alguien no ayuda, porque el apuntado lo primero que hace es defenderse. Es preferible alentar a las personas, sobre todo a quienes est¨¢n en capacidad de tomar decisiones. Adem¨¢s, los efectos que evidencian el cambio clim¨¢tico cada vez son peores de lo que imaginamos. Subestimamos el impacto. No es que podamos decir que sab¨ªamos que iba a pasar, cada vez que ocurre algo nuevo decimos: ¡°?Qu¨¦ horror!¡±.
?Es suficiente la velocidad actual de la acci¨®n clim¨¢tica? No y no lo ha sido nunca. Siempre estamos atr¨¢s. La evoluci¨®n de las medidas siempre tiene su propio curso, su ritmo pol¨ªtico, y los impactos del cambio clim¨¢tico, no. S¨ª creo que ha cambiado el paradigma respecto al cual empezamos hace varias d¨¦cadas. Los pa¨ªses, las corporaciones, los individuos, las entidades financieras ya se dan cuenta de que si bien hay una responsabilidad de descarbonizar el planeta, tambi¨¦n hay una oportunidad. Ando escribiendo un libro que, en parte, describe c¨®mo ser¨¢ el mundo en 2050. Bajo el escenario de que no hagamos nada al ritmo que lo tenemos que hacer, el grado de destrucci¨®n, sufrimiento y conflicto ser¨¢ como nunca lo hemos tenido, ni siquiera en las guerras mundiales. Parad¨®jicamente, si logramos descarbonizar, las ciudades ser¨¢n m¨¢s vivibles, habr¨¢ m¨¢s seguridad alimentaria, mejor acceso a la electricidad, mayor cobertura forestal, as¨ª que ser¨¢ un mundo de m¨¢s salud, paz y eficiencia. Nos falta entender que no solo tenemos la responsabilidad de hacer frente al cambio clim¨¢tico para evitar los desastres, sino que se nos est¨¢ poniendo una oportunidad en bandeja de plata.
Para llegar a ese mundo del que habla dentro de 30 a?os, ?qu¨¦ es lo que m¨¢s urge ahora? La trayectoria que debemos seguir es simple de entender, no tanto de cumplir. A partir de 2020 empezamos un descenso de las emisiones globales para poder llegar a 2030 con la mitad de las emisiones que tenemos. Hoy estamos en 41 gigatoneladas de CO2; deber¨ªamos llegar a 20. La siguiente d¨¦cada habr¨ªa que cortar a la mitad, a 10 y despu¨¦s a 5, que son las gigatoneladas que el planeta podr¨ªa absorber de forma natural. No es f¨¢cil, porque llevamos 50 a?os a la inversa, incrementando las emisiones, pero es enteramente posible. Y tenemos los fondos.
¡°Hay que llegar a 2030 con la mitad de las emisiones globales que tenemos hoy: 41 gigatoneladas de CO2¡±
Entonces, si es posible y se tienen los fondos¡ ?por qu¨¦ no se hace?
Exactamente. Porque no estamos plenamente convencidos de que esto sea la ventaja m¨¢s grande que la humanidad haya visto. Contamos con la tecnolog¨ªa, sabemos cu¨¢les son las pol¨ªticas a seguir y tenemos el dinero, pero no estamos alineando todo eso ni tampoco las pol¨ªticas nacionales con las locales y los intereses corporativos.
Usted fue la gran art¨ªfice del Acuerdo de Par¨ªs, del que el a?o que viene se cumplir¨¢n cinco a?os. Fue un ¨¦xito lograr aquel pacto por unanimidad. Sin embargo, en este tiempo las consecuencias del cambio clim¨¢tico se han acentuado y el pacto ha sufrido varios reveses. El Acuerdo de Par¨ªs fue construido sobre la base de reconocer que no es posible tener una visi¨®n de la transformaci¨®n de la econom¨ªa global en un plazo de 30 a?os. Hay una gran cantidad de variables desconocidas que nos lo impiden. Fue construido sobre eslabones de cinco a?os, despu¨¦s de ese tiempo los pa¨ªses tienen que revisar el esfuerzo y superarlo. Por el momento hay 53 pa¨ªses que ya est¨¢n listos para incrementar su ambici¨®n. No es suficiente, pero tampoco es cero. Por supuesto que los que tienen m¨¢s impacto sobre las emisiones son las econom¨ªas grandes, pero despu¨¦s de 30 a?os me he dado cuenta de que tenemos un patr¨®n de comportamiento en el que las econom¨ªas peque?as llevan la delantera y sirven de ejemplo. ?Llegaremos a lograrlo? No lo s¨¦, sobre todo porque la influencia de Estados Unidos, Australia o Brasil es muy nociva. Pero tambi¨¦n tenemos algunas ben¨¦ficas, como las de China y la India, que s¨ª han entendido que la descarbonizaci¨®n es buena para sus econom¨ªas.
?Se ha de modificar el Acuerdo de Par¨ªs? Yo creo que no, y ser¨ªa peligroso hacerlo. Si tuviese una l¨®gica est¨¢tica como ten¨ªa el Protocolo de Kioto, s¨ª, pero el pacto de Par¨ªs fue pensado con una estructura y una l¨®gica din¨¢micas. Con un Donald Trump en la Casa Blanca en 2015 no hubi¨¦semos logrado el acuerdo. Dadas las circunstancias pol¨ªticas que tenemos en este momento, abrir el convenio ser¨ªa muy peligroso, estoy segura de que no podr¨ªamos sacar un pacto un¨¢nime para descarbonizar el planeta en 2050.
El mayor reto del planeta coincide ahora mismo con el liderazgo de muchas de las principales potencias mundiales por parte de gobernantes cortoplacistas. Cortoplacistas e individualistas. Son personas que ven el mundo con una perspectiva de competitividad, de confrontaci¨®n, de aislamiento, una situaci¨®n completamente contraria a los principios y los valores que requieren las necesidades globales. Por eso no hay que tocar el Acuerdo de Par¨ªs.
Ante este escenario, ?qu¨¦ l¨ªderes pondr¨ªa de ejemplo? Se est¨¢n dando pasos interesantes. China, por ejemplo, que lo hace por su propio inter¨¦s. Est¨¢n felices de que haya una ausencia de liderazgo de Estados Unidos en todo lo que es la industria limpia. Es n¨²mero uno en energ¨ªa solar, en e¨®lica, en la construcci¨®n de veh¨ªculos el¨¦ctricos, en la de la carga de esos veh¨ªculos, y quieren ser n¨²mero uno en bater¨ªas. La India est¨¢ haciendo esfuerzos por otras razones, por su salud, porque la poluci¨®n es la peor que hay en todo el mundo. Nueva Zelanda es un pa¨ªs que est¨¢ bajo un liderazgo muy iluminado, ella [Jacinda Ardern, primera ministra] entiende la presi¨®n que se le vendr¨ªa a su pa¨ªs y a Australia con la desaparici¨®n de las islas del Pac¨ªfico. Marruecos y Espa?a est¨¢n haciendo cosas bien. En Am¨¦rica Latina hay casos como el de mi pa¨ªs, que siempre ha tenido una conciencia ambiental, o Chile, que ejerce un impresionante liderazgo. Hay varios ejemplos de una transformaci¨®n que tiene que ser global, pero que ha de ser a su vez nacional. No hay una f¨®rmula de descarbonizaci¨®n que se pueda aplicar a dos pa¨ªses.
Trump ha prometido que sacar¨¢ a Estados Unidos del Acuerdo de Par¨ªs¡ El primer d¨ªa en el que ¨¦l podr¨ªa sacar a Estados Unidos del pacto es el 6 de noviembre de 2020, unos d¨ªas despu¨¦s de las elecciones. Es cierto que ¨¦l seguir¨¢ siendo presidente un tiempo, independientemente del resultado, pero el universo siempre tiene su gracia.
Pero ?c¨®mo encara el mundo la lucha contra el cambio clim¨¢tico sin la acci¨®n decisiva de Estados Unidos? En el largo plazo, no muy exitosamente. Por el momento, el impacto de Estados Unidos no ha sido tan catastr¨®fico como algunas personas quisieran que fuera. En cierta medida porque una gran parte de la econom¨ªa sigue descarbonizando. Estados grandes, como California, siguen adelante porque saben que es bueno para su econom¨ªa. Que tengamos a este tipo en la Casa Blanca, que simplemente no cree, como si fuera ideolog¨ªa, y que no tiene la capacidad para entender la ciencia ni la visi¨®n de lo que es competitivo para la econom¨ªa, es una tragedia. Al menos el sector privado y algunos Estados son conscientes de que hay que frenar las locu?ras de Trump.
Hace muchas referencias a las empresas, como si m¨¢s all¨¢ de que est¨¦n convencidas de la necesidad de frenar el cambio clim¨¢tico, saben que este supone un alto riesgo financiero. Se han dado cuenta de que tienen responsabilidad y oportunidad. No es dif¨ªcil entender que en un planeta muerto no hay nadie que consuma. Han comprendido que no pueden depender de los Gobiernos, que tienen unos engranajes que impiden moverse m¨¢s r¨¢pido de lo que se deber¨ªa.
Hay tambi¨¦n una generaci¨®n que es cada vez m¨¢s consciente de los riesgos a los que se someten si no se intensifica la acci¨®n clim¨¢tica. ?Qu¨¦ opina de ese grupo que est¨¢ moviliz¨¢ndose cada vez m¨¢s? La generaci¨®n de mis padres no ten¨ªa ni idea de lo que estaba sucediendo, no se la puede responsabilizar de nada, la ciencia estaba demasiado inmadura, no hab¨ªa conciencia. Mi generaci¨®n es la primera que ha desarrollado la ciencia con la profundidad necesaria para entender el da?o que estamos haciendo. Tambi¨¦n desarrollamos la gran mayor¨ªa de la tecnolog¨ªa que es la respuesta al desastre, produjimos el capital que es capaz de hacerle frente a esto y desarrollamos las pol¨ªticas. Es una generaci¨®n bisagra con la de mis hijas, que es la primera que va a sufrir todos los impactos. Despu¨¦s viene otra, de j¨®venes de 12 a 20 a?os, que es la que est¨¢ saliendo a la calle. Est¨¢n hartos de ver el mundo que heredar¨¢n. Todos los grandes cambios en la historia se dieron porque hubo un grupo de personas que se adelant¨®, pero no fue hasta que las masas se tiraron a la calle que se dio por fin la transformaci¨®n. Por fin hemos llegado a ese momento, hasta ahora era una preocupaci¨®n o un esfuerzo de un grupo muy reducido y exclusivo. Ahora es un tema m¨¢s generalizado: por fin hay suficientes voces y enfado para llegar a ese punto de inflexi¨®n en la lucha contra el cambio clim¨¢tico.
¡°Los j¨®venes de entre 12 y 20 a?os est¨¢n saliendo a la calle, hartos de ver el mundo que van a heredar¡±
?Qu¨¦ le falta a esa generaci¨®n que va a sufrir los impactos del cambio clim¨¢tico pero que no termina de movilizarse? Hay un peligro en la movilizaci¨®n que est¨¢ llegando. Podr¨ªa quedarse pegada en el enojo y en la ira y eso perder¨ªa el impacto. Si ese enojo se canaliza hacia una transformaci¨®n del consumidor como individuo, s¨ª hay una capacidad de transformar impresionante. Hay necesidad de levantar la voz, de hacerse o¨ªr, pero tambi¨¦n de actuar. No tenemos tiempo de que la transformaci¨®n se haga de arriba hacia abajo, tenemos que hacerla tambi¨¦n de abajo arriba.
Greta Thunberg es el s¨ªmbolo de esta movilizaci¨®n. Ha inspirado a miles de j¨®venes en todo el planeta. ?Qu¨¦ riesgos ve en que se cargue toda la atenci¨®n sobre ella? Greta ha abierto los portillos de un movimiento muy importante. Me he sentado con ella, y entiende la ciencia del cambio clim¨¢tico como pocas personas. Y tiene una madurez y una elocuencia que son de admirar, pero me parece muy peligroso ponerle la responsabilidad de este proceso a una ni?a de 16 a?os. Me alegra que est¨¦n saliendo muchas otras l¨ªderes, y digo muchas porque la mayor¨ªa son mujeres.
?Por qu¨¦ cree que es mayor el compromiso de las mujeres? Hace poco estuve en Noruega con un grupo de muchachas j¨®venes. Lo primero que les pregunt¨¦ es por qu¨¦ est¨¢bamos sentadas solo mujeres. Yo s¨¦ que son generalizaciones quiz¨¢s irresponsables, pero de lo que me dijeron, conclu¨ª: las mujeres tendemos a ser m¨¢s inclusivas; a tener una visi¨®n m¨¢s de largo plazo; a trabajar m¨¢s en colaboraci¨®n que en competencia y a preocuparnos m¨¢s por el legado que estamos dejando. Para m¨ª la sorpresa fue que ellas lo identificaran. Tambi¨¦n me dijeron que son de una generaci¨®n que no acepta que las mujeres est¨¦n en un segundo nivel. Punto final.
Siempre ha defendido que Am¨¦rica Latina debe liderar la acci¨®n clim¨¢tica. ?C¨®mo es posible en una regi¨®n tan desigual? En ese escenario negativo de 2050, Am¨¦rica Latina se ve sumamente afectada. Habr¨¢ pa¨ªses que no pueden producir comida y se volver¨ªan inhabitables. Millones de personas tendr¨ªan que migrar hacia el norte o hacia el sur. La desestabilizaci¨®n de estos pa¨ªses es pavorosa. No solo somos una de las ¨¢reas m¨¢s afectadas por huracanes o sequ¨ªas: el incremento de la temperatura nos hace inhabitables. Dicho esto, Am¨¦rica Latina tiene tantas oportunidades enfrente¡ Nuestra matriz energ¨¦tica no est¨¢ tan intensamente carbonizada como en otros continentes. Nuestro transporte s¨ª depende 100% de los combustibles f¨®siles todav¨ªa, pero tenemos recursos naturales de agua, viento y sol que todos los pa¨ªses deber¨ªan explotar. Nos podr¨ªamos convertir en continente l¨ªder en energ¨ªas renovables, estar¨ªamos invirtiendo donde van a estar los empleos del futuro. Por eso no cabe en ninguna cabeza c¨®mo se han manejado los incendios en el Amazonas en Brasil, que son una tragedia planetaria.
¡°No cabe en ninguna cabeza c¨®mo se han manejado los incendios del Amazonas en Brasil¡±
Pongamos que a estas alturas a¨²n hay gente que no est¨¢ concienciada del reto que encaramos o que no sabe por d¨®nde empezar a contribuir a luchar contra el cambio clim¨¢tico. ?Cu¨¢les son sus recomendaciones? Primero, qu¨¦ comemos. Si con lo que sabemos de la conexi¨®n entre carne vacuna y deforestaci¨®n a¨²n hay gente que consume carne roja todos los d¨ªas, es una barbaridad. Esas personas pueden dejar de hacerlo una vez a la semana, luego dos, luego tres¡ No podemos seguir consumiendo productos que lleven a la deforestaci¨®n. Despu¨¦s, ver c¨®mo nos transportamos; comprobar si nuestra casa y oficina est¨¢n aisladas correctamente para no gastar energ¨ªa innecesaria. En el caso de las personas que tenemos ya ciertos ahorros, deber¨ªamos saber d¨®nde los tenemos, por poco que sea el capital. Si est¨¢ en compa?¨ªas de combustibles f¨®siles, es da?ino para el planeta, pero adem¨¢s vas a perder tu dinero. Finalmente, quienes vivimos en pa¨ªses democr¨¢ticos debemos demostrar nuestro compromiso con el voto y apoyar a los l¨ªderes que son conscientes de la emergencia que vivimos.
EL PA?S forma parte de Covering Climate Now, una iniciativa global de m¨¢s de 220 medios de comunicaci¨®n enfocada a poner atenci¨®n en la crisis clim¨¢tica.