La vida de ida y vuelta de los hijos de Miguel Bos¨¦
Los cuatro ni?os han alternado su verano entre el chal¨¦ del cantante en Madrid y Chelva, el pueblo donde vive Nacho Palau y donde los peque?os han disfrutado del reencuentro paseando en bicicleta y haciendo excursiones por el monte
Hace dos d¨ªas Miguel Bos¨¦ publicaba una imagen suya en Instagram en la que aparec¨ªa totalmente vestido de blanco y con la que se desped¨ªa del verano: "Adi¨®s veranito hoy empieza el oto?o?y con ¨¦l, la plenitud del a?o". Hac¨ªa referencia al fin de una de las cuatro estaciones del a?o, pero ese tiempo que muchos relacionan con las vacaciones y los momentos de ocio acab¨® para el cantante semanas antes, cuando volvi¨® a M¨¦xico a finales de agosto de cara al inicio del curso escolar de los mellizos Tadeo y Diego, los dos hijos que viven con ¨¦l en el pa¨ªs azteca.
Ivo y Telmo, los otros dos ni?os que el artista siempre present¨® como propios, y que son siete meses menores que sus hermanos, se quedaron en Chelva, el pueblo del interior de Valencia en el que viven junto a su padre, Nacho Palau, quien fue la pareja de Bos¨¦ durante 26 a?os.?
Junio de 2018 fue el mes del cisma de esta familia no convencional formada por Miguel Bos¨¦, Nacho Palau y sus cuatro hijos, todos ellos concebidos por vientre de alquiler: Tadeo y Diego son hijos biol¨®gicos del cantante; Ivo y Telmo, hijos biol¨®gicos de Nacho Palau. Los cuatro se criaron juntos como hermanos durante casi 8 a?os y, aunque las diferencias entre sus progenitores ya ven¨ªan de antes, los ni?os permanecieron unidos en el mismo domicilio hasta el inicio del verano de 2018. Desde entonces no volvieron a verse en persona y las conversaciones telem¨¢ticas sustituyeron durante meses a las presenciales, una decisi¨®n que el entorno de la expareja asegura iba en contra de los deseos de Palau. Sin embargo algo ha cambiado, porque 2019 ha sido el verano de su reencuentro.
A pesar de que los procedimientos judiciales que enfrentan a Bos¨¦ y Palau siguen su curso, ambos consiguieron llegar a un acuerdo antes del fin del pasado curso escolar y se establecieron medidas cautelares referidas exclusivamente al r¨¦gimen de visitas de los hermanos. Un concierto que b¨¢sicamente consiste en que se vean y est¨¦n juntos alternativamente con sus padres en per¨ªodos vacacionales, fundamentalmente durante el verano ya que los m¨¢s de 9.000 kil¨®metros que les separan no facilitan otra f¨®rmula por ahora.?
Bos¨¦ aterriz¨® en Madrid con Tadeo y Diego a finales de junio y desde entonces y hasta su regreso a M¨¦xico los cuatro ni?os han alternando una semana con cada uno de sus padres. En el chalet que Miguel posee en la urbanizaci¨®n?Somosaguas de Pozuelo de Alarc¨®n, en Madrid; y en la casa de la madre de Nacho en Chelva, con quien vive el escultor y ceramista desde hace un a?o.
Dos estilos de vida muy distintos para cuatro ni?os que han disfrutado de volver a estar unidos y tambi¨¦n de poder ver al otro padre que no est¨¢ con ellos. Quienes saben c¨®mo fue el reencuentro utilizan la palabra "emocionante". "Al principio hubo muchos abrazos y muchas ganas de contarse todo lo que no hab¨ªan podido durante este tiempo", afirma una persona pr¨®xima a ellos. "Despu¨¦s volvi¨® la normalidad y unas veces se adoraban y otras se peleaban como pasa con todos los hermanos". Un retrato familiar al que se un¨ªa, durante el tiempo que estaban en Valencia, la sobrina de Nacho Palau, Daniela que tiene casi la misma edad que sus primos.
Del tiempo que han pasado con Miguel Bos¨¦ se sabe muy poco. Alguna imagen robada mostr¨® a los hermanos entrando o saliendo de una furgoneta con cristales tintados en Madrid y se presupone que en la casa de Somosaguas han continuado el estilo de vida que llevaron siempre, cuidados por personal de servicio y por Bos¨¦, que ha recuperado la sonrisa y se muestra con mejor aspecto f¨ªsico que hace unos meses.
En Chelva la convivencia fue distinta, m¨¢s modesta y m¨¢s libre. La consigna era relajarse, disfrutar y saltarse los horarios si hac¨ªa falta. La gente del pueblo pudo ver a la familia montando en bicicleta, paseando por el monte o en el utilitario que conduce Palau y en el que por altura ya solo Ivo necesita silla portani?os. Ninguna imagen atestigua su presencia pero muchos de los casi 1.500 habitantes del pueblo se cruzaron con ellos e incluso advirtieron a Palau si vieron algo extra?o que pudiera delatar la presencia de c¨¢maras.
Desde finales de agosto, unos y otros han vuelto a sus respectivas rutinas. Tambi¨¦n sus padres, que no han llegado a ning¨²n acuerdo econ¨®mico que contemple una pensi¨®n de alimentos para los dos hijos que se han quedado con Nacho Palau. Fue en octubre de 2018 cuando se conoci¨® p¨²blicamente su existencia en la vida de Bos¨¦. Ocurri¨® precisamente cuando Palau encarg¨® a un despacho de abogados que se ocupara de defender ¡°sus derechos y los de sus hijos menores¡±. El juicio en el que reclama la doble filiaci¨®n de los ni?os ¡ªes decir que se reconozca legalmente que los cuatro son hermanos con igualdad de derechos y que ambos progenitores lo son legalmente de todos ellos pese a su procedencia biol¨®gica ¡ª ya tiene fecha y se celebrar¨¢ antes de fin de a?o. Pero es previsible que la resoluci¨®n final se alargue con recursos que pueden llegar hasta el Tribunal Supremo.
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