Aritm¨¦tica

No es f¨¢cil aplicar la aritm¨¦tica en la izquierda de la capital. En mayo de 2015, Alberto Garz¨®n declar¨® que, si viviera en Madrid, no votar¨ªa a su propio partido. En junio expuls¨®, de un d¨ªa para otro, a la totalidad de los militantes de IU-Comunidad de Madrid, que hab¨ªan votado en contra de la convergencia con Podemos. Cuatro a?os despu¨¦s, IU, integrada ya en Podemos, promovi¨® una candidatura para disputar a Carmena el Ayuntamiento de Madrid. En la campa?a de las municipales, Iglesias pidi¨® el voto para Madrid en Pie. Quienes le aplaudieron son los mismos que aplaudieron a Garz¨®n hace cuatro a?os, los mismos que ahora acusan a Errej¨®n de dividir a la izquierda. Son s¨®lo dos ejemplos de lo que puede llegar a entenderse por dividir, o por sumar, en la izquierda madrile?a. En el aire flotan preguntas m¨¢s valiosas que sus respuestas. ?Qui¨¦nes han provocado la irrupci¨®n de M¨¢s Pa¨ªs en esta campa?a electoral? ?Qui¨¦nes son los responsables de que el 10-N se repitan las generales? ?Qui¨¦nes le han dado a la derecha una vida extra cuando estaba resignada a haber perdido la partida? Si este fuera un pa¨ªs normal, S¨¢nchez e Iglesias habr¨ªan dimitido despu¨¦s de fracasar. Nosotros hemos sido incapaces de formar Gobierno, habr¨ªan reconocido, que vengan otros a intentarlo. Eso habr¨ªa sido m¨¢s razonable que una convocatoria de nuevas elecciones con los mismos candidatos para llegar, presumiblemente, a un id¨¦ntico callej¨®n sin salida. Pero la furiosa decepci¨®n de millones de espa?oles puede acabar convirtiendo en virtud el presunto pecado de Errej¨®n. La divisi¨®n desembocar¨¢ en suma si es capaz de activar un factor que no aparece en las encuestas. Se llama ilusi¨®n y, en este momento, es tan inalcanzable para el PSOE como para UP.