El inesperado fest¨ªn del tibur¨®n cerdo
Tras desvelar el misterio de la peculiar dieta de este escualo, el Oceanogr¨¤fic de Valencia cuenta ahora con una pareja que permitir¨¢ estudiar por primera vez su interacci¨®n social y reproductiva
Hace unos pocos a?os lleg¨® a las instalaciones de cuarentena del Oceanogr¨¤fic de Valencia un habitante con un nombre ex¨®tico: tibur¨®n cerdo, cuyo nombre cient¨ªfico es Oxynotus centrina. Extra?a combinaci¨®n de nombres lejanos en el panorama de la fauna, que viene del hecho de que tenga unas curiosas narinas (orificios de la nariz) que recuerdan al morro de un cerdo.
Proced¨ªa de una captura accidental, algo que se produce de vez en cuando, pero no con mucha frecuencia por sus caracter¨ªsticas, ya que se trata de un tibur¨®n de tama?o peque?o, entre 50 y 70 cent¨ªmetros de longitud, que se distribuye por las zonas orientales del oc¨¦ano Atl¨¢ntico y el Mediterr¨¢neo y vive a una profundidad de entre 100 y 200 metros. Es una especie, adem¨¢s, catalogada como vulnerable por la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en ingl¨¦s). Adem¨¢s de la rareza de su captura, no es habitual encontrar individuos de esta especie en los acuarios porque se desconoce casi todo de ¨¦l, su biolog¨ªa y costumbres y, especialmente, su dieta.
Tras pasar la cuarentena se decidi¨® instalarlo en unas condiciones lo m¨¢s parecidas posibles a su h¨¢bitat. Al tratarse de un animal que vive a cierta profundidad intu¨ªamos que le gustar¨ªa m¨¢s un ambiente con poca luz y una temperatura m¨¢s bien fresquita; en torno a las 16?C. Pero el principal problema al que nos enfrentamos era darle de comer. Pens¨¢bamos que le apetecer¨ªan unos trocitos de pescado, calamar o mejill¨®n, pero lo que para el resto de tiburones suele ser un plato apetitoso para nuestro tibur¨®n cerdo no parec¨ªa tener ning¨²n atractivo.
Tras 75 d¨ªas desde su llegada no hab¨ªamos conseguido que comiera nada y la situaci¨®n empezaba a ser desesperante. Buscamos informaci¨®n en la literatura cient¨ªfica disponible y en algunas publicaciones dec¨ªan que se alimentaba de cangrejos y gusanos, pero nada de esto le atra¨ªa; no sab¨ªamos que hacer, pero segu¨ªamos buscando y buscando alguna pista sobre lo que podr¨ªa estar pasando. Entonces, cuando ya no sab¨ªamos que m¨¢s probar, encontramos un art¨ªculo sobre un estudio sobre el contenido estomacal de esta especie que nos abri¨® los ojos. En ese art¨ªculo se constataba la presencia en el interior del est¨®mago de un tibur¨®n cerdo de dos embriones de pintarroja, otra especie de peque?o tibur¨®n que se reproduce poniendo huevos. ?Pero c¨®mo hab¨ªan llegado esos embriones ah¨ª? No hab¨ªa restos de la c¨¢psula/c¨¢scara del huevo.
Decidimos probar suerte y ver qu¨¦ pasaba. Introdujimos un par de huevos de pintarroja en su acuario y entonces lleg¨® la sorpresa. El tibur¨®n cerdo se acerc¨® poco a poco, como si estuviera detectando su presencia por el olfato, una vez situado encima de un huevo lo sujet¨® con fuerza y le hizo un peque?o agujero por el que succion¨® su contenido. Era incre¨ªble, nunca hab¨ªamos visto nada igual, y probablemente era la primera vez que alguien presenciaba esta escena. No s¨¦ qui¨¦n estaba m¨¢s contento, si nosotros por ver finalmente c¨®mo se alimentaba o nuestro tibur¨®n cerdo por disfrutar de semejante manjar, que para ¨¦l fue un aut¨¦ntico fest¨ªn.
Al contrario que el mam¨ªfero cerdo, que como es bien sabido es uno de los omn¨ªvoros de mayor espectro ya que come de todo, su lejano pariente de nombre en el orden de los escualos tiene una dieta muy espec¨ªfica y concreta, como ocurre con el panda y el bamb¨² y los koalas y las hojas de eucalipto. Empezamos por tanto a alimentarlo regularmente con huevos de distintas especies de rayas y tiburones, a lo que nuestro peque?o tibur¨®n respondi¨® ganando peso y aumentando de tama?o.
Su forma tan especializada de abrir el huevo y succionarlo nos hac¨ªa pensar que esta era una adaptaci¨®n de la especie que se hab¨ªa pasado por alto hasta ahora y que sin duda contribuir¨¢ a su conservaci¨®n. Parece obvio pensar que si no conoc¨ªamos su forma de alimentarse poco pod¨ªamos hacer por su futuro. En el mundo hay cinco especies de tibur¨®n cerdo y lo que se conoce sobre los cuatro restantes es incluso menos que lo que se sab¨ªa sobre la nuestra.
Pero tambi¨¦n debemos pensar en el papel que juega esta especie como controlador de las poblaciones de otros tiburones y rayas que se reproduzcan poniendo huevos en las zonas donde coincidan; sin duda este papel no es menor. Como ejemplo podemos citar que est¨¢n apareciendo huevos en playas y artes de pesca abandonados que presentan la marca caracter¨ªstica de haber sido abiertos y succionados por ejemplares de tibur¨®n cerdo. Ahora conocemos esta marca y podemos relacionarlo.
Este descubrimiento realizado en el Oceanogr¨¤fic no solo ha conseguido garantizar la supervivencia de esta especie en instalaciones semejantes, sino que ha permitido conocer mejor las caracter¨ªsticas de este animal. Y ese conocimiento se ver¨¢ incrementado en el futuro pr¨®ximo a otros aspectos de su biolog¨ªa, como su interacci¨®n social y reproductiva, ya que en el Oceanogr¨¤fic de Valencia contamos desde este verano, por primera vez, con una pareja de tiburones cerdo. El macho original est¨¢ acompa?ado ahora por una hembra, y somos el ¨²nico acuario en el mundo donde se cuenta con una pareja. Los tiburones, como vemos, no dejan de sorprendernos a pesar de estar en el planeta antes que los dinosaurios.
Mario Roche es conservador de peces e invertebrados en el Oceanogr¨¤fic de Valencia.
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