Palabras en recuelo
D¨ªaz Ayuso no es consciente de que est¨¢ afirmando lo mismo que Monasterio. A¨²n dir¨ªa m¨¢s, no era consciente de lo que dijo, aunque lo llevara escrito en unas cartulinas
El problema de venirse muy arriba es no calibrar c¨®mo ser¨¢ la ca¨ªda. Es lo que le ocurri¨® a D¨ªaz Ayuso. Pens¨® que exhumar los restos de un dictador del mausoleo en el que hasta ahora se le ha celebrado para trasladarlos a un lugar privado era una aberraci¨®n. Hasta ah¨ª, el t¨®pico. El porqu¨¦ lo relacion¨® con la quema de iglesias de 1936 casi suena a unos de esos actos fallidos tan sabrosos para los psicoanalistas. Lo que dijo Ayuso ya lo hab¨ªa afirmado Roc¨ªo Monasterio, cuando solt¨® aquello de que una vez ¡°profanada¡± la tumba de Franco, se sentaba el precedente de que el Estado pudiera intervenir en la libertad de los espa?oles para enterrar a sus familiares donde quisieran. Monasterio, coherente con lo que predica su partido, no se ve nunca en la humillante tesitura de tener que disculparse. Para ella, el hecho de que Franco fuera dictador durante 40 a?os no resta sino que suma, y exhumarlo impide la deseable reconciliaci¨®n de los espa?oles, una reconciliaci¨®n que pasa, siempre seg¨²n Monasterio, porque los perdedores sigan olvidados en las cunetas y fosas comunes, y que el dictador descanse, como merece, bajo el amparo de un techo cristiano. En la Espa?a por la que ellos suspiran, lo l¨®gico ser¨ªa que la Iglesia cat¨®lica, que bajo palio pase¨® al general, decidiera sobre los restos de quien fuera su hijo amado.
D¨ªaz Ayuso no es consciente de que est¨¢ afirmando lo mismo que Monasterio. A¨²n dir¨ªa m¨¢s, no es consciente de lo que dijo, aunque lo llevara escrito en unas cartulinas. Todav¨ªa alucina con la repercusi¨®n. Dir¨¢, como as¨ª dijo el alcalde Almeida a cuento del cachondeo que provoc¨® ese encuentro con escolares en el que afirm¨® que antes har¨ªa un donativo a Notre Dame que al Amazonas, que ha sido v¨ªctima del ¡°pensamiento ¨²nico¡±. Una explicaci¨®n tan c¨®mica como las mismas escenas que protagoniz¨® con la muchachada.
El discurso pol¨ªtico es, a menudo, el pobret¨®n recuelo de argumentos que otros agitan cansinamente en las tertulias, y los discursos de recuelo siempre producen sonrojo, m¨¢s en boca de un alto cargo pol¨ªtico. Y eso que ya sabemos que los que jam¨¢s concibieron la necesidad de dar digna sepultura a los fusilados del franquismo consideran aberrante que al dictador se le retire de una localizaci¨®n celebratoria. Si hubiera de ser as¨ª, exigen, a modo de consolaci¨®n, el derecho de la familia a colocarlo en la catedral de la Almudena. M¨¢s c¨¦ntrico imposible y a expensas de que los nost¨¢lgicos de la dictadura puedan ir all¨ª a organizar sus aquelarres. Todo ventajas.
La presidenta se escuda en la Constituci¨®n para expresar estas majader¨ªas, y, en un requiebro inaudito, echa mano de un argumento guerracivilista para emprenderla contra aquellos que supuestamente impiden la reconciliaci¨®n entre espa?oles. ?Quemaremos las iglesias de los barrios aquellos que deseamos que Franco desaparezca cuanto antes de su mausoleo? Las iglesias de los barrios, conviene recordar, fueron en esos a?os de la Transici¨®n que, seguramente, la presidenta venera, templos de curas rojos que detestaban la connivencia de sus autoridades eclesi¨¢sticas con el dictador. En cuanto a la defensa de la sensibilidad de los niet¨ªsimos del general, entiendo que en la consideraci¨®n con que la prensa rosa siempre les ha tratado, y en la herencia que la democracia les ha permitido atesorar, encontrar¨¢n el mayor consuelo al desgarro que les provoca este pa¨ªs de desagradecidos.
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