Repliegue y orgullo

Sin duda conocer¨¢n ya ese interesante v¨ªdeo en el que Daniela, una peque?a estudiante, pregunta al alcalde de Madrid qu¨¦ har¨ªa si tuviera que elegir entre donar dinero a la catedral de Notre Dame o para replantar el Amazonas. ¡°A la catedral de Notre Dame¡±, contesta veloz Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida, ante la sorpresa may¨²scula y elocuente de su infantil audiencia. ?Por qu¨¦, si es el pulm¨®n del mundo y est¨¢ ardiendo?, preguntan los ni?os. La respuesta del alcalde a este falso dilema es clara: Notre Dame ¡°es el s¨ªmbolo de Europa, y nosotros vivimos en Europa¡±.

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?Donar a Notre Dame o al Amazonas? Mart¨ªnez-Almeida va a Telemadrid a que lo examinen los ni?os

El contraste entre la imaginaci¨®n infantil, capaz de proyectarse m¨¢s all¨¢ de nuestro estrecho mundo, frente a la de Almeida, anclada en lo local, quiz¨¢ haya sorprendido a algunos. Aquella obedece a la l¨®gica de la empat¨ªa, mientras que el alcalde se adhiere a ese provincianismo kitsch tan nuestro, siempre agarrado al enaltecimiento de lo propio. Sin ser conscientes de ello, los ni?os plantean una argumentaci¨®n m¨¢s sofisticada, pues son capaces de identificar lo que compartimos a pesar de la distancia: el valor de una biodiversidad que necesitamos, pues el Amazonas es el amortiguador de emisiones de carbono m¨¢s importante del planeta. Al hacerlo una preocupaci¨®n nuestra, mostramos el amor y el cuidado por la humanidad.

La respuesta del alcalde no es inocua, pues sabe que, defendiendo una catedral cristiana como s¨ªmbolo de Europa, activar¨¢ el sentimiento de arraigo y orgullo de mucha gente. El alcalde utiliza el monumento como frontera para resignificar la idea de Europa: en su formulaci¨®n conservadora, ya no destaca por su vocaci¨®n universalista, sino por ser expresi¨®n del particularismo, aun disfrazado de pseudocosmopolitismo. Proteger nuestro famoso ¡°estilo de vida¡± es el mantra conservador ante el v¨¦rtigo que nos genera que el orden global desplace su centro de gravedad hacia Asia. C¨®mo respondemos a este redimensionamiento explica nuestra mirada hacia el mundo, toda vez que hemos dejado de reclamar la m¨ªmesis con nuestro modelo, como ocurri¨® tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, aunque sigamos sojuzg¨¢ndolo desde la jerarqu¨ªa moral de quien se sabe en el espacio m¨¢s libre e igualitario del globo. Este contraste entre repliegue y orgullo llev¨® a Trump a la Casa Blanca, y es el discurso que explota Almeida. El v¨ªdeo ha generado risas en las redes, pero Almeida sabe bien lo que pregona: aislacionismo, autenticidad, la Europa-fortaleza, una pol¨ªtica identitaria con la religi¨®n como base del repliegue reaccionario, la f¨®rmula m¨¢gica para identificar y negar al contrario. No nos enga?emos: es un agarradero en tiempos de incertidumbre, y se necesita algo m¨¢s que la carcajada para desarticular un mensaje tan poderoso.