Tiros al cazador y al periodista
La noticia de que G¨®mez Sequeira proyecta crear un museo con miles de piezas abatidas ha provocado quejas de los lectores contra el cazador pero tambi¨¦n contra el redactor por falta de contexto
La noticia de que un viejo cazador, Marcial G¨®mez Sequeira, franquista ¡°con orgullo¡± y condenado por fraude fiscal, proyecta crear en Extremadura el mayor museo del mundo con miles de piezas abatidas de 420 especies, algunas protegidas, ha levantado una inusitada oleada de furibundas reacciones de los lectores. La mayor¨ªa, contra el protagonista, pero otros se han sentido molestos porque EL PA?S, comentan, no debiera difundir este tipo informaciones de manera as¨¦ptica, sin sentido cr¨ªtico. El autor responde que el trabajo del periodista es dar noticias ¡°y que los lectores piensen lo que quieran¡±. Algunos lo han hecho por escrito y con dureza.
El texto se difundi¨® el domingo en la edici¨®n digital y, a media tarde del lunes, era la segunda m¨¢s le¨ªda y estaba acompa?ada de casi 1.500 comentarios de los lectores. La pieza incluye frases del protagonista de este tenor: ¡°Hace tres a?os intent¨¦ calcular el tiempo que he pasado cazando. Me sal¨ªa que he estado pegando tiros, las 24 horas del d¨ªa, durante 11 a?os y tres meses de mi vida. Sin parar, pegando tiros¡±.
Al describir al personaje, el firmante del texto, Manuel Ansede, se?ala: ¡°G¨®mez Sequeira, subraya, no es socialista. Es franquista y no lo esconde: lo proclama con orgullo. El hombre que manejaba el 52% de Sanitas lleva una bandera rojigualda con el ¨¢guila de San Juan pegada a su iPhone, justo encima del logo de la manzana¡±. M¨¢s adelante, el rico empresario se refiere as¨ª a la decisi¨®n judicial que imput¨® a un expresidente del Real Madrid por fraude electoral: ¡°Consigui¨® una jueza de esas que igual te dicen que se exhume el cad¨¢ver de Franco que te dicen que no valen los votos por correo¡±.
Las cr¨ªticas de los lectores, tanto en la web como en mensajes enviados al Defensor del Lector, se dividen en dos grupos. Los m¨¢s numerosos abominan del cazador, de sus safaris ¡ªque ¨¦l denomina ¡°las cruzadas¡±¡ª y del proyecto muse¨ªstico, pero otros muchos se han sentido heridos porque EL PA?S publique el tema y lo haga sin contexto ecol¨®gico o pol¨ªtico.
Pablo Fern¨¢ndez, por ejemplo, se?ala que el peri¨®dico ¡°deber¨ªa aclarar por qu¨¦ se ha dedicado tanto espacio a esta noticia y por qu¨¦ se ha empleado ese tono¡±. Critica al respecto que el v¨ªdeo de la noticia se titule ¡°El Arca de No¨¦ de la Caza¡± ¡ªla colecci¨®n es descrita en el texto como ¡°una especie de Arca de No¨¦ con los animales disecados¡±¡ª y que se hable de ¡°animales formato alfombra¡±. Para Juan Rosique, es ¡°todo un publirreportaje¡±, mientras Alejandra Freund se pregunta: ¡°?En qu¨¦ cabeza cabe hacerle propaganda a un franquista confeso, matarife, cazador y encima empresario corrupto de la sanidad privada?¡± Otros coinciden en lamentar que la pieza se publique bajo el ep¨ªgrafe de ¡°Ciencia¡±.
El autor del texto contesta que la informaci¨®n es nueva, noticiosa, de inter¨¦s, y que cuenta datos biogr¨¢ficos negativos del protagonista, como su condena. Es cierto. El texto tiene un indudable valor informativo. ¡°?De verdad es necesario a?adir algo m¨¢s?", se pregunta el periodista.? "?Hay que decirle al lector lo que tiene que pensar? Creo que nuestros lectores son inteligentes y saben pensar solos a partir de datos fidedignos. Mi trabajo es dar informaci¨®n, no a?adir mi opini¨®n¡±.
En efecto, ni se debe mezclar informaci¨®n y opini¨®n ¡ªlo proh¨ªbe taxativamente el Libro de Estilo¡ª ni hay que decirles lo que tienen que pensar. No lo necesitan. Pero, a la vista de los comentarios, quiz¨¢s s¨ª es conveniente aportar toda la informaci¨®n disponible con el contexto adecuado. Tambi¨¦n lo dice el Libro de Estilo en su segundo principio ¨¦tico: ¡°EL PA?S se esfuerza por presentar diariamente una informaci¨®n veraz, lo m¨¢s completa posible, interesante, actual y de alta calidad, de manera que ayude al lector a entender la realidad y a formarse su propio criterio¡±.
Para formarse ese criterio, seguramente habr¨ªa sido m¨¢s adecuado contextualizar la informaci¨®n. Contar, por ejemplo, si algunos animales disecados ¡ªcomo un oso polar de Canad¨¢ o un rinoceronte blanco de Angola¡ª son especies protegidas y si lo eran o no cuando los mat¨® G¨®mez Sequeira. O destacar ¡ªse puede hacer sin incluir opiniones¡ª lo anacr¨®nico del uso de simbolog¨ªa franquista y la admiraci¨®n por el dictador 44 a?os despu¨¦s de su muerte. O resumir esa decisi¨®n judicial sobre el Real Madrid para no pasar sin datos semejante descalificaci¨®n global de los jueces.
Ansede, que recuerda que es veterinario, me dice: ¡°?De verdad es necesario llamar a una organizaci¨®n animalista para que diga que no le gustan las cacer¨ªas de tigres y leones?¡±. Quiz¨¢s la respuesta se la da el lector Julio Villanueva: ¡°No entiendo c¨®mo puede publicar EL PA?S este disparate sin el menor sentido cr¨ªtico y de rechazo a un individuo que no ha dudado en cazar especies protegidas¡±.
Juzguen ustedes.
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