Mediterr¨¢neo vulnerable
Los pa¨ªses de esta regi¨®n deben abordar conjuntamente la emergencia clim¨¢tica
Adem¨¢s de una historia y una cultura compartida, los pa¨ªses del Mediterr¨¢neo tienen ahora un desaf¨ªo com¨²n que abordar de forma urgente y coordinada. La regi¨®n mediterr¨¢nea ser¨¢ una de las m¨¢s afectadas por el cambio clim¨¢tico, seg¨²n un informe del Instituto Mediterr¨¢neo de Biodiversidad y Ecolog¨ªa. M¨¢s de 500 millones de personas se ver¨¢n afectados en los pr¨®ximos a?os por el aumento del nivel del mar, la desertificaci¨®n y la falta de agua dulce en unos pa¨ªses que ya ahora sufren un notable estr¨¦s h¨ªdrico. El informe, presentado en el encuentro de la Uni¨®n por el Mediterr¨¢neo, alerta de que los efectos del calentamiento global son aqu¨ª m¨¢s intensos y m¨¢s r¨¢pidos que en otros lugares. Si en el conjunto del planeta la temperatura media ha subido un grado respecto de los niveles preindustriales, en la regi¨®n mediterr¨¢nea ha subido ya 1,5 grados y si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, a final de siglo puede llegar a subir 3.8 grados.
La extrema vulnerabilidad de la regi¨®n ante la emergencia clim¨¢tica obliga a modificar la agenda pol¨ªtica de cada pa¨ªs para adoptar medidas internas y establecer sistemas de cooperaci¨®n con los que hacer frente a este destino compartido. El desaf¨ªo que representa para la econom¨ªa y los modos de vida exige medidas preventivas en dos direcciones: una mayor exigencia en la reducci¨®n de las emisiones para evitar llegar al peor de los escenarios y adelantarse a los efectos que ya son inevitables con planes de contenci¨®n que permitan mitigar los efectos.
La alteraci¨®n de los ecosistemas puede cambiar las condiciones de vida de millones de personas, especialmente en las zonas costeras. El efecto inmediato del calentamiento ser¨¢ la desertificaci¨®n de amplias zonas ahora f¨¦rtiles. El levante y el sur espa?ol figuran entre los territorios m¨¢s afectados y en consecuencia, las actuales carencias h¨ªdricas se acentuar¨¢n. La falta de agua dulce y el aumento de temperaturas, con oscilaciones t¨¦rmicas extremas, pueden provocar desplazamientos forzosos de poblaci¨®n. La acidificaci¨®n del agua del mar reducir¨¢ al mismo tiempo las reservas de pesca y la salinizaci¨®n de los deltas restar¨¢ tierras de cultivo, lo que puede dar lugar a crisis alimentarias dif¨ªciles de afrontar. Cada familia que se vea obligada a abadonar las tierras que ahora cultiva, ser¨¢ un productor de alimentos menos y pasar¨¢ a engrosar las necesidades de suministro de las grandes urbes o de los campos de desplazados.
Semejante escenario debe mover a los Gobiernos de los pa¨ªses mediterr¨¢neos a coordinar esfuerzos para afrontar unos cambios cuyo potencial desestabilizador no deben minimizar. Puesto que van a estar entre los m¨¢s perjudicados deben unir fuerzas y desplegar una diplomacia conjunta orientada a que los pa¨ªses m¨¢s contaminantes reduzcan sus emisiones y se cumpla el acuerdo de Par¨ªs.
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