Narcisismos
No es lo mismo matar personas que animales, pero el acto de matar es el mismo en ambos casos
Estoy seguro de que Jon Bienzobas, el asesino, entre otros, del presidente del Tribunal Constitucional Francisco Tom¨¢s y Valiente, y Marcial G¨®mez Sequeira, el m¨¦dico y empresario madrile?o (expresidente de Sanitas) que presume de haber matado miles de animales de hasta 420 especies diferentes, varias de ellas en peligro de extinci¨®n, se creen en las ant¨ªpodas ideol¨®gicas, pero no est¨¢n tan lejos. Les une el desprecio por la vida, ya sea la de quien piensa de forma distinta a ¨¦l (Bienzobas), ya sea la de los que considera seres inferiores (G¨®mez Sequeira).
Ya s¨¦ que no es lo mismo matar personas que animales. Pero el acto de matar es el mismo en ambos casos, por m¨¢s que el cazador lo justifique con argumentos de todo tipo, desde el deporte a la tradici¨®n venatoria, tan antigua como la humanidad. En el fondo de ese acto de violencia que es despojar de la vida a otro ser hay un profundo instinto animal que hace que quien lo ejecuta se sienta superior al otro. Y m¨¢s cuando se realiza sin necesidad, pues no es en defensa propia ni para comer.
Pero es que hay adem¨¢s otra cosa que une a Bienzobas y a G¨®mez Sequeira pese a que uno sea etarra y el otro franquista, uno asesino y el otro cazador de bichos. Y es el narcisismo con el que ambos se manifiestan, el primero atrevi¨¦ndose a exponer su ¡°obra art¨ªstica¡± carcelaria (pinturas y esculturas que producen verg¨¹enza ajena independientemente del pasado de su autor) y el otro posando orgulloso rodeado de sus trofeos cineg¨¦ticos, que al parecer pretende exponer en un museo en Extremadura. Viendo la ¡°obra¡± pict¨®rica de Bienzobas y el museo de los horrores que albergan los pabellones de la mansi¨®n madrile?a del m¨¦dico coleccionista de taxidermia uno comprende mejor sus patolog¨ªas, en las que el narcisismo juega un papel importante ?O qu¨¦, si no, mueve a los dos personajes a mostrar sus ¡°obras¡± y a presumir de ellas sin arrepentimiento; al contrario, jact¨¢ndose, uno, de su pasado como terrorista y el otro, de haber empleado ¡°11 a?os y tres meses de mi vida, 24 horas al d¨ªa, sin parar, pegando tiros¡± (EL PA?S, 6/10/2019)?
En ambos casos, no obstante y contra lo que podr¨ªa esperarse, su narcisismo ha encontrado eco en instancias p¨²blicas que, pese a la distancia ideol¨®gica entre sus dirigentes (el Ayuntamiento de Galdakao, en manos de EH Bildu, y la Junta de Extremadura, socialista), han coincidido en considerar dignas de inter¨¦s ambas colecciones, la de pintura y escultura del terrorista preso y la de animales disecados del compulsivo cazador madrile?o. Se comprende en el caso del primero (por m¨¢s que diga, EH Bildu sigue siendo el brazo pol¨ªtico de ETA, o de lo que queda de la organizaci¨®n), pero se entiende menos en el del segundo, esa Junta extreme?a socialista a la que ideol¨®gicamente se la podr¨ªa suponer a a?os luz del cazador que, junto a sus trofeos cineg¨¦ticos, cuelga un retrato al ¨®leo de Franco del tama?o del ?u dorado que mat¨® en Sud¨¢frica en una de sus ¡°cruzadas¡±, como llama a sus cacer¨ªas Sequeira.
Dec¨ªa el naturalista F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente que el hombre que disfruta matando animales acaba siendo peligroso para los de su especie. Del que ya lo es poco hay que decir, como no sea que debe estar a recaudo de la justicia. En ambos casos, estar¨ªa bien que su narcisismo no traspasara el ¨¢mbito de la privacidad y menos con dinero p¨²blico. La obscenidad moral que supone no hay nada que pueda justificarlo.
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