Diez secuestrados, un alba?il chapucero y la boda de Nadal
La fortaleza del siglo XVI donde se celebrar¨¢ la boda del genial tenista guarda la historia de las invasiones corsarias a la isla de Mallorca y la venta del patrimonio nacional
Rafa Nadal, Gareth Bale, Rudy Fern¨¢ndez o Helen Lindes quiz¨¢ no lo sepan, pero la impresionante fortaleza mallorquina frente al mar Mediterr¨¢neo donde se casaron o tienen previsto celebrar sus bodas es consecuencia directa de diez secuestros y un alba?il chapuzas. Desde el siglo XVI y hasta bien entrado el XVII, los ataques sarracenos a las costas de Mallorca, y m¨¢s en concreto a las del municipio de Pollen?a, se sucedieron con una enorme intensidad. Incluso, est¨¢ constatado el desembarco en las playas de la cercana S¨®ller de unos 1.800 corsarios en 1561, aunque finalmente fueron derrotados por las tropas de capit¨¢n Joan Angelats. No obstante, volvieron a intentarlo en 1613, en esta ocasi¨®n tambi¨¦n sin ¨¦xito, pero lograron secuestrar a diez vecinos. As¨ª que el juez Gabriel Martorell propuso al Ayuntamiento levantar una fortaleza defensiva, algo que el Consistorio aprob¨® aprovechando que el virrey visitaba la zona y le pod¨ªan sacar unas perras. En 1622 comenz¨® la edificaci¨®n de la Fortaleza d¡¯Albercuix (Sa Fortalesa, como se la conoce actualmente), donde se casar¨¢ el pr¨®ximo 19 el tenista Rafa Nadal y Mar¨ªa Francisca Perell¨®, bien es verdad que las aspilleras, saeteras, troneras y ca?ones que lo proteg¨ªan inicialmente han sido cambiados por ¨¢reas porticadas, jardines, paseos y grandes salones con vistas al pl¨¢cido mar.
La fortaleza ¨Cen realidad un conjunto de edificaciones unidas por galer¨ªas y jardines¨C se levanta a unos 45 metros de altura sobre el nivel del Mediterr¨¢neo. Fue dise?ada por el ingeniero Antonio Saura y construida por un maestro alba?il llamado Gabriel Ballester, que tard¨® unos tres a?os en completar su desastrosa obra. Cuando se cumpl¨ªa poco m¨¢s de un a?o de su inauguraci¨®n, todo se derrumb¨®. As¨ª que el virrey, que hab¨ªa puesto ya 1.800 libras, envi¨® al capit¨¢n de Infanter¨ªa Miguel Govierno y al propio Saura a investigar qu¨¦ hab¨ªa pasado. Su informe no dejaba lugar a dudas: el maestro alba?il era el responsable del desastre por no seguir los planos de Saura, que l¨®gicamente no se iba a culpar a s¨ª mismo. A Ballester no le dejaron decir nada. Para reparar la edificaci¨®n, se acord¨® incautar todos los bienes del alarife mallorqu¨ªn, pero era insolvente y, adem¨¢s, el Ayuntamiento no ten¨ªa demasiados fondos para suplir la financiaci¨®n, por lo que dieron por terminadas las obras hasta mejor ocasi¨®n. Los piratas, a lo mejor, no volv¨ªan... Tuvo que pasar medio siglo para que nuevamente se dispusiera de oro suficiente para retomar los trabajos. En 1684 se volvi¨® a celebrar su inauguraci¨®n, pero en 1850 todo presentaba ya, otra vez, un estado ruinoso y a Ballester ya no se le pod¨ªa culpar.
A la fortaleza ¨Co lo que quedaba de ella¨C se acced¨ªa atravesando un dintel cruzado por una l¨¢pida donde se lee: ¡°Reynando Carlos II y siendo virrey y capit¨¢n general Emanuel Sentmenta y de Lazuna, se hizo este ex¨¢gono en 1684¡±. El poli¨¦drico edificio central, que incluye un patio interior, estaba rodeado por un foso con parapeto, que es donde se escond¨ªan los fusileros por si volv¨ªan los bucaneros. Contaba, adem¨¢s, con varias edificaciones dispersas, donde se ubicaban los ca?ones, y una sola entrada con puente levadizo por la misma raz¨®n corsaria.
En 1919 el pintor argentino Roberto Ramaug¨¦ compr¨® aquellos restos por 45.000 pesetas, los reform¨® y decor¨®, encarg¨¢ndole al escultor Josep de Creeft todo tipo de elementos ornamentales, que inclu¨ªan bellas columnas para los jardines. Sa Fortaleza se convirti¨® de esta manera en el lugar perfecto para que destacados artistas de la ¨¦poca disfrutaran de los placeres de la vida. All¨ª, por ejemplo, Andr¨¦s Segovia deleitaba a los invitados con su guitarra en las tardes de los felices a?os veinte, mientras Joaqu¨ªn Sorolla se inspirar¨ªa o pintar¨ªa algo cuando todos se iban a dormirla.
Sin embargo, el estallido de la Guerra Civil provoc¨® que la fortificaci¨®n fuese ocupada en 1936 por los militares franquistas, que la adaptaron a sus necesidades marciales (ya no hab¨ªa sarracenos, pero s¨ª republicanos). No fue hasta 1984, y tras un largo proceso judicial, cuando volvi¨® a manos de los herederos de Ramaug¨¦, si bien cuando fueron a tomar posesi¨®n el conjunto hab¨ªa sido expoliado y las esculturas de De Creeft eran historia. Volver a empezar.
La belleza y exclusividad de esta finca de 87.000 metros cuadrados ¨Cse levanta sobre un cabo declarado Paisaje Pintoresco desde 1973 (Punta de l¡¯Avan?ada) y solo se puede acceder a ella por una estrecha carretera o por mar¨C? llam¨® la atenci¨®n de los inversores. Un lord ingl¨¦s y miembro del Parlamento brit¨¢nico, James Upton, la adquiri¨® en 2011 por unos 40 o 50 millones de euros y desde entonces la alquila para fiestas, bodas y comuniones.
Mientras, el Ayuntamiento de Pollen?a anda algo molesto, porque es imposible visitarla sin pasar por caja, aunque el conjunto est¨¦ declarado Bien de Inter¨¦s Cultural desde 1946. El concejal de Cultura, Josep Marquet, reconoce que est¨¢n en negociaciones con la propiedad para abrirla "algunos d¨ªas al p¨²blico". El alquiler del conjunto ronda las 34.000 libras esterlinas diarias (m¨¢s de 39.000 euros), una cifra nada despreciable, porque los legajos de su construcci¨®n en el siglo XVII hablaban de que cost¨® levantarlo unas 2.200 libras espa?olas. Pero era otra ¨¦poca, la verdad.
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