Operaci¨®n de est¨¦tica de genitales: sexo recauchutado
Somos diversos, pero aspiramos a que nos fabriquen en serie
Las operaciones de est¨¦tica de genitales crecen cada a?o. Modificamos nuestro cuerpo rest¨¢ndonos singularidad. ?Por qu¨¦ no admitimos nuestra propia singularidad?
En esto de la sexualidad, uno de los factores que m¨¢s nos limita, es nuestra incapacidad para entender que cada persona tiene un cuerpo diferente. Las mujeres apenas estamos en ello, cada vez somos m¨¢s las que reivindicamos nuestro santo co?o y aprendemos que la de enfrente tiene otro igual de sagrado. Los complejos los padecemos tanto las mujeres como los hombres. Y en todos los casos con los mismos mediocres argumentos: queremos parecernos a los que nos rodean porque admiramos m¨¢s a los dem¨¢s que a nosotros mismos. Somos personales, diferentes e intransferibles. Somos diversos, pero aspiramos a que nos fabriquen en serie.
Seg¨²n datos facilitados por la Sociedad Espa?ola de Cirug¨ªa Pl¨¢stica, Reparadora y Est¨¦tica (SECPRE), en el a?o 2010 ni siquiera se ten¨ªa constancia del inter¨¦s por la est¨¦tica genital, sin embargo, nueve a?os despu¨¦s, esta supone m¨¢s del 3% del total de las intervenciones de est¨¦tica. Vagina y ano en mujeres y m¨²sculo tensor del pene y, tambi¨¦n, ano en hombres, son los ¨®rganos m¨¢s operados. Las operaciones de mama van por libre. Hasta hace bien poco era casi impensable que los hombres pudieran someterse a operaciones de est¨¦tica de pecho y, sin embargo, ya ni siquiera se contabilizan por separado: un 50% de las operaciones de est¨¦tica fueron de mamas. Ellas aumentaron, ellos disminuyeron. Tambi¨¦n sabemos que la operaci¨®n de est¨¦tica m¨¢s demandada por los hombres es el corte del tend¨®n suspensor del pene. La operaci¨®n, en torno a unos 10.000 euros, consigue alargar el pene hasta cinco cent¨ªmetros. Al a?o se realizan unas 15.000 intervenciones de este tipo en todo el mundo. Algunas de esas reconstrucciones f¨¢licas ofrecen redistribuir grasa extirpada del abdomen para aumentar, tambi¨¦n, el grosor del miembro. Me encantar¨ªa entrevistar a las parejas de estos hombres; ardo en deseos en conocer sus opiniones al respecto.
Las gluteoplastias, o aumento de gl¨²teos tambi¨¦n triunfan. Desde que Kim Kardashian retransmitiera su vida, incluyendo sus intervenciones quir¨²rgicas, los espa?olitos nos hemos animado a jugar con nuestro culo. Un 30% de las operaciones de est¨¦tica tienen que ver con ¨¦l, tanto masculinos como femeninos. Pero asumamos, tambi¨¦n, que las operaciones genitales puede que sean la ¨²nica soluci¨®n de algunos problemas. Una curvatura del pene, por ejemplo, puede impedir tener relaciones sexuales. Y en estos casos, no queda otra que tratarlo: "Casi un 2% de la poblaci¨®n masculina padece la enfermedad de Peyronee, un pinzamiento de los cuerpos cavernosos del pene que provoca una curvatura que, en algunos casos, impide tener relaciones sexuales", cuenta Eduard Garc¨ªa Cruz, andr¨®logo. "De hecho, una de las pruebas de que la persona necesita la intervenci¨®n viene dada porque la pareja certifica que sufre durante las relaciones sexuales". Pero tambi¨¦n la autoestima tiene mucho que ver en estas operaciones, porque muchos hombres que padecen estas curvaturas sienten un rechazo absoluto hacia sus penes. "Tengo un paciente que reconoce que ni siquiera se la toca porque siente asco de ella. El pene forma parte de nuestro refugio como hombres y cuando ocurre algo con ¨¦l, hay muchos hombres que lo llevan fatal".
La autoestima est¨¢ detr¨¢s de la mayor¨ªa de las operaciones de est¨¦tica. La educaci¨®n sexual basada en el porno ha hecho proliferar la necesidad de tener la vulva de la Nancy, el pene de Nacho Vidal y las tetas de Lily Ivy. Un 15% de personas menores de 20 a?os demanda cirug¨ªas est¨¦ticas, y las de los ¨®rganos sexuales va en aumento. La cosa se pone tan fea que existe hasta material did¨¢ctico a disposici¨®n de los profesores para educar a los j¨®venes a partir de los 12 a?os para que entiendan que su cuerpo es diferente por el simple hecho de existir. Los cuerpos recauchutados a los que aspiran no pueden ser el futuro, de ah¨ª esta gu¨ªa educativa que propone hasta debates en clase sobre la necesidad de cambiar el cuerpo. Hemos llegado al punto de tener que explicar en los institutos que la cirug¨ªa est¨¦tica no es ning¨²n juego. Luchar contra la mediocridad y la frivolidad es tambi¨¦n educar sexoafectivamente.
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