El asteroide que no era
Ceres, el primero y mayor de los asteroides, fue ascendido recientemente a la categor¨ªa de planeta enano
Nos pegunt¨¢bamos la semana pasada c¨®mo ser¨ªan realmente las ¡°sirenas¡± de Tit¨¢n si sus g¨¦lidos mares de hidrocarburos albergaran formas de vida evolucionadas. Esto es lo que opina Ellen Ripley al respecto:
¡°Las sirenas de Tit¨¢n ser¨¢n min¨²sculas, transl¨²cidas y lentas, extremadamente lentas de movimiento. Y oler¨¢n a gasolina, ese aroma penetrante y aturdidor que los ni?os de antes busc¨¢bamos en la moto de pap¨¢, igual que en el tubo de Imedio. Ser¨¢n min¨²sculas y lentas porque un metabolismo anaer¨®bico estricto de los hidrocarburos all¨ª presentes rendir¨¢ poca energ¨ªa y con poca energ¨ªa no se podr¨¢ crecer mucho ni diversificar mucho ni correr mucho, como sucedi¨® aqu¨ª en la Tierra antes del Gran Envenenamiento¡±.
Pero, por otra parte, la baja gravedad podr¨ªa propiciar un crecimiento considerable, aunque lento. Adem¨¢s, la densidad del metano l¨ªquido es aproximadamente la mitad de la del agua, y una criatura marina ha de tener la misma densidad del l¨ªquido en el que vive, para no hundirse ni flotar en exceso.
?Y t¨² qu¨¦ opinas?, como reza el encabezamiento de la secci¨®n de comentarios. ?C¨®mo son tus sirenas de Tit¨¢n?
Algunos lectores han se?alado que en nuestro periplo imaginario por el Sistema Solar en busca de agua y/o vida no hemos visitado todav¨ªa el cintur¨®n de asteroides. Vamos all¨¢, pues.
De asteroide a planeta enano
Parad¨®jicamente, el primer asteroide del que habr¨ªa que hablar, tanto por su importancia hist¨®rica (fue el primer objeto del cintur¨®n descubierto, en 1801) como astron¨¢utica, ya no lo es: el mismo criterio que le retir¨® a Plut¨®n su t¨ªtulo de planeta propiamente dicho, ascendi¨® a Ceres a la categor¨ªa de ¡°planeta enano¡±. Con un di¨¢metro de casi 1.000 kil¨®metros y una gravedad baja pero no insignificante (aproximadamente un 3 % de la terrestre), Ceres es el candidato ideal para instalar, en un futuro (?no muy lejano?) una base fronteriza entre los planetas interiores y los exteriores.
En la superficie de Ceres, un astronauta de unos 100 kilos (con la escafandra incluida) solo pesar¨ªa tres kilos, lo que le otorgar¨ªa una gran operatividad sin el riesgo de que un salto demasiado brusco lo lanzara al espacio, puesto que la velocidad de escape es de unos 1.800 kil¨®metros por hora.
Entre una gruesa capa de hielo en la superficie y un n¨²cleo interior rocoso, algunos astrof¨ªsicos opinan que podr¨ªa haber agua l¨ªquida, mantenida en este estado por una fuente de calor interna. En cualquier caso, la abundancia de hielo acu¨¢tico har¨ªa de Ceres un punto de avituallamiento ideal para hipot¨¦ticas expediciones hacia los planetas exteriores. Y tambi¨¦n podr¨ªa ser el centro de operaciones de una posible miner¨ªa asteroidal sobre la que se ha especulado bastante ¨²ltimamente. Una reciente serie de televisi¨®n, The Expanse, muestra una interesante -aunque cient¨ªficamente poco veros¨ªmil- imagen del planeta enano convertido en conflictiva colonia minera.
?Y t¨² que opinas? ?C¨®mo plantear¨ªas la colonizaci¨®n de Ceres? ?Qu¨¦ ventajas e inconvenientes le ves como base espacial y/o centro minero?
Carlo Frabetti es escritor y matem¨¢tico, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York. Ha publicado m¨¢s de 50 obras de divulgaci¨®n cient¨ªfica para adultos, ni?os y j¨®venes, entre ellos Maldita f¨ªsica, Malditas matem¨¢ticas o El gran juego. Fue guionista de La bola de cristal.
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