El tama?o import¨® hasta que empezamos a decir que prefer¨ªamos otro tipo de sexo en la cama. Afortunadamente, empiezan a escucharnos.
Desde que soy peque?a todo lo que tenga que ver con los test¨ªculos es bueno y demuestra valent¨ªa. Nuestro lenguaje es machista desde el momento que un "co?azo" es algo malo y lo "acojonante" es sublime. Empezamos por ah¨ª y terminamos creyendo que la valent¨ªa se demuestra poniendo los huevos encima de la mesa. Somos machistas, s¨ª. Tenemos expresiones, palabras y lo que es peor, actitudes, que demuestran c¨®mo nos hemos construido. Por eso tengo muchas esperanzas en los cambios que hacemos, no solo en el lenguaje al insultar a los puteros y no a las putas. Adem¨¢s, no descarten que, si se esmeran, alabemos mucho m¨¢s al que la tenga peque?a. Entre mis amigas empieza a correr una informaci¨®n cada vez m¨¢s preciada: "La tiene peque?a; pero no veas c¨®mo lo come".
"El tama?o no importa. Lo que importa es la necesidad que tienen algunos hombres de condensar toda la importancia de su vida sexual en el pene", reconoce Javier Mayor de Castro, adjunto en el servicio de urolog¨ªa del Hospital Gregorio Mara?¨®n de Madrid. Tambi¨¦n cuenta con mucha gracia c¨®mo un paciente suyo, despu¨¦s de pasar por un c¨¢ncer de pr¨®stata con dos intervenciones que afectaron a los m¨²sculos responsables de la erecci¨®n, declin¨® participar en ninguna reconstrucci¨®n de pene. "El caballero hab¨ªa desarrollado sus artes amatorias hasta tal punto que corri¨® la voz entre su c¨ªrculo de amigas con derecho a roce. Mi paciente se hab¨ªa hecho un experto en cunnilingus; entendi¨® que el falocentrismo es justo la sexualidad m¨¢s b¨¢sica".
Precisamente, el glorioso arte del sexo oral es lo que m¨¢s puntos empieza a dar en cuestiones amatorias. Lo de que las mujeres nos contamos todo no es exageraci¨®n. Basta que en un grupo ingrese un miembro nuevo (nunca mejor dicho) para que la primera que se lo lleve a la cama pase el parte al resto. Y la informaci¨®n sobre el cunnilingus es una de las m¨¢s preciadas. Quien mejor lo haga, se lleva el premio. Afortunadamente, no es una cuesti¨®n de tama?o lo que anima a muchos hombres a bajar al pil¨®n. No es que sea un complemento a la ausencia de tenerla grande; cada vez m¨¢s hombres son conscientes de que pocas cosas tan fruct¨ªferas como manejarse en estas lides.
"Lo suyo es a ir a hacer disfrutar a la otra persona. Para buscar placer, te masturbas y ya, porque siempre es mejor una buena paja que un mal polvo. Si tuviera que elegir entre tener un orgasmo o que lo tenga la otra persona no lo dudo ni un segundo: antes darlo. Me siento m¨¢s poderoso que cuando me corro yo". Manu hace a?os que dej¨® de lado todas las masculinidades faloc¨¦ntricas. Para ¨¦l el sexo oral es todo un arte que debe perfeccionarse en cada cita y que debe mejorar cada vez que una pareja repite: "La ¨²ltima vez prob¨¦ con el bigote. Estimul¨¦ a la mujer con la que estaba con los labios, la lengua y el bigote. Fue todo un ¨¦xito".?
Conviene alertar sobre los extensores y dem¨¢s vainas que buscan conseguir alargamientos de pene. Nayara Malnero, sex¨®loga y responsable de Sexperimentando, es una detractora, por ejemplo, de los ejercicios jelquing, esos que arrasan en Internet prometiendo un aumento de tama?o:? "El pene es un conjunto de tejidos que, al llenarse de sangre, aumenta de tama?o. El m¨¦todo jelquing, se basa en estirar, estirar, estirar la piel. Con estos ejercicios no se consigue gran cosa, unos pocos cent¨ªmetros que luego vuelven a su ser, pero mantienen el centro de atenci¨®n en otra cosa que no es trabajar la autoestima de aprender que el tama?o no es importante". Su v¨ªdeo explicativo tiene m¨¢s de 100.000 reproducciones, lo que demuestra que muchos s¨ª creen en la importancia del tama?o.
Sara es una mujer que, gracias a Twitter, consigui¨® quedar con uno de esos cantantes que, para ella, ten¨ªan la voz perfecta para desnudarla. Despu¨¦s de un par de mensajes, quedaron en un hotel. Efectivamente, el amante ten¨ªa una voz magn¨ªfica para el sexo, pero su verga era m¨¢s bien peque?a: "He tenido dos hijas y mi vagina ya no es la misma de una ni?a de veinte a?os, aquello estaba siendo un rollo, as¨ª que, como me gusta mucho el sexo anal, cambiamos de postura. Acertamos; su voz en la nuca mientras suced¨ªa me puso much¨ªsimo".
M¨¢s que nunca, se hace verdad la frase de que el tama?o no importa.
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